1940-1942: Los papeles secretos de Manuel Irujo (y IV)
En la historia del nacionalismo vasco durante la segunda guerra mundial hay un capítulo al que puede definírsele de «tabú»: las relaciones sostenidas por algunos de sus más caracterizados exponentes con los alemanes. De este tema nunca se ha querido hablar y siempre existió, en fechas muy recientes inclusive, un afán disculpatorio cuando ya no abiertamente distorsionador de la verdad. Porque lo cierto es que si hubo nacionalistas que hicieron suyo el naipe germano en la primera guerra mundial, tampoco faltaron los que bogaron en esa corriente durante el conflicto de 1939-45. Con relación a este último período, incluso los muy escasos pero conspicuos representantes de la doctrina de Sabino Arana en el País Vasco francés se dividieron, lo mismo que los de aquí, entre aliadófilos y germanófilos, lo que, de entrada, era muy natural, y hasta si se quiere obligado, ya que todos los Estados y hasta los grupos nacionales europeos compartieron esa política que les garantizaba contar con bazas cerca del ganador de la guerra, fuese quien fuera.
Por: Vicente Talón
Recordemos, en este sentido, y siempre hablando de los vascofranceses, que durante la ocupación los alemanes contactaron con Eugene Goienetche, quien después de haber rechazado durante algún tiempo sus avances, entre otras cosas porque aún estaba viva en él la impresión que le causase el bombardeo de Guernica, acabó por aceptar sus propuestas al convencerse, en sus propias palabras, de que «la única manera de proteger a este país de las múltiples atrocidades que podían cometerse en él en función de los intereses de guerra, era mantener buenas relaciones con los alemanes». Goienetche, que creía que la iniciativa hitleriana de atreverse a los vascos partía del profesor Karl Bouda, famosísimo euskerólogo, y del profesor Best, no menos importante en la misma materia, adoptó la peligrosa senda del colaboracionismo en 1941, preguntándose: «¿Por qué una vez más los vascos debíamos entrar como vencidos en una posible Europa nazi?». O, lo que es lo mismo, igual que Francia había apostado por el triunfo tudesco con el mariscal Petain, y por el de los aliados con De Gaulle, él creía que los vascos, conocidos por su oposición al Reich alemán, igualmente debían contar con un as en la manga de cara a este último.
Tras los sueños del kaiser
Los coqueteos entre ciertos nacionalistas vascos y los alemanes, desde luego, no eran cosa desconocida y Manuel Irujo los empleó, como medida de presión, cerca de los delegados de la Francia libre cuando negociaba con ellos. Así, en su primer pliego de propuestas, les ofreció «elevar una protesta capaz de destruir todo el proyecto alemán de constituir en Francia, o en las dos vertientes pirenaicas, un Estado independiente bajo control alemán», y en la carta dirigida al comandante Hackin, el 21 de enero de 1941, se lee que Hitler estaba tratando de constituir «un principado» que englobase las dos alas del País Vasco, más Navarra, con capital en Bilbao, «idea que ya Acarició el kaiser». Añadíase que el doctor Amende, secretario general de la Asociación de Nacionalidades que funcionaba, antes del estallido de la segunda guerra mundial, en la Sociedad de Naciones (la precursora de la actual ONU), dedicó un gran interés a Euskalerria, en donde estuvo en varías ocasiones manteniendo buenas relaciones con los nacionalistas hasta que éstos descubrieron que era un agente de Berlín.
A continuación, y después de explicar que durante la guerra civil española se fundó en Suiza una revista vasca escrita en alemán, cuyo director fue contactado por los nazis, quienes le propusieron establecer negociaciones secretas con el Gobierno de José Antonio Aguirre, a la sazón todavía operante en Bilbao, afirmaba el documento citado que desde la derrota de Francia existían múltiples signos de que el ocupante trataba de ganarse la amistad de los vascos radicados al norte de la muga: «Los vascos españoles han sido liberados por los alemanes de los campos de concentración, donde les arrojaron las autoridades francesas al final de la guerra... Los obreros vascos expulsados en los últimos meses de las hostilidades de las empresas donde trabajaban han sido reintegrados en sus funciones por los alemanes...». Y para coronar esta tarta se ponía como guinda el rumor, dado por cierto, de que el lehendakari había sido prisionero encontrándose asignado a residencia en las cercanías de Berlín y sometido a una fuerte presión política. «La habilidad de los alemanes consiste en fundir el problema vascofrancés y el problema vasco peninsular, en un solo problema», concluía la carta al comandante Hackin.
Esta línea intimidatoria fue seguida a lo largo de toda la negociación, cobrando especial relieve cuando, siempre en 1941, el «Bukarester Tageblatt», periódico que representaba los intereses alemanes en la capital de Rumania, Bucarest, publicó una serie de artículos sobre el problema vasco y, por extensión, sobre lo que llamaba «las fuerzas centrífugas francesas»: vascos, bretones y flamencos. Se decía allí, de un modo tajante, que los vascos de ambas vertientes pirenaicas constituían una unidad y estos artículos, cualquiera sabe por qué camino, ya que en plena guerra mundial no era fácil comunicar a Bucarest con Londres, fueron traducidos y presentados a la parte negociadora gaullista como una prueba más del riesgo que se corría, de que, más tarde o más temprano, el pueblo de Euskalerria se levantase en favor de los alemanes.
Ignoro hasta qué punto pudieron impresionar estos textos a los franceses, aunque parece que no mucho, puesto que las reivindicaciones de Irujo quedaron en barbecho y, como ya vimos en reportajes anteriores de esta serie, fue imposible constituir una unidad militar autónoma vasca en el seno de las fuerzas gaullistas reduciéndose todo al final a un desdibujado batallón de fusileros de Marina.
Un tema en el que profundizar
Concluiré diciendo que, todavía a estas alturas, la historia del colaboracionismo de ciertos nacionalistas vascos con los alemanes está por escribir. Sobre la misma, sin duda, se guarda información en lo que fueran los archivos del III Reich, pero, que yo sepa, nadie se ha preocupado por expurgarlos en esa dirección. Por el lado del PNV el hermetismo es férreo, aunque no absoluto, siendo de sobra conocido que en esa cuestión se involucró el antiguo diputado alavés Javier Landáburu, a quien se le atribuye la siguiente frase: «Yo juego esta carta y si los alemanes no triunfan en la guerra desaparezco, me voy a Brasil y me quedo el resto de mi vida en un bosque brasileño» (los alemanes, resulta sabido, no triunfaron y Landáburu no se fue al Brasil, simplemente permaneció en París, donde llegaría a ser vicepresidente del Gobierno vasco en el exilio). En esa misma línea actuaron Epalza y otros. No cuatro o cinco individualidades aisladas, sino, como dice Primitivo Abad, que desempeñó un papel importante en aquellos años, «un grupo numeroso» de vascos.
Si el colaboracionismo, por parte de los vascos peninsulares residentes en Francia, acabó en nada, otra cosa cabe señalar del desplegado por los vascos continentales que al beneficiarse de las simpatías alemanas, consiguieron mantener un cierto nivel de actividades políticas, habitualmente maquilladas de culturales, e incluso editaron una revista, «Aintza», que dirigida por Marc Legasse, recogió firmas como las de Larzábal, Lafitte, Labegerie, etc., siendo la plataforma de la que surgió el «Gasteen Batasuna», que enlazaría con el abertzalismo vascofrancés de la postguerra. Además de la actitud proclive, dentro de lo que cabe, a los alemanes le permitió a uno de los nacionalistas ya mencionado, Goienetche, salvar a más de una personalidad del PNV en trance apurado, como el doctor Doroteo Ziáurriz, presidente del Euskadi Buru Batzar, e intervenir en favor de otras, como Luis Álava, jefe de una red de inteligencia que operaba en España al servicio de los aliados, por quien los alemanes hicieron gestiones que no impidieron que, a la postre, fuese fusilado en una cárcel madrileña. También obtuvo que se cancelase la orden de trasladar a Alemania de treinta a cuarenta mil vascos después de que hubiese sido evacuada, por la fuerza, la franja fronteriza donde residían. Goienetche se opuso además a la creación de una Legión Vasca destinada a combatir, en el frente del Este, contra los rusos. De todas maneras él creía que esa idea hubiese resultado «totalmente imposible llevarla a la práctica».
Al acabar la guerra, Goienetche pagó sus personales iniciativas con treinta y siete meses de cárcel. Bien poca cosa habida cuenta de la suerte sufrida por Robert Brasillach y tantos otros que, algunos con menos responsabilidades que las suyas, fueron pasados por las armas. En palabras del padre Iñaki de Azpiazu, que en los frentes galos actuó como capellán del Batallón Guernica: «Al terminar la guerra (Goienetche) fue detenido y tratado de traidor a Francia; aunque en realidad a él eso le importaba un bledo, porque nunca se sintió francés».
Apuntaré, como último dato en esta cuestión que contrariamente a lo que se ha venido diciendo durante muchos años, la persona de mayor jerarquía que trató con los alemanes no fue Javier Landáburu, sino Eliodoro de la Torre, que era consejero del Gobierno de Euzkadi. Eso sí, ahora hay quien no tiene el menor empacho en decir que esas conversaciones fueron «orientadas por los aliados». Un poco increíble, ¿no?
¿Vicente Talón no era aquel tipo que escribió que Gernika la quemaron los rojos?
Publicado por: CAUSTICO | 11/27/2018 en 07:17 a.m.
No me da ninguna fiabilidad este Talón. Además su prosa es confusa y nada científica. No aporta datos fehacientes y me huele todo a tergiversación y a mano negra de intereses espúreos. Creo, además, que este artículo es de esos clasificados como "contamina que algo queda". Muy sibilinamente reclama el máximo castigo para el tal Goienetche comparándolo con un tal Brasillach que fue fusilado, según él, teniendo las mismas "responsabilidades".
Creo que no andaré muy lejos de la verdad si digo que esto es una manipulación histórica interesada y muy probablemente dirigida por intereses españoles de ralea franquista.
Publicado por: Silber | 11/27/2018 en 10:32 a.m.
En temas de espías y doble espías, en difícil saber cómo fue todo, de cualquier manera, en todos los movimientos y pueblos, hay traidores, aprovechados o personas que hacen lo que sea por sobrevivir (y los hay desde casos renombrados, hasta practicamente anónimos), no es nada nuevo, ni siquiera es noticia, ocurre siempre y seguirá ocurriendo, por ejemplo un caso no muy conocido es el de cómo insignies judíos contactaron con Hitler para pedirle que si no sabía que hacer con los judíos presos, los mandase a Israel..., Hitler no lo hizo pues temía que los musulmanes se enfadasen, hay más casos, como el dinero de algunos judíos (algunos eminentes que permitieron que Hitler llegase al poder), personas con sangre judía que lucharon con Alemania, etc., nada nuevo, ni siquiera a este nivel (lo mismo que durante la guerra civil, hubo gente que se vio obligada a luchr con el bando contrario, por que se lo llevaron o con ambos o que siendo republicanos se apuntaron a luchar en Rusia, pues así mejoraban su imagen con el franquismo, nada nuevo).
https://elpais.com/diario/1996/12/03/internacional/849567604_850215.html
Publicado por: Sony | 11/27/2018 en 10:40 a.m.
PARECE QUE LA GUERRA DE LOS LAZOS AMARILLOS EN CATALUÑA TERMINÓ..., SIGUEN PONIENDO MUCHOS LAZOS Y YA CASI NADIE LOS ARRANCA, NI SON NOTICIA, PARECE QUE DE NUEVO EL NACIONALISMO CATALÁN, HA GANADO LA PELEA.
Publicado por: Sony | 11/27/2018 en 01:21 p.m.
Los españoles sí que pusieron los ojos en Hitler, pero éste les despreciaba, empezando por el poco viril genocida.
Los leoneses por ejemplo le hicieron un homenaje a la Legión Cóndor por arrasar Gernika.
Los diarios españoles como EL CORREO seguían con entusiasmo servil y baboso los avances nazis en los campos de batalla.
Y termino con la simpatía y hospitalidad con la que los nacionalistas españoles dieron refugio a jerarcas nazis tras su derrota.
Publicado por: CAUSTICO | 11/27/2018 en 01:53 p.m.
Hace unos días unos perros mataron y empezaron a comerse a dos mujeres por ahí, por España.
Es lo que tiene cruzar razas mil veces y crear perros descerebrados.
Pasa lo mismo con los cavernícolasde la extrema derecha o como se llamen.
Casado y Rivera lanzan carnaza a las bestias y cualquier día la arman.
Es el pan y circo que pide el pueblo. Hoy el lerdo Casado ofrece a sus votantes endurecer las penas a los presos de ETA. Ayer quería centralizar la educación. Mañana es posible que lance la oferta de poner estrellas amarillas, en lugar de lazos, a los catalanes.
De aquí a las elecciones hay mucha carnaza que echar y muchas bestias deseando devorar.
Marca España.
Publicado por: CAUSTICO | 11/27/2018 en 04:48 p.m.
Ver "Los resultados de la consulta popular de Vicálvaro se decantan por la República" en YouTube
https://youtu.be/Vv22j9RvKB0
Publicado por: Sony | 11/28/2018 en 12:59 a.m.
Como en España no ha habido un juicio como hubo en Nuremberg, el franquismo no ha sido depurado. POr eso persiste el franquismo, político y sociológico. En Egpaña todavía hay gente que piensa que el golpe de EStado del 36 y su posterior masacre y genocidio tuvieron justificación. Piensan que Egpaña son ellos, que es de ellos, y que en su finca mandan ellos. Los demás somos basura a reciclar.
Publicado por: Silber | 11/28/2018 en 08:48 a.m.
El tal Talón tendrá que probar y argumentar un poco mejor sus tesis, porque basar la revocación del consenso entre historiadores en rumores (sic) y argumentos del tipo "se le atribuye a menganito tal y cual cosa" son decepcionantemente desacalificadores como historiador, periodista, escritor o juntaletras.
Publicado por: -- | 11/28/2018 en 06:18 p.m.
-Borrell sobre EEUU: "Lo único que hicieron fue matar a cuatro indios"
https://www.google.es/amp/s/www.elplural.com/politica/josep-borrell-ministro-indios-estados-unidos_207151102_amp
Los indios americanos tachan a Borrell de racista por banalizar con su genocidio
https://www.google.es/amp/s/www.lavanguardia.com/politica/20181128/453219072200/indios-americanos-josep-borrell-racista-genocidio.html%3ffacet=amp
Publicado por: Sony | 11/29/2018 en 01:04 a.m.