Los vascos exiliados en el 39, sus, hijos, y los llegados en oleadas posteriores, se han ido situando bien; y han servido a Venezuela, trabajando en su desarrollo desde muy diversos puestos.
Pero su integración, además de no ser fácil, ni rápida —en los primeros años llamaban "traidor" al que comprobaba muebles porque era síntoma de que no creía en un rápido regreso a Euskalerria—, nunca fue total. Siempre estuvo compartida con otra faceta: La nostalgia y el activismo vasquista.
Por proteger estas actividades es, por lo que evitaron mezclarse en conflictos sociales y políticos locales. Desde el primer momento, el de las mayores dificultades y penurias, la aportación de los asilados en Venezuela fue económica.
Pero, además de dinero, hubo otros muchos envíos y actividades de resistencia.
Así nació Radio Euzkadi Libre
Un día salió un anuncio, ofreciendo un emisor de radio de onda corta, anticuado, por ocho o 10.000 bolívares. Un monstruo que ocupaba cuatro metros cuadrados, con una potencia de un kilovatio, que necesitó una antena romboidal del 400 metros de perímetro.
Adquirido a crédito el emisor, hubo que buscarle un acomodo en la costa, en plena selva. Félix Berriozábal, "Elorrio", hoy delegado de una empresa de maquinaria de Mondragón, recuerda: "todos los domingos íbamos a hacer carretera. Allá se fastidiaron todos, ingenieros, arquitectos..."
El ajuste técnico de la frecuencia y la orientación corrió a cargo del ingeniero de comunicaciones José Joaquín Azurza, hoy miembro de la Consejería de Cultura del CGV. Y aquel ajuste, según su compañero de aventura, el arquitecto Zubizarreta "parecía un tratado de basket ball; las ondas tenían que dar el mar en tal punto, en la estratosfera en tal otro, y así, a puro rebote, llegar a Euzkadi".
"Al principio, hubo protestas internacionales, porque las emisiones se metían en las frecuencias reservadas para la aviación, tuvimos corregirlas".
El secreto
Resulta difícil admitir que las autoridades venezolanas, en lustros y lustros de diario funcionar de la emisora, ni la detectasen, ni se enterasen de su emplazamiento. La Guardia Nacional rondó alguna vez las instalaciones, pero tampoco "las vio". Radio Euzkadi Libre, “Euzko Deia”, estuvo funcionando diariamente hasta poco después de la muerte de Franco. Se inauguró con una alocución de José Antonio Aguirre.
En aquel equipo, que formaban jóvenes de Euzko Gaztedi de Caracas en la época, estaban también Jokin Inza, y Alberto Elósegui, al que muchos compañeros consideran el auténtico motor de ésa y de otras iniciativas.
José de Abasolo, periodista, elaboraba los noticiarios tras escuchar los noticiarios de Radio París, de la BBC, y los propios "partes" de Radio Nacional de España.
A pesar de toda esa febril actividad, y del número relativamente amplio de personas implicadas (Iñaki Anasagasti, el hoy ingeniero Jon Mikel Olabarrieta, el locutor Guillermo Ramos, Achurra, que era el guardián de las instalaciones), el secreto se mantenía, al punto de que un "enteradillo" llegó del país y dijo en Euzko Etxea: "sí, estos de Radio Euzkadi Libre que emiten desde Francia"... Y todos a callar, pese a las ganas que más de uno tenía de proclamar orgullosamente su trabajo.
El libro y las revistas
Varios libros editados en Caracas apoyaron la tesis del nacionalismo vasco y desenmascararon los falseamientos históricos lanzados como propaganda por los vencedores de la guerra. Quizás el más famoso fue "Los hijos de Guernica", de Steer, que tradujo Alberto Elósegui. Se vendió la edición completa a un Ministerio venezolano y luego, cuando se habían repartido muy pocos ejemplares a instituciones culturales de la República, se consiguió que el resto —casi toda la edición— fuese regalado a Euzko Etxea de Caracas. Desde allí, se envió a toda Europa, con especial atención a Euzkadi.
Más ligero, y más fácil de distribuir —si se llama facilidad al envío de Caracas a Euzkadi Norte, y el paso clandestino de la frontera hacia el Sur— era la revista "Gudari", impresa regularmente en pequeño formato y en papel biblia, en un taller que todavía existe en el barrio de La Candelaria.
Junto a "Gudari", el "Euzkadi", de Venezuela, —resucitado hace un par de años— y la revista del Euzko Gaztedi local.
La película
Puestos a hacer, los jóvenes vascos de Caracas produjeron un largometraje. Una enorme empresa por el costo, y por el esfuerzo de reunir materiales informativos filmados, dispersos por el mundo.
El guión lo escribieron Jokin Inza, Elósegui, y algunos más. El montaje fue de un técnico profesional. La música la compuso especialmente Iñaki Irureta, ex miembro del conjunto musical azcoitiarra "Los Contrapuntos"; la interpretó a la guitarra Federico Reina. Así nació "Los hijos de Guernica", que todavía, recientemente, representó a Euzkadi en un festival de las nacionalidades en Val d'Aosta.
Todo eso, con dinero recaudado entre la comunidad vasca, sin poder decir para qué. La generosidad ha sido un rasgo básico en el exilio de Euskalerria.
Lucha por Aguirrezabal
En el año 69, Aguirrezabal fue el primer condenado a muerte de ETA. Inmediatamente, los vascos de Caracas se pusieron en acción. Uno de los sacerdotes del Tuy, uno de los más prestigiosos, tenía el mismo apellido, y, ante las autoridades locales, fue su tío. Se empezaron a utilizar amistades, y hubo gestiones del presidente de la República, del Nuncio, del ministro, de Exteriores, de los demás miembros del Gobierno... todos en su favor. Mientras, se organizaban manifestaciones por las calles.
El proceso de Burgos
La misma táctica se usó al año siguiente, con motivo del proceso de Burgos, pero con mayor alcance y espectacularidad. Caldera, entonces presidente, dirigió un mensaje personal a Franco, pidiendo el indulto de los condenados.
Las manifestaciones fueron más espectaculares, terminaron con lanzamientos de "cócteles molotov" a la Embajada española y a las oficinas de Iberia y, aunque las autoridades habían empezado por hacer la "Vista gorda" tuvieron que intervenir. Salió la Policía, hubo palos, una treintena de vascos detenidos y, entre éstos, varias mujeres.
Perico Beitia, Javier Unzurrunzaga e Iñaki Zubizarreta, que se encontraban en los Estados Unidos, iniciaron una campaña. En Carolina del Norte consiguieron que el diputado correspondiente al distrito, un Galliataniakis de origen griego—, protestara en el Congreso.
De allí se dirigieron a Boysse Idaho, donde había una comunidad vasca inmigrada por razones económicas. Y el Congreso y la Cámara de Representantes de Idaho se pronunciaron también contra Franco y en favor de los procesados. Pete Cenarruza constituyó un gran apoyo.
De Boysse, el trío pasó a Oregón, de Oregón a Nevada, de Nevada a California... y establecieron el contacto con el senador Franck Church, que tendría ya con un carácter permanente.
A los tres o cuatro días de la conmutación de las penas, los bares vascos de La Candelaria, eran apedreados desde un "carro" en marcha, por desconocidos. Los "incontrolados funcionaban también en Caracas.
Por: Robert Pastor
DEIA (16, Diciembre 1979)
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