"Ahora valgo poco. Estoy vieja, ciega, reumática. Tengo los días contados. Pero me moriré con las botas puestas. Desapareceré como un pájaro gordo, con la cabeza bien alta". Con estas palabras se manifestaba a DEIA, en marzo de 1978, Maritxu Anatol, una mujer irunesa que durante los seis años que duró la última conflagración mundial arriesgó su vida para salvar la de unas 2.000 personas que huían de la represión nazi en Francia y a quienes ayudó a cruzar la muga de los Pirineos. Como ella misma comentaba, "su vida fue una auténtica aventura", y hoy vuelve a ser noticia porque esa vida se ha extinguido. En Irún, en su vieja y querida Irún, se ha ido definitivamente esta gallarda mujer, "con las botas puestas y la cabeza bien alta". Con el silencio habitual en los verdaderos héroes se ha "marchado" la "Pimpinela Escarlata" vasca. Recogemos en esta página una síntesis de la serie de reportajes que en marzo del 79 publicó nuestro redactor, Vicente Escudero.
Contaba 28 años y era alegre y confiada, cuando en 1936 estalló la guerra civil española. Maritxu se vió obligada a cruzar el puente fronterizo, dejando a sus espaldas Irún para dirigirse hacia Hendaya. Comenzaba para ella una nueva vida en Kontxeshinea, una casa propiedad de su madre, situada a pocos metros del Bidasoa y la Aduana francesa, donde por esas ironías que suele tener el destino llegó a convivir con las tropas alemanas a las que, casi diariamente, burlaba su vigilancia trasladando a muchas personas lejos del alcance nazi.
Intrépida, arrogante, Maritxu comenzó su actividad en la resistencia francesa un día en el que se trasladó a San Juan de Luz en bicicleta y entró en el café Prado. Allí entabló conversación con Alejandro Iribarren, un donostiarra a quien conocía de haber trabajado en la Casa Ciordia; él también era un refugiado vasco y hablaron, hablaron mucho. Ella nos lo recordaba hace poco más de tres años:
"Como yo vivía en Behobia me propusieron que trabajase para la Resistencia. Me dijeron que les podía suministrar informaciones sobre movimientos de tropas alemanas y ayudar a pasar gente al otro lado. Les dije que de acuerdo, y ellos me contestaron que confiaban en mí. Me marché muy contenta del bar".
Comenzaron entonces las andanzas y aventuras de Maritxu Anatol dentro de la "Línea Comet", en la que llegó a ser jefe de zona. Su misión consistía en sacar de Francia a personas perseguidas por la Gestapo o aviadores (americanos, ingleses, rusos, etc.) que habían sido derribados sus aparatos en territorio ocupado por las fuerzas alemanas. Junto a Maritxu se encontraban otros cuatro vascos. El ya mencionado Alejandro Iribarren, Florentino Goicoechea, que vivía en Ciboure; Ambrosio San Vicente y Martín Hurtado, un refugiado político que procedía de Bilbao.
De París a San Sebastián
La operación de la "Línea Comet" comenzaba para Maritxu en París, donde recogía a las personas que debía ayudar a cruzar la muga por Hendaya. Para la "Pimpinela Escarlata" vasca, el trayecto hasta San Juan de Luz "era bastante sencillo''. Viajaban de noche y en tren, utilizando vagones de tercera clase y repletos de viajeros. Las dificultades comenzaban cuando tenían que atravesar San Juan de Luz, porque "era zona libre y traspasarla era de pánico. Había cantidad de chivatos".
Una vez cruzada la población francesa, los fugitivos eran acogidos en casa de Ambrosio San Vicente. El "refugio" estaba en el número 7 de la calle Salagoity, donde Maritxu iba con mucha frecuencia para "llevar huevos, verduras, pescado y todo lo que podíamos recoger en caseríos y tiendas con destino a los refugiados".
La siguiente operación consistía en cruzar a pie la muga. La odisea final comenzaba en el puente de Ciboure, que era cruzado los martes y viernes “porque era cuando se celebraba el mercado en San Juan de Luz”. Después se seguía el camino por Urrugne hasta Biriatou, para terminar en Lizarian, donde se atravesaba el Bidasoa, contando para ello con la ayuda de los hermanos Choperena, que eran naturales de Lesaca y tenían allí un caserío.
Muchas veces el río presentaba unas aguas tranquilas y bajas y se podía vadear a pie, pero en otras ocasiones "había riadas y teníamos que esperar hasta ocho días para pasar a los evadidos. En ocasiones utilizábamos un rudimentario puente articulado hecho de ramas de boj. Una vez concluida la operación, desarticulábamos el puente y escondíamos las piezas entre los matorrales".
Una vida llena de anécdotas.
Así fue la vida de Maritxu Anatol durante los seis años que duró la Segunda Guerra Mundial, y lógico es pensar que este trozo de su vida estará lleno de miles de anécdotas vividas por ella y de cientos de personajes conocidos, como André Mattei, que llegó á ministro francés plenipotenciario, o el príncipe Alberto de Ligne.
Como consecuencia de su entrega a la Resistencia Francesa y a la "Línea Comet", que "sólo falló en dos ocasiones, debido a dos soplos", Maritxu Anatol recibió el reconocimiento y agradecimiento de los ejércitos aliados en certificados firmados por el propio Dwight D. Eisenhower (EE. UU.) y del general Marshall, jefe británico del Aire.
También Francia certificó el buen hacer de Maritxu manifestando que: "Maritxu Anatol es bien conocida de nuestros servicios por la ayuda que ella ha aportado a la causa aliada durante la ocupación alemana. Nosotros podemos afirmar que ha contribuido con su coraje y riesgo de su vida al salvamento de un gran número de aviadores aliados caídos en Francia".
Arriesgó su vida en la Resistencia por humanidad
Maritxu Anatol siempre se ha considerado una mujer apolítica, incluso cuando estaba en la Resistencia francesa no estuvo motivada por cuestiones ideológicas, y mucho menos crematísticas. Lo cierto es que amaba el peligro y entró en la Resistencia por humanidad. "A mí me daban pena esos chicos, los pilotos, y vi que podía ayudarlos. Por eso empecé a trabajar en la “Línea Comet".
Su humanidad y desinterés quedan plasmados en sus propias declaraciones: "Mi testamento ya está escrito —significaba en 1978—; cuando muera no quiero funeral ni entierro. Tampoco quiero que pongan epitafio alguno en mi tumba". Pero su amor a la humanidad que sufre y al riesgo propio eran suficientes para salvar en aquel final del invierno de 1978 los obstáculos de sus limitaciones físicas y agregaba: "Yo, si naciera otra vez haría lo mismo que he hecho, ¡ya lo creo!. Me volvería a meter en la Resistencia. Me gusta el riesgo, la aventura y me fastidia la vida cómoda, la vida muelle".
Ni tan siquiera sintió miedo cuando en varias ocasiones fue detenida e interrogada por los alemanes, claro que Maritxu jamás conoció el miedo. "No, nunca sentí miedo —confesaba en 1978 la pimpinela vasca—. Respeto sí, alguna vez sentí respeto". Cuando era acosada por los alemanes supo eludir todos los interrogatorios, e incluso llegó a pasar una noche en el cementerio, cuando fue avisada de que había sido denunciada.
Luego, con la llegada de los vencedores, tampoco se amedrentó ante el plan conquistador de los yanquis, que "eran soberbios y altaneros". Se enfrentó con ellos, como en una ocasión en la que estando en el café Royalty, de Biarritz, llegó un soldado americano y puso los pies encima de la mesa que ella ocupaba, no atendiendo a la petición de Maritxu para que los quitase. Ante esta situación, ella cogió el soldado por las piernas y lo lanzó contra el respaldo de la silla.
Así fue Maritxu Anatol, temperamental, valiente, gallarda y humana. Jamás pretendió ganar dinero de la resistencia, que según sus propias declaraciones "me ha costado dinero". El mundo supo agradecer su dedicación y entre sus condecoraciones se encuentran la cruz de Guerra, la medalla de la Resistencia, la de la Libertad Americana en colores rojo y azul, la Legión de Honor y un interminable etcétera. Pero no recibió pensión económica alguna, negándosele en un par de ocasiones por quienes años antes le habían condecorado.
Ahora, la "Pimpinela Escarlata" vasca ha cruzado una nueva frontera, la "definitiva". Su vida fue una novela de aventuras, sangre y humanidad. Llevaba la aventura en la sangre, como "el sevillano lleva la torería". Maritxu ha sido la protagonista de una apasionante novela, su propia vida, pero un personaje deliciosamente real. En su última aventura cruzó la "frontera" con el pasaporte legal.
DEIA, 30 de Agosto, 1981
Siempre hay aprobetxategis y los de "por el interés te quiero Andrés". Esta SEÑORA, con mayúsculas, condecorada en un principio por varios países potencias mundiales es después ninguneada y olvidada en un rincón cuando se le niega una compensación económica por los servicios prestado con gran riesgo para su vida. Es una historia injusta que hoy en día se repite. Y que tristemente se seguirá repitiendo.
Quiero reivindicar aquí el papel de muchas personas que durante los años del franquismo y también durante los años de plomo de ETA arriesgaron sus vidas por conseguir y mantener la paz y la libertad en Euzkadi. Tanto para los que estuvieron en la delgada línea roja de la lucha diaria como para los que actuaron en un segundo plano más discreto pero no por ello menos peligroso. Esa labor llevada a cabo bajo un contínuo riesgo de muerte no ha sido nunca (ni creo que lo será) reconocida por quien corresponde. Son carne de cañón, almas en la hoguera. Lo que les queda es la satisfacción personal del deber cumplido y bien hecho en favor de la defensa de la vida de sus semejantes. Eso, eso, no se lo puede quitar nadie.
Publicado por: Silber | 02/14/2019 en 08:20 a.m.
Se suele decir que se continúa vivo mientras alguien te mantiene en su memoria.
Euskadi está bastante afectada por la desmemoria quizás mirando sin cesar a un futuro megachachi y nada a un pasado del que hay que sentirse orgulloso y no tan olvidadizo.
A este respecto genial como siempre el artículo de Blázquez hoy en DEIA sobre la imposición española de un relato ficticio.
Publicado por: CAUSTICO | 02/14/2019 en 09:32 a.m.
Viendo lo que pasa con Cataluña, no se por qué la gente piensa a ver por qué los de Gibraltar no quieren ser españoles..., joder pues está bastante claro, ¿no?.
Publicado por: Sony | 02/14/2019 en 11:35 a.m.
Premio al político más majadero del día que recae en Irene Montero, responsable de la Marca España, que va y dice:
"""Lo del 1 O fue una violación.
Votar es como el sexo. Se hace pero no a la fuerza"""
No aclara la tránsfuga que ahora chupa del bote del PSOE quién coño votó a la fuerza.
Pues eso, majadera.
Publicado por: CAUSTICO | 02/14/2019 en 12:20 p.m.
Igual cuando habla de votar a la fuerza quiere decir sobre la poli que golpeó a los que querían votar, desde luego que cada día se ve que los españoles hablando de democracia..., como que no es su tema fuerte..., igual que si a un japonés le pones a hablar de bacalao al pil pil, como que no....
Publicado por: Sony | 02/14/2019 en 10:52 p.m.
Durísimo editoral de 'The Independent' contra el juicio: "Es peor que un ultraje"
https://www.elnacional.cat/es/politica/editoral-the-independent-juicio-proces_354537_102.html
Publicado por: Sony | 02/15/2019 en 01:01 a.m.
El juicio al ‘procés’, en portada del Financial Times y otros diarios internacionales
https://www.lavanguardia.com/politica/20190213/46440690536/juicio-croces-portada-financial-times-diarios-internacionales.html
Publicado por: Sony | 02/15/2019 en 01:05 a.m.