El diputado del Parlamento británico y conocido comentarista político, señor Vernon Bartlett, que efectuó una gira por España, publicó en el diario 'News Chronicle" un artículo intitulado "La España de hoy", "Corrupción, ineficacia, represiones y terror", en el que afirma que el pueblo español desea verse libre de Franco, pero no quiere sufrir los horrores de una segunda guerra civil.
Escribe Bartlett: "La corrupción e ineficacia no eran desconocidos en la vida española bajo la monarquía o la República; pero nunca llegaron a los extremos actuales, y las sanciones impuestas a los legítimas protestas nunca fueron tan severas. En las ciudades, aunque se prometió al pueblo que le serian suministrados alimentos por medio de tarjetas de racionamiento, no es posible adquirir productos a los precios exorbitantes de la “bolsa negra". El gobernador civil de Málaga ha ordenado que se venda toda la cosecha de patatas a precios exagerados en Sevilla, vista de que su colega sevillano envió toda la cosecha a Málaga.
"De todos modos la situación alimenticia es mucho mejor que hace dos años, pero el pueblo se halla tan exhausto por la guerra civil y sus consecuencias, que un cambio rápido y radical es mucho menos probable de lo que generalmente se espera en el extranjero. La gente con conciencia política tiene dos obsesiones: una es su enemiga a Franco; incluso los magnates republicanos de Detroit se expresan con menos acritud respecto a Roosevelt de lo que hacen los españoles de todas clases acerca del caudillo en su solitario palacio de El Pardo. Pero existe una segunda obsesión: el pueblo anhela liberarse de Franco pero no desea una segunda guerra civil. En su concepto es preferible incluso la más rigurosa censura política y religiosa y el peligro constante de las deportaciones y encarcelamientos, a las miserias, horrores y ruina nacional que supondría un nuevo conflicto sangriento. Sin embargo, sería temerario asegurar que un cambio de régimen en un futuro próximo sólo puede producirse si no existe el peligro de una segunda guerra civil".
Al comparar el Madrid actual con el que conoció durante la guerra civil, dice Bartlett: "Hoy las calles están transformadas y embellecidas. Algunos edificios se encuentran aún en ruinas y se pueden recoger granadas sin explotar en la Casa de Campo. Pero los comercios están abarrotados de público y exhiben en sus vitrinas muchos más artículos de lujo de los que he visto en Nueva York en tiempo de guerra; el Palace Hotel está lleno de gente elegante; había olvidado la existencia de coches tan suntuosos, algunos de ellos con motores de gasógeno y un sorprendente número de gente que logra obtener la gasolina necesaria. La guerra civil y sus horrores están ya muy lejos”.
Sin embargo, Bartlett cree que la guerra civil se mantiene viva en el recuerdo de los españoles: "Queda aun la impresión de que la gente vive atormentada por el terror. Unos temen a los "rojos" y ven comunistas en todas partes. Su terror es tanto mayor cuanto que se sienten culpables de no haber contribuido con su conducta a la reconciliación después de la victoria. Otros temen verse detenidos de nuevo o suprimidos si algún enemigo personal o político los denuncia como elementos subversivos".
Y termina diciendo: "Es terrible descubrir hasta qué extremo cuan profundamente ha corroído la amargura el alma del pueblo español".
Esa debe ser la placidez del franquismo de la que hablaba Mayor Oreja.
Publicado por: CAUSTICO | 04/30/2019 en 07:20 a.m.