EL HOMBRE DE EUZKADI
Tiene cuarenta y un años, una enorme capacidad de trabajo y un deseo siempre expresado de ser el hombre capaz de aunar todas las tendencias dentro del complicado Partido Nacionalista Vasco. Es pamplonica pero dice que siente el nacionalismo vasco desde que tenía trece o catorce años. Viste con elegancia, con trajes importados de Londres, pertenece a la burguesía pamplonica y se le nota la indignación en el rostro cuando alguien afirma que no se puede ser navarro y vasco. Hace sólo ocho años que empezó a aprender euskera y se conoce a la totalidad de los empresarios navarros por sus antiguas vinculaciones empresariales (empresa Sigma de Elgoibar, director general de Eaton Ibérica, director general de Tracsa, «embutidos Mina), y por su antiguo cargo de la Cámara de Comercio de Navarra.
No bebe y fuma tabaco negro. Es Carlos Garaicoechea Urriza, casado con Sagrario Mina y presidente del Consejo General Vasco. Es el hombre que ha sido capaz de aguantar horas, días, semanas de dura negociación con Adolfo Suárez, presidente del Gobierno de España, a la búsqueda de un Estatuto que parecía perdido y que al fin ha ganado. Desde el 18 de julio de 1979 -fecha histórica para España y para el País Vasco- es el hombre de Euskadi, el hombre que tendrá que lidiar con el Estatuto y el hombre que, también, está comprometido en llevar la paz al norte.
El pasado martes 17, la piscina de Moncloa recibía en sus aguas el cuerpo orondo y casi esférico de Jesús María Viana, diputado de UCD por Álava. «Me voy a hacer un largo para refrescarme. Acompáñame y vete contándome.» A la invitación a nadar del presidente Suárez a Viana siguió un diálogo estatutario de disposiciones y competencias a ritmo de brazada de «crowl».
Era la mañana del 17. Se había entrado ya en la recta final de la negociación del Estatuto Vasco, tras quince días de negociaciones en la Ponencia Constitucional, en la Moncloa, entre PNV y UCD. y, ocasionalmente, en alguna habitación del hotel Palace, frente a las Cortes, entre miembros del PNV y otros diputados vascos. En estos tres niveles de negociación, el nudo sustantivo de los encuentros residía, sin duda, en los equipos negociadores de los dos principales partidos. PNV y UCD, que peinaron y lavaron cien veces cada artículo, cada línea y cada palabra del texto. Durante dos semanas, las depende de Moncloa se llenaron de apellidos con muy singulares fonemas en su composición: Arzalluz, Unzueta, Garaikoetxea... Y en una habitación siempre próxima, la gran válvula de seguridad de todo el invento negociador: El presidente Suárez y Carlos Garaikoetxea. Un portavoz del Gobierno lo confirmaría a esta revista: «Sin la presencia y la participación principalísima de ambos líderes, no lo hubiéramos logrado. Suárez y Garaikoetxea dieron una enorme tranquilidad y serenidad en todo momento a los negociadores reales del Estatuto. Todos ellos sabían que ante' cualquier atasco -y hubo muchos- el último cartucho aún estaba en la recámara. Siempre quedaba la última oportunidad de recurrir a ellos, como así ocurrió». Según pudo saber CAMBIO 16, ambos líderes no entraron en la discusión técnica del Estatuto, sino en el significado político de cada uno de los puntos que se negociaban. Ellos negociaron y estudiaron en cada momento el techo que se podía rebasar, la posible actitud de los militares, la posterior presenta cien del Estatuto ante la opinión pública de Euzkadi y del resto del país.
Por fin, el martes 17 a mediodía -a las doce de la noche expiraba el plazo de dos semanas que tenía la ponencia para emitir el dictamen-, Suárez enviaba a Pamplona un avión «Mystere» de la Subsecretaría de Aviación Civil para recoger a Garaikoetxea, que llegaba a Moncloa alrededor de las dos. Era el último tranco de la negociación. Al filo de las seis, por fin se alcanzaba el acuerdo y Garaikoetxea regresaba nuevamente a Navarra, para asistir al funeral de su madre, fallecida el día anterior. En el Congreso, en la ponencia, lo nunca visto: Marcos Vizcaya se fundía en un abrazo con Rafael Arias Salgado, ministro de Relaciones con las Cortes, y con Pedro Pegenaute -que mostraba su satisfacción entre los bostezos producto de una noche en vela-, diputado de UCD por Navarra. El alfiler de corbata con una ikurriña del diputado Vizcaya pasaría a adornar el pecho de Jesús María Viana. Y en el Palace, la izquierda vasca, con Mario Onaindía (EIA), Benegas (PSOE), Lertxundi (PCE) y Bandrés (Euskadiko Eskerra) posan juntos y sonrientes, con tos brazos entrelazados, en foto para la posteridad de los libros de historia, en las que sólo falla el fogonazo de magnesio. Y tras el éxito y el acuerdo, la figura de Garaikoetxea se agiganta en las portadas de la prensa de todo el país.
Pero, ¿quién es este joven político -cuarenta y un años- de carrera meteórica, al que hace escasos meses nadie conocía fuera de Euzkadi y a quien el propio «lendakari» Leizaola reconoció una gran talla política?
Abogado de Pamplona, Carlos Garaikotxea Urriza aprendió a hablar euskera hace muy pocos años, y aún hoy sigue recibiendo clases para perfeccionarlo. En tiempos de la dictadura franquista, acudía a una parroquia pamplonica donde recibía clases de idioma vasco, acompañado de sus hijos -Carlos, de once años; Iván, de nueve años y Mikel, de ocho- y de su mujer Sagrario. Elegantemente vestido -parte de su vestuario lo adquiere en Londres-, Garaikoetxea conoce el latín casi tan bien como Antonio Fontán, conocimiento que le ha permitido leer a los clásicos en su lengua original. Nada vehemente, «porque soy muy británico», según acostumbra a decir, en el partido goza de gran prestigio, y se le considera especialmente hábil para sortear enfrentamientos. Come y bebe con moderación, y después de las comidas suele tomarse una copa de ese delicioso licor de arándanos que los vascos llaman «pacharán». Fuma media docena de ducados al día, le gusta la playa, escuchar música clásica, y se queja de no tener tiempo para ir al cine, que le apasiona, o para tomarse alguna copa con sus amigos de Pamplona.
Trabaja en su despacho de la capital navarra, sobriamente decorado, pero con gran gusto, con tres únicos cuadros en las paredes: una serigrafía de Chillida, un dibujo a plumilla de un rincón típico de la costa vasca y un mapa antiguo de las zonas donde se hablaba euskera hasta el siglo XVIII.
Su vida profesional comienza con la obtención de la licenciatura en la Universidad de Deusto y posteriormente trabaja a las órdenes del industrial vasco Ángel Berazadi, que sería asesinado por ETA.
Negociador inflexible
Su paso por las empresas TRACSA y Motor Ibérica le otorgan ya fama de negociador inflexible, y antes de iniciar su carrera política dirige la fábrica de embutidos Mina. S. A., propiedad de la familia de su mujer. Y pasa, en carrera meteórica, del «foie gras» a la presidencia del PNV casi sin peldaños intermedios. Convencido de la pertenencia de Navarra a Euzkadi, mantuvo desde siempre contactos con movimientos «abertzales« y con intelectuales de corte nacionalista, ideas a las que llega a través de un proceso de reflexión que se inicia a «edad muy temprana, a los doce o los trece años».
Aunque se afilió hace escasos años al PNV, el viejo líder Juan Ajuriaguerra le elevó a los altos cargos del partido «porque a los nacionalistas vascos les resulta imposible pensar en una Euzkadi sin Navarra». Un mes antes de las elecciones generales, en mayo del 77, es elegido presidente del Euskadi Buru Batzar, máximo organismo dirigente del PNV y fue reelegido el 19 de diciembre de I978, tras el segundo congreso del Partido. El 3 de junio pasado obtenía por mayoría absoluta el cargo de presidente del Consejo General Vasco, en sustitución del socialista Ramón Rubial.
La firma del Estatuto
Garaikoetxea, ajuicio de los observadores, es, junto con el presidente Suárez, el gran triunfador del acuerdo obtenido acerca del Estatuto Vasco, en e! que no ha habido ni vencedores ni vencidos." Junto a ellos, aunque en la sombra, otro gran protagonista: Josa Pedro Pérez Llorca, ministro de la Presidencia y artífice principal de las negociaciones junto con Suárez. Él es el autor de las inverosímiles filigranas realizadas para preservar la Constitución de violaciones y el Estatuto de mermas.
Así, en uno de los puntos más delicados, el referente a Navarra, se eliminó el adjetivo «imprescriptible», referente al derecho de Navarra a integrarse en Euzkadi y se señala que la incorporación se decidirá si el pueblo navarro así lo manifiesta, de acuerdo con la Constitución.
Por su parte, la controvertida disposición adicional, que señalaba que la aceptación del Estatuto no significaba la renuncia a los derechos históricos que pudieran corresponderle. se ha añadido la fórmula de actualización de dichos derechos mediante los procedimientos que establece la legalidad vigente. Del artículo dos se ha eliminado la aseveración de que «los poderes del País Vasco emanan del pueblo». Con respecto a la administración de la Justicia, se estructurará de acuerdo con lo previsto en la Ley Orgánica del Poder Judicial, y el presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco será nombrado por el Rey. En síntesis, casi todos los artículos han sufrido alguna ligera modificación, en muchos de ellos solamente para remitir al texto constitucional o al ordenamiento jurídico vigente.
La negociación ha sido, a juicio de todas las fuentes consultadas por esta revista, un verdadero encaje de bolillos, en la que se ha logrado lo que parecía imposible: mantener la sustancia de todas las reivindicaciones del Estatuto de Guernica y hacer compatibles esas reivindicaciones con el texto constitucional.
Según señalaría un diputado vasco a esta revista, «creo que el acuerdo del Estatuto y las cesiones hechas por ambos partidos no son más que el reflejo de otra realidad más profunda: el enorme deseo de vascos y Gobierno de llegar a un acuerdo. Eso es lo que lo ha hecho posible».
Elogios a Suárez
«Creo que este acuerdo -señalaría el lendakari» Garaikoetxea a CAMBI016 es el producto de varios factores imprescindibles. En primer lugar, la voluntad política de los interlocutores de alcanzarlo, y aquí deseo expresar mi reconocimiento a la imaginación, voluntad y coraje desplegados por el presidente Suárez; segundo, al trabajo increíblemente meritorio de los comisionados del PNV y UCD, que tras noches enteras de vela se convirtieron en los auténticos artífices del acuerdo: a la buena disposición de otros grupos políticos, compañeros en la asamblea de parlamentarios vascos que, salvo ciertos gestos de algún oportunista, han apoyado decisivamente nuestro trabajo, y, finalmente, al respaldo y sentido político de nuestro pueblo». Para el «lendakari» vasco el acuerdo significa dar respuesta a las aspiraciones mínimas de autogobierno de un pueblo, la paz para Euzkadi y la estabilidad democrática para todo estado. «Creo -añadió- que vamos a tener los vascos la oportunidad de demostrar nuestro afecto y solidaridad con todos los pueblos de España desde nuestra propia concepción de libertad, que es donde adquiere su auténtica dimensión la solidaridad.
Con respecto a las perspectivas, insistimos en las ansias de paz, en las posibilidades de reconstrucción de nuestro país en el orden económico, social, cultural y muy particularmente en la tarea de salvaguardar nuestra propia identidad de pueblo.» Con respecto a Navarra, su tierra, Garaikoetxea cree que el documento es absolutamente respetuoso con la voluntad de los navarros y coherente con la propia Constitución.
La violencia en Euzkadi también mereció la reflexión del «lendakari». «Abrigo la esperanza -señaló- de que aquellos sectores escépticos ante las vías de solución política, y que dan apoyo moral o ideológico "a tas formas violentas de lucha, podrán encontrar en el Estatuto un testimonio válido para orientar su tarea política hacia salidas pacíficas viables. Consiguientemente, se podrá conseguir un aislamiento del núcleo violento en nuestro país.»
Pero no todos son tan optimistas y entusiastas con el Estatuto como el líder del PNV. Por ejemplo, el abogado donostiarra y senador por Herri Batasuna, Miguel Castells, que señalaba a CAMBIOI6: «Este es un Estatuto elaborado, aceptado y pactado a espaldas del pueblo vasco. Su contenido no sirve para resolver los graves problemas políticos, económicos y sociales que tiene Euzkadi». «Peor aún -añadió-, trae la división al pueblo entre quienes han pactado con la UCD y quienes siguen luchando contra el continuismo postfranquista. Sobra añadir que el Estatuto elimina la autodeterminación, excluye a Navarra y mantiene las Fuerzas de Orden Público en Euzkadi, y amplía la funcionalidad de estas últimas mediante la creación de una policía auxiliar compuesta por elementos autóctonos a las órdenes de oficiales del ejército y de la policía española, entre otros extremos de carácter antipopular.»
El otro líder de HB, Telesforo Monzón, visiblemente disgustado, se negó a hacer cualquier declaración en torno al Estatuto aprobado en Madrid, señalando a esta revista que «ya llegará el momento en que yo hable y dé mi opinión».
La verdad es que el disgusto de Herri Batasuna es la excepción que confirma la regla, en este caso la aceptación unánime, cuando no el entusiasmo, por el acuerdo del Estatuto Vasco. Ramón Rubial, presidente del PSOE, tras el homenaje de que ha sido objeto hace pocos días en Euzkadi, no ocultó a esta revista su gran satisfacción. «El Estatuto -señaló- es un paso fundamental y decisivo para el desarrollo de la democracia en España. Los que se automarginen de este proceso van a ser progresivamente menos cada día y por otra parte, al final del proceso -constitucional vasco, va a favorecer la clarificación del espectro político, ya que cada partido va a tener que asumir su ideología desde una óptica de intereses de clase, por encima de otros objetivos.»
Por su parte, Manuel de Irujo, ex senador y ex ministro de la República, a la salida del entierro de la madre de Carlos Garaikoetxea, veía cerrarse con el acuerdo del Estatuto un largo proceso de cuarenta años de historia: «Este Estatuto me llena de alegría, tras tantos años de lucha. Otorga una personalidad político-social al pueblo vasco y va a permitir rehacer el país y entablar la lucha contra el paro y en favor del desarrollo cultural. Lo acepto con emoción: creo que todo paso hacia la consolidación de la personalidad del pueblo vasco es bueno».
Por su parte, el escultor Eduardo Chillida, al regresar de un viaje de trabajo a Francia, se vio sorprendido por e! acuerdo: «No he podido seguir las negociaciones -señaló a CAMBIO 16- y por eso a mi regreso la sorpresa ha sido total. Al constatar el acuerdo logrado, estoy lleno de esperanza. Creo que significa que por primera vez se nos reconoce nuestra condición de vascos. Gracias a la televisión vasca, podremos recuperar nuestra lengua. Nos corresponde demostrar, lo que somos queramos o no, si miramos atrás, hace cinco años, tenemos que estar esperanzados».
Por su parte, Luis Michelena. sesenta y cinco años, lingüista y filólogo, titular de la cátedra de Lingüística Indoeuropea y Vasca de la Facultad de Filología de Vitoria, y miembro de la Academia de la Lengua Vasca, declaraba: «Para mí es como un sueño. Desde que cumplí quince años me han hablado del Estatuto, y es ahora cuando se hace realidad. Es difícil creerlo, sobre todo cuando hace pocas semanas que parecía imposible. Ahora hemos de demostrar lo que sabemos hacer. Vamos a encarrilar a nuestro pueblo».
Por su parte, el otro «lendakari». Leizaola, presidente del gobierno vasco en el exilio, declaraba a esta revista su contento y su intención de preparar las maletas para regresar a España. El Estatuto quizá sea el milagro que termine de una vez con lo que un conocido político llamaba «los tres gobiernos de Euzkadi»: el del Consejo Genera! Vasco, el del Gobierno vasco en el exilio y quizá el más poderoso, el gobierno de la calle, en manos de Herri Batasuna. Y como epílogo del capítulo autonómico vasco, la frase del presidente Suárez, citada repetidamente por Garaikoetxea: «Hemos puesto fin a ciento cincuenta años de incomprensión.
(Cambio 16 – 29 Julio, 1979)
Como no puede dar ruedas de prensa para hablar de los éxitos de la policía vasca, el portavoz de ERNE acude al medio amigo EL CORREO ESPAÑOL para hablar del problema de los interinos y echar pestes contra del Gobierno Vasco, algo que se les da mucho mejor.
Publicado por: CAUSTICO | 06/29/2019 en 07:40 a.m.
Respecto a Isabel Urkijo, una cosa A DÍA DE HOY..., ¿cómo ve que en el presente haya víctimas de primera, segunda, tercera, inexistentes, que molestan, etc.? (incluidas las que están enterradas en cunetas y de las que protesta la ONU), ¿cree que se trata a todas las víctimas igual?, ¿cree que puede haber y mantenerse esa diferencia en una auténtica democracia que aspira a tener algún futuro?, ¿qué hace la SOCIEDAD ESPAÑOLA respecto a estas víctimas y diferencias?, ¿por qué esto pasa solo en España y no en otros sitios cómo Gran Bretaña, Sudáfrica, etc.?, ella que estuvo en "Gesto por la Paz" y que vuelve al "ruedo", ¿qué hace personalmente al respecto, ya que juzga a los demás, o es de las que "mira para otro lado"?.
Publicado por: Sony | 06/29/2019 en 02:03 p.m.
Isabel Urkijo, ya no puede seguir hablando como si ETA estaría activa, como en su época, que hable del presente y de las diferentes víctimas, por lo que puede ser respetable su trayectoria pasada, pero no que hable en el presente ajena a la realidad actual, eso la deslegitima en este momento o solo cuenta una parte, su verdad y muchas de las cosas que ella achaca a otros, se le podrían achacar a ella desde otras víctimas.
Publicado por: Sony | 06/29/2019 en 02:09 p.m.
https://www.boe.es/boe/dias/2019/06/14/pdfs/BOE-A-2019-8953.pdf
El boe publica la lista de cargos electos al parlamento europeo
Puigdemont , comin, junqueras estan en la lista
Publicado por: Sony | 06/29/2019 en 02:28 p.m.
¿Es un editorial de Cambio 16, o es un artículo de un/a periodista concreto/a?
Si es el segundo caso, ¿podría decirnos quién es su autor/a? Dicho sea de paso, es un texto, a mi modo de ver, muy completo y muy bien escrito.
Muchas gracias
Publicado por: Arturo | 03/27/2020 en 02:32 p.m.