Por : Arantzazu Ametzaga Iribarren.
Hace diez años, 2009, se publicó en Gasteiz, por Eusko Jaurlaritza/Gob. Vasco, Departamento de Justicia Empleo y Seguridad Social, con prólogo del Consejero Joseba Azkarraga, mi libro de recuerdos alrededor de la persona de Pello Irujo, fallecido en septiembre de 2008. Fue presentado en Gasteiz en un acto que contó con la presencia del Lehendakari Juan José Ibarretxe y un numeroso grupo de gente que quería mostrar sus respetos al fallecido, especialmente vascos venezolanos, llegados de toda Euzkadi, para conmemorar en su persona, la misión de Radio Euzkadi.
Al bucear en los recuerdos que en esos días dolorosos me golpeaban la cabeza y el corazón, elegí en la vida de Irujo el espacio dedicado a Radio Euzkadi, pese a que fue hombre de acciones valientes y positivas: su regreso a Euzkadi en 1972, su trabajo en función de recuperar un partido, PNV/EAJ en Nabarra, mas tarde EA, su intensa participación en la labor de las ikastolas, baluarte contra el genocidio del euskera, logrando que sus custro hijos y once nietos/as estudiaran en la lengua de sus mayores. Pero Radio Euzkadi instalada en la selva venezolana, con esa reminiscencia de juventud, de entusiasmo inicial, ganó la partida y condensó mis recuerdos.
No era difícil la tarea porque compartí muchas de sus andanzas y conocí bien a sus compañeros de fatiga: Jokin Intza, Xabier Leiaola, Alberto Elosegi, J.J. Azurza, Iñaki Anasagasti, núcleo inicial de Radio Euzkadi, y tantos más personajes valiosos que fueron conformando aquel grupo excepcional. Nacido en el rescoldo del Centro Vasco de Caracas, Radio Euzkadi de EGI Caracas y la Editorial EKIN de Buenos Aires, en el del Laurak Bat, son dos de las grandes realizaciones de la Diáspora vasca, motivadas por las formidables creaciones de los Centros Vascos que conformaron con su creación, apoyo, auxilio y recreación de los vascos exiliados tanto de las guerras carlistas del S. XIX como de la civil del S. XX. Y mantuvieron la llama del amor patrio, la honorable presencia vasca en las repúblicas de acogida donde pudieron reiniciar unas vidas. En ambas aventuras, Radio Euzkadi y Editorial Ekin, hay a miembros de la familia Irujo.
Pello Irujo nació en el exilio de sus padres en Bidart Lapurdi, 1939, pero lo tenemos en su infancia y juventud, excepto un breve tiempo en que estudio en Nabarra, en la Caracas que no solo recibía el chorro petrolero que despuntó su economía en los años 50 del S. XX, sino en la evolución democrática que se vivió por ese tiempo, cuando el dictador Pérez Jiménez fue despojado de su cargo sin guerra civil, instalándose un gobierno democrático, con elecciones libres, un período de Gracia en el que se abrieron las puertas a la cultura y al progreso.
La nueva generación de vascos que se levantaba en su Centro instalado ya en El Paraíso, recibió aquella lección magistral para socavar los pilares de una dictadura que duraba demasiado, si es que una dictadura es soportable ni un segundo. Ese ánimo social venezolano, libertario y generoso, nutrió el grupo original de Radio Euzkadi y los que fueron agrandándolo y enriqueciéndolo en los años que duró la empresa. Cuando hablo de Radio Euzkadi, cerrando los ojos, creo aspirar el olor áspero pero dulce a la vez, de selva venezolana, aquel rincón del paraíso en la Tierra de Gracia, donde levantaron con sus manos sudorosas las enormes torres de e misión Pedro y Pablo, con su laguna de agua fresca donde convivían patos y grandes caracolas. Aquel remanso alejado de la ciudad bulliciosa, pero que resultaba un potente alarido a través de las ondas, contra la dictadura abominable que estrangulaba a Euzkadi. Las técnicas de comunicación era muy diferentes a las de ahora, mas trabajosas: se grababa la emisión con textos llegados de París, donde operaba el Gobierno Vasco y de la Euskadi interior, en un apartamento en Caracas, Avda Libertador, para llevar luego los talos o caetes, a la hacienda La Virginia, distante a muchos kilómetros de Caracas y por carretera de montaña, en una precisa circulación. Tal era el secreto de la ubicación, que, los que aportaban para su sustento a través de la compra de monedas de oro, llaveros, quinielas, etc., desconocían el paradero. Solo lo sabíamos unos pocos.
Por eso se la llamo La Txalupa. Se decía que la Radio viajaba en un barquichuelo por las aguas del Indico o cualquier mar ajeno a Venezuela, que un grupo de marineros realizaban sus emisiones en contra a los vientos adversos y del oleaje furioso, metáfora que no dejaba de tener su parte de realidad, pues hubo que convencer al Gobierno de Venezuela, padecíamos guerrilla urbana y montañera, de los propósitos pacíficos de las emisiones, y lograr que la vigilante Embajada de España, se mantuviera ignorante de su paradero.
Durante 15 años se conservó el preciado secreto y prevaleció la aventura de Radio Euzkadi. Durante ese tiempo los jóvenes se hicieron adultos: el grupo inicial regresó o se reinsertó en el país de los vascos. Pello Irujo a su Nabarra natal. Como asiduo locutor de Radio Euzkadi, entre otras cosas, le toco en la primera Asamblea pública del PNV/EAJ, Iruña, 1978, secundado por Iñaki Anasagasti, confirmar que Radio Euzkadi llegaba a su final, concluida la primera parte de la misión que determinó su nacimiento, al iniciarse una era democrática en el Estado Español, donde debíamos seguir luchando por nuestros derechos. Se reafirmó, en la puesta final de Radio Euzkadi, los valores mantenidos intactos durante 15 años de sacrificios y renuncias, de sueños y esperanzas. Y se hizo manifiesto el indomable genio vasco de seguir prevaleciendo contra las tormentas de la Historia.
En el libro explico, fui testigo de algunas, las reuniones clandestinas aunque a vista pública, en un bar de La Candelaria, para hacerlas mas inocentes, cómo se realizaba la toma de decisiones, la exposición de las necesidades económicas a las que se enfrentaban, la organización extrema del grupo. Cada quien tenía su labor y la cumplía a rajatabla. En el Índice voy indicando los pasos en aquellos años: los antecedentes para una radio, el grupo EGI Caracas, la publicación del Boletín de la Resistencia Vasca, Gudari, y otras publicaciones como el libro de Joseba Elosegi. del film los Hijos de Gernika, del argot y consignas de la Radio, sus métodos de grabación, las mujeres que en ella intervinieron, su espíritu y su final.
Y el apego duradero de Pello Irujo a su obra: cuando tuve que revisar su billetera para ordenar el papeleo final, encontré, entre tarjetas de identidad y de crédito, un papel amarillento, con el listado telefónico, escrito a mano, de los miembros de Egi Caracas. Lo llevaba con él aunque ninguno de los teléfonos ya existía pero que en su día funcionaron con celeridad y eficacia. Como siempre busco la ayuda de un poeta para mi deambular, en este caso encontré a León Felipe y al final del libro transcribí unos versos suyos que parecían hechos para la labor de Radio Euzkadi: ...Voy con las riendas tiesas/ Y refrenando el vuelo/ Porque no es lo que importa llegar solo ni pronto/ Sino llegar con todos y a tiempo...
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