Resulta sencillo escribir una reseña biográfica de Pedro de Toledo porque sus grandes valores surgen espontáneamente en el recuerdo; no es preciso realizar ningún esfuerzo imaginativo para cubrir protocolariamente ese tono hagiográfico que se imprime a las biografías de los difuntos.
Sus rasgos humanos más destacados, cierta timidez e introversión, se correspondían con un perfil profesional especialmente indicado para el versátil y complicado mundo financiero. Rigor y método en el trabajo; imaginación que imprimía carácter innovador a sus planteamientos y ese valor ancestral caracterizador del empresariado vasco, el espíritu de riesgo y carácter emprendedor.
Sus colaboradores más inmediatos destacan su infatigable espíritu de trabajo, su capacidad de autoexigencia y proporcional exigencia a sus colaboradores, y su capacidad de prospectiva (mezcla de capacidad especulativa e intuición) que le confirió una bien ganada fama de «reflotador» de bancos (invirtió la tendencia decreciente del Banco de Vizcaya convirtiéndolo en un banco pujante; reflotó Banca Catalana, etc.).
Pedro de Toledo acuñado por ese vivero de ejecutivos que es la Universidad Comercial de Deusto, realizó una meteórica carrera profesional pasando del sector industrial a la Dirección de Tesorería y Planificación del Banco de Vizcaya y de allí a la propia presidencia del Banco.
El periplo profesional reseñado está jalonado por decisiones financieramente lúcidas:
—Fue uno de los creadores del Mercado Interbancario (hasta las actuaciones impulsoras de Pedro de Toledo, los bancos en virtud de obsoletas concepciones bancarias no se prestaban entre ellos).
—Supo apreciar las dificultades de penetración bancaria en América Latina (penetración que otros bancos con criterios temerarios intentaron desafortunadamente).
—Supo prever y consecuentemente impulsó la necesidad de las concentraciones bancarias, del adecuado dimensionamiento de nuestra banca en definitiva y logró en colaboración con el Banco de Bilbao, ultimar la primera y al parecer única fusión bancaria posible en el Estado español.
Siendo las reseñas anteriores bien demostrativas de una relevante personalidad bancaria, no son menos destacables sus actitudes políticas y sociales.
Pedro Toledo fue en la época de la transición política un demócrata convencido (no es este un valor que no merezca consideración singular en aquella época y en el ámbito de los Consejos bancarios) y pudo demostrar este talante defendiendo en el Consejo del Banco de Vizcaya la comprometida situación en determinado momento de Carlos Solchaga (actual ministro de Economía y Hacienda) y de Claudio Aranzadi (ministro de Industria) enfrentándose a los sectores más inmovilistas de dicho Consejo en aquella época.
Pedro de Toledo fue también un hombre comprometido con Euzkadi y sus instituciones públicas. Convencido del futuro de Bilbao como plaza financiera, impulsó la potenciación de la Bolsa de Bilbao y en general de la estructura financiera vasca a través de específicas decisiones de estrategia bancaria que en ocasiones requerían una gran sensibilidad por los problemas de nuestro país (es preciso recordar el compromiso que tanto el Banco de Bilbao como el de Vizcaya han mantenido con la Bolsa bilbaína cubriendo un alto porcentaje del total de sus operaciones bursátiles, compromiso que se mantiene tras la nueva ley del Mercado de Valores y el propio intento infructuoso de intentar realizar las operaciones bursátiles de la fusión BBV a través de la Bolsa de Bilbao).
Pedro de Toledo mantuvo por estas razones un trato fluido con las instituciones vascas (informó al Lehendakari del proyecto de fusión BBV, por ejemplo) y con los partidos políticos representativos del País. Su último contacto político en vida fue con Xabier Arzalluz.
El compendio de rasgos humano-profesionales de este emprendedor vasco imaginativo, riguroso y llamado a las más altas responsabilidades en el mundo financiero convierten su fallecimiento en una pérdida para Euzkadi de difícil reparación.
Sólo cabe esperar de su legado, una actitud honestizadora del mundo bancario como la que él demostró; un rigor técnico tan destacable como el suyo ahora que algunos advenedizos están frivolizan-do la actividad bancaria y una sensibilidad por el papel que la banca debe desarrollar en el futuro de Euzkadi equiparable al suyo propio.
Por: Emilio Olabarria*
*Diputado del EAJ-PNV
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