Femando Iñigo Aristu sueña con localizar, si es que la hubo y la hay, la pegatina que, según le han contado, se imprimió el día del funeral tras los luctuosos sucesos á\el 3 de marzo de 1976 en Gasteiz cuando cinco obreros fueron acribillados por balazos de las FSE. Por lo demás, a uno sólo le cabe preguntarse dónde guardará este gasteiztarra de 40 años los alrededor de 40.000 adhesivos de todo tipo que ha almacenado durante los últimos 25 años. Tan sólo una pequeña muestra de su afición, 2.500 pegatinas, se exponen hasta el próximo 10 de abril en la sala de exposiciones del Pabellón Universitario de la capital alavesa, en horario ininterrumpido de 8 a 20 horas.
Fue en el Aberri Eguna de 1975 cuando Fernando se hizo con su primera pegatina de coleccionista. Desde entonces, no ha parado de intercambiar o de acercarse hasta la Plaza del Sol madrileña cuando el 20-N era celebrado por miles de seguidores del dictador Franco. Pegatinas de todos los pelajes sin discriminación ideológica, social o territorial. Un repaso visual por reivindicaciones y mensajes de todo tipo, sin excepción.
En la muestra que estos días se expone -la última vez que se pudo ver en Euskal Herria fue hace nueve años, también en Gasteiz- se pueden ver, además de pegatinas, también algunos acompañamientos que Aristu gusta de guardar. Ahí está un salvoconducto que de manera clandestina alguna imprenta madrileña editó a la espera de un futuro y satisfactorio golpe de estado; o el panfleto repartido con la fotografía y datos físicos del infiltrado en ETA Lobo; o los adhesivos contra ETA aparecidos en Iparralde y, al parecer, obra de los GAL. Detalles que acompañan a esta exposición que atraerá la mirada, seguro, de un buen número de curiosos.
Su intención es poder poner en circulación por diferentes municipios vascos lo que él considera que «ilustra a los jóvenes mucho más que cualquier libro.
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