Un grupo independentista denominado L’Estaca inutilizaron en la víspera del fin de semana de la Constitución, una treintena de radares de tráfico en Catalunya, según los Mossos. El objetivo de esta fechoría, de acuerdo con un comunicado emitido en Telegram –donde han colgado imágenes de sus ataques– es “romper la normalidad de los presos, el retorno de los exiliados y el final de la represión política, judicial y policial”, y así negociar la independencia de Catalunya. Conociendo alguno de los políticos condenados a prisión por el Tribunal Supremo estoy convencido de que piensan que esta actuación es sólo la irresponsabilidad de unos insensatos.
Cuesta de justificar bajo ninguna causa esta salvajada, sobre todo cuando en el mes de octubre se volvieron a disparar las muertes en las carreteras catalanas y cuando incluso en la ciudad de Barcelona el Consistorio estudia implantar radares ante el aumento de fallecimientos en la capital por exceso de velocidad. El profesor de Georgetown Jason Brennan (Contra la democracia ) cuenta que actitudes irracionales como esta se explican porque somos tribales, estamos dispuestos a formar grupos y a identificarnos apasionadamente con nuestro colectivo. Y a menudo se desarrolla animosidad con otros grupos, aunque no exista ninguna base para ello: “Estamos predispuesto a asumir que nuestro grupo es bueno y justo, y que los demás son malvados, estúpidos e injustos. Estamos dispuestos a perdonar la mayoría de las transgresiones de nuestro propio grupo y a maldecir los errores menores de los demás. El compromiso con nuestro equipo puede anteponerse a nuestro compromiso con la verdad y la moralidad”.
El escritor Jordi Soler lo reflexionaba en un reciente artículo en El País, donde decía que los ciudadanos somos cada vez más intolerantes, encerrados en nuestras burbujas fomentadas por las redes sociales. Hemos perdido la capacidad de contraponer nuestras ideas, lo que permite la comprensión, la empatía, el sentido crítico y el fluir de la inteligencia. Una pena, por eso hay quien está dispuesto a poner una idea en práctica tan irracional como destrozar los radares para conseguir la independencia exprés, como esos hooligans de L’Estaca. Aún no saben que lo suyo no era una idea, como mucho una migraña.
Por: Marius Carol
Quizás inutilizar radares es una salvajada y si pillan a los independendentistas salvajes les caerá una buena por terrorismo según la extravagante justicia española.
Pero un concejal ligado a VOX ha dicho que le gustaría ver al felón Sánchez muerto y colgado por los pies como Mussolini y a su señora también, por felona y se ha tomado la cosa a cachondeo.
¿Qué coño es un delito de odio entonces?
No me voy a poner aqui tierno con Pedro pero que los nacionalistas españoles les rían las gracias a los franquistas es propio de una sociedad inmadura y peligrosa
Publicado por: CAUSTICO | 01/01/2020 en 08:11 a.m.
Algunos sindicatos de las diferentes policías se han convertido en actores políticos alineados con el trifachito.
Uno de ellos llama despropósito a la asunción de funciones por la Policía Foral Navarra en sustitución de la guardiacivil.
En las democracias las cosas no funcionan así.
Publicado por: CAUSTICO | 01/01/2020 en 05:01 p.m.
Para ser dirigente político sería bueno someter a los candidatos a un sencillo test para determinar si su cociente intelectual es adecuado para ello.
Isabel Diaz Ayuso, la presidenta electa de la comunidad de Madrid dice que la contaminación no mata y que nadie puede demostrar lo contrario.
Que una tipa responsable entre otras cosas de las emergencias que pueda haber en su ámbito diga eso, es suficiente para derivarle o bien a un centro psiquiátrico o bien a una oficina del INEM a fin de buscarle un trabajo adecuado a su solidez mental, algo muy complicado por cierto.
Si la ultraderecha española tiene altos cargos así de tarados cómo serán los que se ocupan de responsabilidades menores.
Publicado por: CAUSTICO | 01/01/2020 en 05:46 p.m.
Los dirigentes políticos suelen tener un alto componente de actores.
También se podría aplicar esto a los lideres religiosos.
Sin llegar al extremo ridículo de algunos predicadores yankis, Francisco el líder de los católicos también actúa.
La reacción de soberbia y mala leche que tuvo ante una fiel arrobada que le agarró del brazo cuando el Papa se bañaba en multitudes en la Plaza de San Pedro, es un gesto humano.
Se le olvidó por unos instantes su papel en la representación teatral.
El presidente de MacDonalds no puede ser vegano y el llamado representante de Dios en la Tierra no puede tener reacciones violentas en público.Elemental.
Publicado por: CAUSTICO | 01/02/2020 en 09:11 a.m.