El profesor de bioquímica
El 25 de febrero de 1933 se presentó, en la Universidad de Francfort, el "comisario" nazi, el cual no perdió ni el tiempo para saludar a los profesores de las diversas facultades, reunidos para escuchar que a partir de aquel momento se prohibía a los judíos el acceso a la universidad y los profesores de esa religión serían despedidos sin compensación. "De ahora en adelante harán lo que yo les ordene o terminarán en un campo de concentración".
Cuando concluyó, un profesor de bioquímica, candidato al premio Nobel, dijo: ¿tendremos más dinero para nuestras investigaciones científicas?
El monstruo
Reinhold Hensch no era ni muy brillante ni buen periodista pero se había inscrito temprano en el partido nazi y cuando éste llegó al poder fue nombrado "comisario" para supervisar a todos los periódicos de la ciudad de Francfort.
Una noche trató de convencer a un compañero de redacción (Peter Drucker, que había decidido abandonar Alemania convencido de que bajo el nazismo no podría desarrollar sus habilidades) ofreciéndole que se quedara como director del diario en el que ambos habían trabajado juntos. El compañero agradeció y rechazó la oferta y le expuso su visión negativa del futuro de Alemania bajo el nazismo.
Hensch le confesó estar "aterrorizado" por las conversaciones que había escuchado en los círculos íntimos del nazismo, conflictos sociales, racistas y hasta guerra, pero que él sabía que no podría progresar en el exterior como podía hacerlo en Alemania. "Aquí tendré poder y seré importante, quiero poder, dinero y reconocimiento. Tampoco creo posible que los nazis puedan hacer todas las barbaridades que anuncian sin perder el poder. Este es el siglo XX y estas cosas no serían aceptables".
"Reinhold Hensch, uno de los criminales de guerra más buscados, se suicidó en el sótano de una casa en Francfort... era el segundo de los comandantes nazis del SS, encargado de aniquilar a los judíos y otros enemigos del Estado". (The New York Times)
El cordero
El director -en ejercicio- del Berliner Tagblatt era judío y fue sumariamente despedido. El gobierno nazi le ofreció el cargo a Paul Schaeffer, un brillante periodista y analista político que se encontraba como corresponsal en Estados Unidos.
Amigos (Drucker y Albert Montgelas, uno de los corresponsales más respetados en Europa) le aconsejaron no aceptar el cargo ya que un hombre de su estatura pública (ayudo a F.D. Roosevelt en su campaña presidencial) iba a ser utilizado por el régimen nazi para disfrazar sus fechorías, dentro y fuera de Alemania. Schaeffer fue sordo a los argumentos de sus amigos y alegó que el gobierno nazi no se atrevería a cometer atrocidades si él estaba presente. Que él era único capaz de neutralizar al régimen.
Pasó dos años tratando de justificar lo injustificable, tapando lo que todos veían, haciéndole "buen ambiente" en el exterior al régimen. Al final de ese breve período, el régimen nazi "desapareció" al periódico. Nunca se supo qué pasó con Schaeffer.
La "banalidad del mal" (Hanna Arendt).
Peter Drucker: "el mal nunca es banal y los hombres frecuentemente lo son, los hombres no deben pactar con el mal bajo ninguna circunstancia ni condición, porque las condiciones siempre serán las del mal. El hombre se convierte, entonces, en el instrumento del mal, Como Hensch cuando cree que puede subordinar el mal a su ambición o como Schaeffer que se asocia al mal creyendo que puede neutralizar sus efectos y sus consecuencias".
Cuál de los dos, se pregunta Drucker, el monstruo o el cordero representan el mayor peligro. La ambición de poder (Hensch) o el pecado de soberbia (Schaeffer). Para Drucker, el más peligroso es el indiferente. El profesor que ni mata ni miente, pero se niega a ver cuando "crucifican al Señor".
No se puede negociar con el mal
No se puede pretender aprovechar el mal sin contaminarse
No se puede creer en la posibilidad de neutralizar el mal porque somos importantes y conocidos
El mejor aliado del mal es la indiferencia, que supone que las trágicas consecuencias de la malignidad nunca tocarán a su puerta.
El Profesor está reflejado en Venezuela en los millones de venezolanos (Ni-Ni) que contemplan con indiferencia e inacción a todos los signos del desastre inminente, de la corrupción, de la destrucción institucional y del ataque despiadado a su autoestima... y siguen creyendo que "eso" no es con ellos.
(Esto es una versión libre de un artículo de Alberto Quirós Corradi que fue escrito en marzo de 2002 y reescrito en El Nacional, A-20, 09-10-05).
Esperemos que esto mismo no esté ocurriendo con la intelectualidad española ante el auge de VOX (ante la indiferencia del pueblo español, claro...).
Publicado por: Sony | 02/04/2020 en 10:21 a.m.