En Bergara, su pueblo natal, comenzó el bachillerato, que terminó en Zaragoza. Obtuvo en 1899 el título de Licenciado en ciencias y, más tarde, por oposición, la cátedra de matemáticas del Instituto de Vitoria, que regentó hasta que la Diputación de Vizcaya le nombró inspectd1' de enseñanza.
Entusiasta carlista en su mocedad, abrazó, más tarde, las doctrinas de Arana-Goiri, lo que contribuyó a que mostrara más interés por los problemas prácticos del vascuence que por la lingüística propiamente dicha. "Lo que a nosotros (en nuestro especial punto de vista) nos interesa -escribía el 20 de Diciembre de 1913- es que la lengua vasca subsista y que llegue a tener pujante literatura; a eso y solo a eso tiende mi libro. Nuestro campo de acción, es por consiguiente, absolutamente distinto del de los lingüistas, sin por esto desconocer el mérito de estos, ni desestimar los resultados de sus investigaciones, que aún muchas veces pueden ser útiles para nuestra labor".
Aparte de su colaboración en revistas, así como en la prensa diaria, publicó varios trabajos, de los que sólo citaremos los más importantes: Morfología de la Conjugación Vasca Sintética; Metodología para la restauración del Euskera; Países y razas; Raza, lengua y nación vascas.
En los últimos tiempos estaba casi exclusivamente consagrado a la ordenación de las Listas alfabéticas de voces topo-másticas vascas, que nuestros lectores conocen.
Hombre de fe arraigada y de entereza indomable, Eleizalde, que joven aún se vio atacado de una cruel enfermedad, marchó, ya desahuciado, a Lourdes. A su vuelta, algo aliviado, escribía (14 de Enero de 1923): "Debo a Dios una inesperada mejoría que me ha venido bien para terminar la serie (de sus listas de toponimia) que tenía comenzada, y empezar otra nueva. Mientras dure esta aubaine, es razonable aprovecharla. Por esta misma razón, puedo muy bien corregir las pruebas que pueda haber por ahí mías y le ruego que ordene me las envíen".
"Agradecí mucho su atención, cuando pasé por esa hacia Lourdes. Realmente, estaba entonces muy mal, y abocado a lo peor".
Eleizalde falleció el 24 de Julio de 1924.
Con su muerte, la Sociedad de Estudios Vascos, perdió uno de sus principales sostenedores, el país un hombre de gran inteligencia y de honradez.
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