José Maldonado, último presidente de la República en el exilio, era entrevistado en nuestro último PUNTO Y HORA, aparecido pocos días antes del 50 aniversario republicano.
Presentamos hoy otras charlas sobre el mismo tema: Con Régulo Martínez, viejo republicano, presidente de Izquierda Republicana y en la actualidad presidente honorario de Acción Republicana Democrática Española, ARDE.
Con José María de Areilza, monárquico desde siempre. Con Eugenio del Río, republicano radical, secretario general del Movimiento Comunista. Con Ramón Tamames, que se define republicano pero no ejerce. Y con Enrique Múgica, que tiene sobre el particular opiniones muy «sui generis». Así hemos querido dar un repaso, aunque sea incompleto, a lo que las distintas tendencias políticas españolas piensan hoy sobre el tema monarquía-república. De todos modos lo que más ha resaltado en este redondísimo aniversario — ¡nada menos que las bodas de oro de la República! — ha sido la absoluta falta de agitación republicana por parte de los dos partidos estatales que en su día fueron republicanos y lo fueron consecuentemente: el PSOE y el PCE. Se han hecho monárquicos.
RÉGULO MARTÍNEZ
Nunca estuvo en el exilio. Al contrario que su compañero de filas, último presidente de la República en el exilio, José Maldonado, este viejo republicano de 86 años de vida, menos 12 de cárcel y varias sentencias a muerte, únicamente pudo estar fuera de su país unos días. «En cuanto vi que en Francia no se hacía nada para restaurar realmente la República en España, me volví de inmediato. A intentarlo desde aquí mismo, desde dentro». Hoy en día, Régulo Martínez vive en una sencilla casa de Madrid. Es presidente honorario de Acción Republicana Democrática Española y tiene un montón de recuerdos.
—No es así, Don Régulo?
- Y tantos... Fui presidente de Izquierda Republicana y antes de Acción Republicana. Estuve junto al doctor Marañón entre los intelectuales al servicio de la República. En fin...
- Por lo visto, Usted ya veía venir la II República con bastantes años de anterioridad a su fecha real...
- Ya en el año 20, cuando apenas había republicanos en España, yo estaba convencido de ello.
- Y eso que Usted había sido sacerdote...
- Yo era hijo de padre médico y madre modista; entonces estaban de moda las modistas, igual que después las secretarias o las enfermeras. Éramos dieciséis hermanos y a mí me tocó al seminario. Allí fue donde terminé de perder la fe que tenía.
- Sin embargo, los republicanos eran muy conservadores también ¿eh?
- Sí. La República, no sólo la trajo el pueblo, sino en gran parte los intelectuales. Era gente que estaba un poco en la higuera, no pisaba la realidad. Ortega y Gasset, por ejemplo, era muy inteligente, pero quería hacer una República al estilo de Platón. No estaba en contacto con el pueblo. El que más en contacto estaba con el pueblo era el propio Azaña, pero no pudo hacer la pretendida profunda reforma en el Ejército, no pudo llevar a cabo la reforma agraria, se atacó exageradamente a la religión... Se debía haber hecho todo con más cordura. No se crearon, además, intereses dignos y legítimos en el pueblo y lo que no hace el pueblo, no lo hace nadie.
Profesor de Filosofía y Letras
Régulo Martínez vivió gracias a las 14 horas de clase diarias que daba, ya que era licenciado en Filosofía y Letras. Además, vendía estropajos, ya que «me pagaban muy poco con las clases y, por supuesto, en todas partes me ponían pegas para realizar mi labor: no se puede decir esto, ni lo otro...»
- Y es que, el enfrentamiento civil, ¿qué trajo, además de muertos?
- Fue muy grave lo de los miles de muertos, pero es que — además — moralmente España quedó asesinada.
- Al morir Franco ¿Ustedes exigían referéndum para ver lo que el pueblo deseaba?
- Y llegamos a decir que si en un referéndum, tras la muerte de Franco, el pueblo escogía la Monarquía, nosotros la aceptaríamos, aunque — naturalmente — no la acataríamos.
- Y Régulo Martínez no cesa de repetir que a la II República le faltó tiempo. Tiempo para haber formado al pueblo, que era lo fundamental. Y, a pesar de todo, dice, creó más escuelas que la Monarquía en cincuenta años... Si se hubiera producido ese referéndum o incluso si se produjera hoy ¿qué escogería el pueblo, república o monarquía?
- Pues mira, veo un desencanto tal de la gente con los partidos políticos, que no me extrañaría que hoy saliera elegida la Monarquía.
- ¿Y a qué aspira Acción Republicana Democrática Española, de la cual es Usted presidente honorario?
Aspiramos a que venga la República. Tenemos fe en la República, en que algún día haga falta la República en España. Lo triste es que, por falta de medios, nosotros no podemos hacer republicanos. El problema, hoy en día, es el dinero. La prensa nos dificulta las publicaciones. Hasta para decir que nos reunimos tenemos que pagar un anuncio...
—Y a Régulo, pese a sus 86 años, se le ve luchar contra la impotencia que supone el tener a casi todos en contra, porque ya no hay partidos republicanos en la izquierda española ¿no le parece?
-Claro, claro que no. Mire, precisamente, cuando los de Felipe empezaron a moverse, me llamó Mágica y me preguntó, ya que su padre era republicano y según él me admiraba mucho, qué opinión teníamos de ellos. Yo le contesté que para mí ellos eran el partido socialista domesticado que necesita el régimen para seguir pintando la mona fuera. Todo está claro. Son colaboracionistas. Incluso, ahora, nos hemos enterado de que el propio general Armada -partícipe en el golpe del 23 de febrero- fue quien (cuando su nombre de guerra era Isidro) agenció el pasaporte para regresar a España a Felipe González. El PSOE acató la Monarquía desde antes de que hubiera Monarquía.
JOSE MARÍA DE AREILZA
Actualmente diputado de Coalición Democrática, conoció perfectamente el alcance, el porqué del fracaso de la II República. En su opinión, «la razón fundamental por la que fracasó fue la aparición en escena — con otras circunstancias — de la II República coincidiendo con la grave y extendida crisis económica mundial. Y este dato, generalmente se ha infravalorado o ignorado por los escritores y por los estudiosos en la materia. La República aparece en abril del 31, cuando el ramalazo de la crisis del 29 y 30 en Norteamérica llegaba a Europa, cuando empezaban las grandes manifestaciones de parados; los problemas de la inflación, que entonces no se llamaba inflación, sino coste de vida; cuando había una enorme crisis industrial en el mundo... y todos esos fenómenos concomitantes dieron lugar a una porción de reacciones en Europa y entre ellas la aparición de las dictaduras y, en Norteamérica, el socialismo moderado de Roosvelt. Pues bien, la República española apareció en ese momento, en una situación de clima contradictorio —desde el punto de vista económico— para llevar a cabo una reforma política ».
Sin embargo, Areilza no olvida otras causas de aquel fracaso: «La República, en manos de los republicanos y de los socialistas quizá, quiso atenerse más a las formalidades que a las realidades. Por ejemplo, utilizó un anticlericalismo que era —además de trasnochado— innecesario, porque irritó allí donde había que hacer una política de disimulo, de olvido, de pasar por encima de los problemas. Lo mismo hizo en el programa militar. Las reformas militares de Azaña fueron unas reformas bien concebidas, inteligentemente redactadas, que podían haber sido aceptadas por cualquier gobierno de la Monarquía. Era poner el Ejército al día, hacer unas divisiones más funcionales, acabar con sistemas arcaicos de reclutamiento, dotar al Ejército de un material más efectivo... todo lo que hoy nos parece una buena política militar. Y, sin embargo, se hizo en un clima de beligerancia innecesaria contra ciertos elementos del Ejército que, en definitiva acabó siendo el Ejército en sí. Entonces, al antagonizarse la República, repito, innecesariamente, con dos grandes estamentos que eran — en definitiva — la Iglesia y el Ejército se opuso a unos enemigos considerables que, unidos a la crisis económica, hicieron que fuera muy difícil gobernar bien».
El papel de la derecha española
Según el señor Areilza, éstos fueron los motivos del fracaso de la II República, pero no se olvida de que «junto a eso, en España, la derecha nunca ha asumido del todo con alegría ni con júbilo el sistema democrático y liberal, como lo estamos también presenciando en la actualidad. Hubo mucha gente entonces que se quedó enfrente del sistema democrático y liberal por considerarlo nocivo en sí y esa gente, es evidente, estaba jugando — aún sin quererlo, aún sin decirlo — al fracaso de la República. Y de todo eso salió el enfrentamiento, como siempre en España. Y el enfrentamiento se hizo tan considerable, tan profundo y tan agresivo que en las elecciones de febrero del 36 ocurrió lo mismo que ha ocurrido ahora: que hay dos Españas, mitad y mitad, que son la izquierda y la derecha. Y esas dos Españas tienen que buscar siempre un punto de equilibrio, de consenso, para convivir ».
La Monarquía actual
Le recordamos a José María de Areilza su carácter monárquico y solicitamos su opinión sobre los partidos que se dicen republicanos. «Esos partidos, señala, que tienen el republicanismo teórico, desde el punto de vista ideológico, son para mí totalmente respetables. Creo que las formas de Estado son una cosa discutible. No creo que existan formas de Estado buenas o malas, sino que cada país tiene una forma de Estado —mejor o peor— para una época determinada ». La pregunta inmediata ha de ser, necesariamente, si considera posible o viable una nueva República en España. Areilza no duda en reconocer: «Dependería de que la Monarquía dejara de ser democrática y constitucional, en cuyo caso — automáticamente — la República se impondría en este país ». Estas palabras provenientes de un monárquico de la talla del señor Areilza obligan a una mayor extensión como colofón a sus opiniones para este reportaje. Areilza, tras el ruego puntualiza: «una Monarquía no democrática, no constitucional, autoritaria, en estos momentos, en España, sería una Monarquía inadecuada a la sociedad española. Sería rechazada por la sociedad española, porque no podría asentarse en la opinión popular. Es decir, en este momento, la Monarquía en España o es democrática o no podría existir ».
EUGENIO DEL RÍO
Secretario general del Movimiento Comunista de España, es uno de los políticos más jóvenes del Estado español. Extraparlamentario de su partido en la actualidad, Eugenio del Río se muestra contundente ante los partidos que se definen ideológicamente como republicanos y «están donde están». Para Eugenio del Río «los partidos que, proclamándose republicanos, aceptan la Monarquía son tan republicanos como socialistas o comunistas ». Su denuncia ha de terminar en puntos suspensivos, que ahorramos dada la claridad. En un segundo momento, el secretario del MC, nos habla de la falta de un referéndum. Y, de nuevo, enormemente concreto, asegura: «el establecimiento de la actual Monarquía sin pasar por un referéndum, define muy bien a dicha institución, cuya legitimidad no proviene del voto popular, sino del régimen franquista que la engendró ». Y para terminar sus opiniones, ante este cincuenta aniversario de la II República, el joven secretario general del partido extraparlamentario más numeroso del Estado español, señala: «Repúblicas puede haber muchas y muy diferentes. Hay repúblicas detestables y hay repúblicas que tienen aspectos positivos. Las monarquías, sin embargo, por el hecho de serlo, me parecen odiosas. Para un comunista, que no reniegue de su condición, es inconcebible aceptar un Jefe del Estado ni elegido ni controlado y que, para colmo, transmita la Corona a su hijo ».
RAMÓN TAMAMES
Aunque su edad le impidió conocer de cerca la II República, Ramón Tamames es un experto en el tema, uno de sus más prestigiosos analistas. Sin embargo, nos hemos limitado a relacionar —en este cincuenta aniversario— el aspecto República o Monarquía con los estatutos de su partido. El líder del Partido Comunista de España nos dice: «No, en los estatutos del PCE no viene que el partido sea republicano. Viene en nuestro manifiesto-programa. Ahí sí dice que es un partido republicano. En los estatutos no hay referencia al régimen político ». De inmediato nos asimos al manifiesto-programa y a su no concordancia con la postura actual «pecera». Tamames asegura: «el manifiesto-programa es del año 1975 y, entonces, no había opción de Monarquía, porque España no era todavía Monarquía ni República: era dictadura ». De cualquier forma, queremos saber el trasfondo. Las bases de los partidos, llamados de izquierda, son mayoritariamente republicanos. De ahí que el número 2 del PCE y —posiblemente— futuro secretario general salga al paso diciendo: «yo creo que hay una especie de pacto implícito entre los comunistas y la Corona, en el sentido de que, mientras la Corona acepte la democracia parlamentaria, nosotros aceptaremos la Corona, porque el problema está entre dictadura o democracia. Y hemos elegido la democracia ». ¿Inviable una República, hoy, no tendría sentido?, preguntamos. Y el teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid, entre sonrisas, dice: «traería, de momento, más complicaciones que las que tenemos, que ya son bastantes. La República es un objetivo a largo plazo, indefinido y - mientras la Corona respete la Constitución - es un horizonte histórico, pero no tiene fecha determinada ». Don Ramón que se le ve el plumero... «te diré, para terminar, que no tengo porqué ocultarlo. Tú me los has preguntado y yo te respondo. ¿Soy republicano?. Como aquella vez dijo Don Laureano: hasta las cachas ».
ENRIQUE MÚGICA HERZOG
«El PSOE, nos dice de entrada ante nuestras preguntas, es un partido de tradición republicana, en la consideración de que entre las distintas formas de Gobierno, tradicional-mente, la República es la que - idóneamente— ha sucedido a la Monarquía dentro de la Historia, más convenientemente. El Partido Socialista no es republicano de principio. Hay que tener en cuenta que ya en los tiempos en que Pablo Iglesias fundó el partido, por no ser un partido republicano, sino por ser un partido de clase, los líderes republicanos de entonces —de una forma estúpida y absurda— trataban de burlarse de nuestro fundador llamándole Pablo Capillas o Pablo Ermitas
Porque el partido fue, ante todo, un partido posibilista y consideraba que lo que importaba en todo momento era la defensa de los intereses de la clase trabajadora y la transformación de la sociedad. La Monarquía de aquel entonces — al cerrar el proceso del desarrollo democrático y de la pronunciación de las libertades -condujo al Partido Socialista a asumir la República como proyecto y después, el 14 de abril, la República como realización y posteriormente, el 18 de julio, la República como defensa ».
-Señor Múgica, ¿y hoy en día?
—Hoy, sin embargo, el Partido Socialista ha asumido la Monarquía, por ser una institución clave dentro del Estado y, además, el Rey, Don Juan Carlos de Borbón ha demostrado, desde el comienzo de su reinado y recientemente de una forma clarificadora y ejemplar, cómo la Corona sirve al pueblo con enorme lealtad, con enorme sentido de la responsabilidad y con enorme sentido del mantenimiento, de la conservación y de la consolidación de las libertades democráticas.
—Ya, ya... es que nos habían dicho, habíamos oído, que en el PSOE, las bases eran mayoritariamente republicanas...
-Bueno, eso habría que preguntárselo a su base. Yo creo que el PSOE tiene mayoría republicana en su base, pero —entendámonos— la mayoría republicana del PSOE es como la mayoría republicana del Partido Socialista Sueco, que gobierna con la Monarquía o del Partido Laborista Británico, que gobierna con la Monarquía o del Partido Socialista Belga, que gobierna con la Monarquía o del Partido Socialista Holandés, que gobierna con la Monarquía... no se trata de disquisiciones metafísicas, no se trata de planteamientos ideológicos. Se trata de que en un momento dado de la Historia es bueno y conveniente para la clase trabajadora y para las capas medias progresistas, para los intelectuales, para los sectores más dinámicos del país y en este momento, ese sentido de lo mejor, coincide con la Monarquía como forma de Gobierno”.
Por: Julen Sordo
(Punto y Hora – Mayo, 1981)
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