Ocho meses delante de la cárcel de Barcelona
Desde el 25 de diciembre de 1975, Lluis Maria Xirinacs i Damians permanece de nueve de la mañana a nueve de la noche delante de la cárcel Modelo de Barcelona. El pasado cuatro de agosto, este cura barcelonés cumplió 44 años. Los ha cumplido al pie del cañón, de su pacífico cañón que no pide otra cosa que amnistía. Ahora, a la palabra amnistía le ha puesto un adjetivo trascendental: total. Xirinacs es un «captaire de la pau» (un mendigo de la paz) que es consciente de un peligro: que su actitud sea catalogada de folklorista. Y no. Convencido de que su opción es madurada y profunda, he pasado con él dos-horas sentado en un rincón de la .acera de la calle Entenza donde se encuentra la cárcel. Le he hablado de PUNTO Y HORA. Le he enseñado unos cuantos números y me ha dado —nos ha dado— ánimos para seguir adelante. Llegué a las once, a pleno calor. Cuando regresaba a casa miré de reojo -palabra— el reloj de uno de los policías armadas que montan guardia en una de las cantonadas. Era la una. Esto fue lo que charlé con el incansable luchador catalán (siete huelgas de hambre y un total de unos ciento cuarenta días de ayuno voluntario).
—¿Por qué aún ante la cárcel pidiendo amnistía?
—Después de la concesión de la amnistía me he mantenido aquí porque se trata de un decreto muy impreciso y quería ver cómo se llevaba a la práctica antes de definirme. Sobre todo me mantenía a la expectativa para no estorbar a que se beneficien lo máximo posible aquellos a quienes afectan. Pero hoy, 9 de agosto, ya se va viendo la línea. Y he llegado a la decisión de seguir en mi sitio pidiendo amnistía total. Esta decisión ha sido largamente madurada porque ya Areilza hace unos meses que anunciaba que para julio habría una amnistía excluyendo los hechos de sangre. Desde entonces he ¡do pensando y consultando con la gente que pasan a visitarme... Incluso la policía me había preguntado si yo pedía amnistía para los que habían matado a policías. Hace tiempo que les contesté que sí, incluso por el bien de la propia policía.
Xirinacs me mira como interpelándome y termina: «Aparte de que en una situación democrática, si quedan en la cárcel los que habían matado policías, sus compañeros en las calles los seguirían matando».
NI ORO DE MOSCÚ NI DE PUJOL
—De ti se dicen muchas cosas. Yo trataré de hacerte llegar las acusaciones más comunes. Por ejemplo, para quienes piensan que lo que tú haces es un lujo mientras ellos están dando el callo a base del trabajo diario, ¿qué explicación tienes?
—Aquí hay dos puntos a contestar. Primero, mientras ellos están de vacaciones yo permanezco aquí. Trabajando aquí. Porque esto mío es un trabajo. Un maestro se pasa su jornada formando a los chavales. Yo procuro llevar a cabo una formación social de mucha gente que pasa por donde yo estoy. Mientras ellos trabajan para ganar, yo trabajo sin ganar nada.
Por otra parte, cuando llego por la noche a casa me pongo a escribir para ganarme la vida. Yo no acepto ayuda de segundos.
—Es que hay quien te considera vendido al oro de Moscú o al oro de Jordi Pujol...
—Se me crea o no, yo no estoy financiado por nadie ni por nada. El poco dinero que gasto —y, oye, he reducido mis necesidades al mínimo— me lo gano yo con mi trabajo. Actualmente escribir. Ni oro de Moscú ni de Pujol. Este jamás me ha dado cinco céntimos ni yo se lo he pedido. En la actualidad tengo ingresos de mis libros de Ediciones Nova Terra que me va pagando conforme a los plazos legales. Además, me van llegando de diez en diez mil pesetas los derechos de autor de otra obra mía —«Veintiún días en huelga de hambre por Catalunya»— que ha tirado —y vendido— once mil ejemplares clandestinamente. Ah. Otro ingreso son las mil pesetas que me da el diario “Avui” por un artículo cada mes. Lo que ocurre –te repito- es que mis necesidades son mínimas. Solo dos primeros días de estar aquí acepté algún que otro alimento, pero de otros, nada de nada. Ni de Moscú ni de mucho más cerca de Moscú.
«QUIZÁ ME AFILIE, PERO NO ESTOY SEGURO»
—¿Puedo desprender de lo que acabas de decir que no estás afiliado a ningún partido político que te respalde detrás?
—Por mi trabajo especial no me he afiliado a ninguno. Pero no soy «antlpartidos». Creo en su necesidad. Es muy posible —no estoy seguro— que en un régimen de democracia me afilie. Porque creo totalmente en la complementariedad de las responsabilidades colectivas e individuales.
Le pregunto si tiene ya medio hecho el «fichaje» por algún grupo y en caso de haber algo cuál sería. Pero no. Me da calabazas «Compréndelo. No te puedo decir mis preferencias. Respeto todos los partidos de oposición y pretendo fomentar la unidad de esta oposición. Quiero ser muy honrado en este aspecto a pesar de que puedo tener mis preferencias».
—Es que Xirinacs, se te acusa también de individualista.
—Soy individual, pero no individualista. En una guerra, la ocupación de un territorio debe de correr a cargo de un ejército, pero el pilotaje de un avión o la colocación de una bomba en un puente puede correr a cargo de una persona. Yo actúo lentamente, solitariamente, pero coordinado, muy coordinado. Pregunta, si no, a la «Assemblea de Catalunya», a los obreros que están en huelga... Por cierto, sabes muy bien que algunos de ellos que fueron despedidos han optado por una táctica similar a la mía, colocándose delante de sus fábricas. Lo que se ha dado en llamar «captaires de la readmisión» (mendigos de la readmisión). O vete y habla con las mujeres que hicieron huelga de hambre en apoyo de la huelga de sus maridos, obreros de “Motor Ibérica”.
SIMBIOSIS ENTRE LO PRIVADO Y LO COLECTIVO
En este punto noto cómo Lluis Maria Xirinacs se ha embalado. Ni una vacilación. Sus palabras salen disparadas. «Hay una perfecta simbiosis entre la actitud privada y la colectiva. Ciertamente que mi papel de «animador social» o lo que antes pomposamente se denominaba «profeta» es una actitud individual. El «profeta» era un señor al margen del pueblo, pero al servicio del pueblo. Yo actúo en estilo no violento en un mundo como el occidental, muy violento. Si yo hiciera mi ejército particular podría haber enfrentamientos entre los partidarios y los no partidarios. En fin, actúo solitario como un rábano».
—Sigo en plan fiscal, que de eso tienes sobrada experiencia. Se te acusa de ser muy radical. Incluso en tu concepción catalanista.
—Mi estilo es radical de acción. O sea, tengo poca elasticidad. No me tomo vacaciones. He llevado huelgas de hambre planteadas hasta las últimas consecuencias. Es decir, hasta la muerte. Es mi modo de hacer las cosas. Pero respecto de mi radicalismo catalán te he de decir que yo soy un anticatalanista en el asunto económico. La actual Catalunya creo que es opresora. Yo atacaré siempre esta opresión. Y en cuanto a la lengua catalana yo siempre hablo castellano con los inmigrados.
—¿Incluso con la policía?
—Cuando no me han detenido, sí. Cuando me detienen, como lo hacen injustificadamente, no hablo ni en catalán ni en castellano. Guardo silencio.
—¿Y con los jueces?
—Les explico en castellano que les voy a hablar en catalán. ¿Me entiendes? Porque si se trata de preguntas oficiales yo hago uso del derecho de la persona a defenderse en su propia lengua.
—Empalmando con algo que decías antes, yo leí que tú no te consideras español de esta España ni catalán de una Catalunya burguesa. Explícate algo más.
—Aunque Trías Fargas ha demostrado que el saldo de entradas y salidas de Catalunya es negativo para Catalunya y que se está descapitalizando respecto de España, eso no quita para que yo piense que la estructura capitalista catalana a nivel privado (y subrayo lo de a nivel privado porque aquí está la diferencia con Madrid) esté generando en España un subdesarrollo. Por tanto, a nivel económico soy muy duro en el juicio de los responsables catalanes de este desnivel. Yo no quiero una Catalunya que vaya creciendo a base de inmigrados que despueblan sus países de origen.
SOCIALISMO ANTES QUE NACIONALISMO
Es en este momento de la entrevista cuando veo a un Xirinacs enormemente realista, consciente «de la dificultad de que, después de conseguida una autonomía, Catalunya vaya contra sí misma para frenar el subdesarrollo que ha generado fuera de ella». Y es que Xirinacs es ante todo un catalán de una Catalunya socialista.
Es él ahora quien me pregunta si conozco sus palabras cuando le concedieron el Memorial Juan XXIII. Las repite satisfecho de que constituyen un lema extraordinariamente revolucionario y humano: «Luchemos contra los fuertes mientras nosotros seamos débiles; luchemos contra nosotros mismos cuando seamos fuertes».
Con un poco de recelo por lo que pudiera significar de toma de partido, confiesa que entre el socialismo y el nacionalismo él juzga primero el socialismo.
EL PRESO, EL OBJETOR Y EL CAMIONERO
Seguimos conversando interrumpidos numerosamente por amigos que vienen a saludarlo. Algunos se desahogan. Un señor ha quedado en exponerle su problema por la tarde después de echarse a llorar a lágrima viva. «¿Me conoce?», le pregunta otro visitante. «La cara sí, pero el hombre...», responde Xirinacs. «Soy el que repartía la comida en la galería...». Es uno que ha coincidido con él en su última estancia —quince días— en la Modelo y que va se halla fuera, pero en libertad provisional. También viene a verlo un objetor de conciencia que cumplía condena en Figueras. Y un camionero pasa con su chaval de cuatro años que besa a Xirinacs con esa ternura de chaval de cuatro años. «Este es un camionero que cuando termina su jornada viene todos los días a pasar dos horas conmigo. De siete a nueve de la noche».
Y así. Otro. Otros. La acera de la calle Entenza no será la misma cuando Xirinacs no esté caminando por ella o sentado en el suelo.
Entre los dos decidimos no abordar la temática religiosa. Habría que hacerlo profundamente y preferimos dejarlo para otra ocasión. El era escolapio y ahora vive con una viuda, el hijo de la viuda y la mujer de éste. «Elías y Elíseo, profetas, también vivían con una viuda. Y Elíseo, además, con el hijo de esa viuda.
Fíjate qué paralelismo». Sincero a carta cabal, con esa cara de niño grande me responde con la mayor naturalidad del mundo: «Y no he tenido nunca relaciones sexuales con esta mujer. A mí no me importa que piensen lo que quieran, pero es así. A Vicenta —su compañera— ya le afecta algo más, pero que digan lo que quieran...».
TXEMA LARREA Y YOSU BILBAO
—Lluís, en tus dos años de cárcel has conocido a numerosos presos vascos. Háblame de ellos.
—La mayor parte de compañeros han sido vascos. De ETA-V, de ETA-VI. del PC, de la ORT. También algunos obreros de Bilbao independientes. Y algunos de ellos son «peces gordos». He estado con Garmendia, con «Tanque», Eguía. Txema Larrea, Yosu Bilbao... Todos muy jóvenes, todos muy sanos sicológica y moralmente. Algunos de ellos muy instruidos y otros no tanto, más de extracción campesina, de los «caseríos». Ninguno presentaba la clásica figura de terrorista. Recuerdo muy especialmente lo preparados que estaban, por ejemplo, Txema Larrea, de ETA-V, y Yosu Bilbao, de ETA-VI. Tanto es así que Yosu Bilbao nos dio una serie de conferencias a todos los presos políticos por lo que fue expulsado del hospital donde estábamos. Me impresionaba ese espíritu de hombres especie de militares, con capacidad de responder espontáneamente al sentirse pueblo oprimido. No han perdido el sentido de su propia defensa. Es lo que —como diría yo— tratan de resucitar los ejércitos del pueblo. Marx hablaba de alienación a nivel militar. Alienación que padecemos los muy civilizados que hipócritamente cedemos a cuerpos especializados la responsabilidad de ser defendidos. Es muy cómodo estar en la cama con las joyas en el armario mientras los guardias civiles cogen a los ladrones por la noche.
—¿Cómo veían tu estrategia estos militantes radicales de izquierda?
—Tenían una idea que luego reconocían falsa. Se pensaban que era una cosa folklórica por las noticias de los periódicos. Luego reconocían que mi lucha era tan dura como la suya, pero con otro estilo, con riesgo como ellos de la vida, de la salud, de la posición económica, etc. Y entonces nos hacíamos amigos. Hay una anécdota en este sentido. Cuando les leí, nada más redactarla, la carta que escribí a Franco desde Carabanchel, estaba allá un cura simpatizante de ETA-V que me dijo: «Esto es igual que lo que hacemos nosotros, pero en no violento». Se comprometió a divulgarla por el País Vasco cuando saliera y ha cumplido su promesa.
EL INOCENTE JUEGO DE LAS TRIADAS
Para terminar, le propuse una especie de juego informal: el que yo llamo el juego de las tríadas. Por sistema me rechazó aquellos grupos que pudieran llevar a conclusiones de partidismo político. Se lo acepté de buen grado. La Cosa el juego no tiene la más mínima importancia. Se trata de calificar del cero del suspenso al diez de sobresaliente una serie de nombres.
—Raimon. Lluís Llach, Joan Manuel Serrat.
—Diez, nueve, siete.
—Adolfo Suárez, cuatro: Fraga, cuatro; Areilza, cinco.
—Guerra Campos, uno; Marcelo González, cuatro: Tarancón, siete.
—Jubany, siete; Iniesta, nueve; Setién, ocho.
—José María González Ruíz, nueve; Miret Magdalena, ocho; Evangelista Vilanova, siete
—Gandhi, diez; Che Guevara, diez; Luther King, diez.
—Antonio Machado, nueve; Miguel Hernández, diez; Espriu, nueve.
—Portugal, siete; Francia, cuatro; Suecia, cinco.
—Maciá, nueve; Companys, nueve; Tarradellas, sin calificar.
—«La Vanguardia», tres; «El País», siete; «Avui», siete.
Ahora hace falta que el lector califique esta tríada: Lluís María, Xirinacs, Damians.
FRASES VARIAS
"Se me crea o no, yo no estoy financiado por nadie ni por nada"
"Por mi trabajo especial no estoy afiliado a ningún grupo político, pero no soy antipartidos".
"En la cárcel he tenido muy buenos compañeros de ETA-V y ETA-VI. Todos muy jóvenes, todos muy sanos sicológica y moral-mente." ingreso son las mil pesetas que me da el diario «Avui» por un artículo cada mes. Lo que ocurre —te repito— es que mis necesidades son mínimas. Sólo los dos primeros días de estar aquí acepté algún que otro alimento, pero de oros, nada de nada. Ni de Moscú ni de mucho más cerca de Moscú.
"Los militantes vascos se pensaban que lo mío era algo folklórico, pero luego reconocían que mi lucha era tan dura como la suya”.
"En el terreno económico soy anticatalanista. La actual Catalunya es opresora"
"Yo no quiero una Catalunya que vaya creciendo a base de inmigrados que despueblen sus países de orígen"
"Soy individual, pero no individualista; actúo solitariamente, pero muy coordinado"
Ángel Sánchez de la Fuente
(Punto y Hora – Setiembre, 1976)
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