La iniciativa de este semanario de elegir el «político del año» ha coincidido con el relanzamiento de una de las campañas más retorcidas
— por emplear un término benévolo— que se recuerdan, orientada desde el poder central y dirigida contra el
del EBB del Partido Nacionalista Vasco, Xabier Arzalluz.
Arzalluz es víctima de esa campaña por permitir que su partido exprese su protesta por la visita de Suárez a Euskadi; por recordar, con motivo de las reuniones del «Frente por la paz», que la violencia, al margen de su cuestionamiento hoy, tiene unas causas políticas también, por defender los derechos del pueblo vasco sin dejarse controlar por el Gobierno de UCD, pero, sobre todo, por hablar claro, cosa excepcional en políticos de alta responsabilidad como la que ostenta.
Arzalluz es, en definitiva un político de riesgo que en un año tan duro como ha sido este 80 ha afrontado los acontecimientos adversos con valentía, coraje, pero sobre todo claridad: su contundencia ha escandalizado. Sin embargo, aquí, en su país, sus palabras tienen credibilidad. Xabier Arzalluz, desde su punto de modernizador del Partido Nacionalista, ha emprendido además una tarea ambiciosa, importante también para Euskadi, diferencias políticas aparte.
AUTORRETRATO
Arzalluz es, posiblemente, el político vasco al que más definiciones se le ha buscado como sucede con los hombres polémicos. Y, la verdad, es que las ha habido para todos los gustos. Desde correctas como las del diario «El País» que lo define como «entusiasta y contundente, alentador de la raigambre histórica del PNV, orador sereno y controlado» hasta una de «La Gaceta del Norte», más distante, que lo sitúa como un hombre «pragmático, duro, comprensivo, mesiánico».
Pero Arzalluz inspira también, y sobre todo, definiciones apasionadas, como las negativas de determinada prensa madrileña que lo ven como un racista, fanático, maquiavélico, ambicioso... o la última que ha publicado José Oneto en «Cambio 16» en la que, además de acusarle de ser un infiltrado de EE en el PNV, lo define como «alto, corpulento, soberbio y distante...».
También las tiene apasionadamente positivas como ésta de su entorno familiar que lo ve como «muy inteligente, abierto, simpático, decidido, humano, de fuerte temperamento, propio de la casta Errexil».
Pero nunca se ha conocido una definición propia de Arzalluz. ERE se la pidió y el presidente del EBB la hizo. Arzalluz se ve así:
«La verdad es que nunca había pensado en definirme y supongo que la definición más adecuada, aunque también pueda tener sus defectos, es la que te dan desde fuera. Ahora Oneto, el de «Cambio 16», me definía como alto, fornido, soberbio y distante. Evidentemente esta definición indica claramente que viene de un enano porque a mí verme alto y fornido cuando tengo una estatura y complexión normal... Entonces cada cual define a uno desde la óptica de sus conocimientos. El problema es ¿quién conoce a Arzalluz? La opinión que tiene Arzalluz de sí mismo no sé hasta qué punto es adecuada darla porque uno no es nunca buen juez de sí mismo. Lo que sí se viene diciendo mucho, sobre todo desde Madrid, es que soy un hombre duro, mesiánico, hasta tortuoso. Reduciéndonos al nivel político de definición de una persona pues yo sí soy idealista, procuro ser pragmático porque mi pecado puede consistir en ser excesivamente teórico pues, al fin y al cabo, procedo de un medio idealista —he sido jesuita— y me han enseñado a darme a los demás. Creo que soy de una inteligencia normal, un poco imaginativo, bastante directo y de vuelta de muchas cosas. Lo de duro, ¡hombre, la vida endurece! Pero creo que no es así. Muchas veces precisamente porque creo que soy hombre de buen corazón fácilmente peco de blando y, como todo vasco, que creo que es una característica étnica, si se me viene por las buenas soy buena persona, pero si se me viene por las malas pues, efectivamente, puedo ser muy duro. Y en cuanto a que pueda ser un hombre doblado, pues no lo soy. Tal vez soy guipuzcoano y, por lo tanto, creo que le caracteriza al guipuzcoano, sobre todo si se le trata debidamente, cierta flexibilidad. Si se le trata indebidamente posee unas buenas dosis de rigidez. Por ahí iría yo en mi definición sin entrar en cuestiones personales que creo que uno no puede entrar. Y desde luego, sí me veo sintiéndome dentro de mi propio pueblo al que quiero y del que no me imagino poder vivir separado. Y por lo tanto el último de mi trabajos, de mis desvelos es evidentemente mi pueblo al que quiero por encima de cualquier otra cuestión, tal como es, con todos sus defectos».
RAÍCES
Azcoitia es un pueblo guipuzcoano del valle del Urola, de honda tradición carlista. En una casa de piedra, conocida por estar situada en una de las tres viejas entradas al pueblo y contar en su fachada con la imagen de la Virgen del Portal, nació Xabier Arzallus hace cuarenta y ocho años.
En Errexil, el nombre de esa casa, está pues la raíz del presidente del EBB. Su familia era foralista, muy religiosa y de clase trabajadora. Xabier Arzalluz fue el menor de siete hermanos y el hijo de un chófer,
Tuvo una formación religiosa muy intensa. Estudió con los salesianos de Floreaga en Azcoitia, y el bachiller lo hizo ya con los jesuitas de Durango. De allí saltó a Navarra, Javier, y terminaría por hacerse jesuita en Alemania
A pesar de que Azcoitia puede quedar lejos en su vida no ha roto el contacto con su pueblo natal. Allí le queda un hermano que es director de la sucursal de un banco. El resto de la familia está un tanto desperdigada. Una hermana, religiosa, permanece en Chile conviviendo con los indios mapuches. Otra reside en Donostia. De sus hermanos, uno de ellos es jesuita y se dedica a la enseñanza; otro reside en Alemania y el último de ellos se encuentra en Venezuela,
Pero Azcoitia pesa mucho en la vida de Arzallus. «Es gente extraordinaria. Tengo que escribir un libro sobre todo aquello», dijo a ERE. En su entorno familiar, Arzallus cuenta con buena imagen.
Hay quien dice que Arzallus siente nostalgia de un antepasado rural, pues no deja de ser un kaletarra, al igual que Sabino Arana.
Las raíces autóctonas de Arzallus se enriquecen con sus estudios — varias carreras, varios idiomas, muchos viajeros— y su estancia en Alemania. «Lo que he aprendido por ahí no me lleva a despreciar lo mío», dijo a ERE.
MODO DE VIDA
Aunque parezca paradójico dada su imagen pública de hombre extrovertido, Arzallus es un gran añorante de la vida familiar a la que apura al máximo dentro de sus escasas posibilidades de tiempo. Casado con Begoña Loroño, procedente de un casería de Galdácano, el matrimonie tiene tres hijos.
Arzallus suele insistir en que es hombre de mucha vida familiar, y que le preocupa no poder estar más con sus hijos. «Por mis hijos haría cualquier cosa y los quiero mucho. Son algo tan importante, son el futuro...», suele decir.
Con mucha frecuencia se le presentan problemas porque tiene que estar mucho tiempo fuera. «Es a las tardes cuando se trabaja en este partido», dice Arzallus. Los domingos es muy corriente que tenga alguna actividad, que si la inauguración de un batzoki... le invitan a comer y a veces tiene que ponerse un poco duro para que le entiendan que no puede quedarse, que tiene que ir con su familia a la que casi no ve.
La vida pública le retrae cada vez más. «De alguna manera todos se te echan encima, estás un poco como a subasta pública y eso, poco a poco, te hace encerrarte, estar con los tuyos… Ya no me gusta viajar, me da una pereza tremenda tener que salir fuera», dice Arzalluz.
CULTURA
Arzalluz recuerda con frecuencia a los suyos que él no es un político propiamente dicho. Que lo suyo es la enseñanza, la investigación en la historia, en las leyes... y que de ese mundo lo sacaron los líderes del PNV, Ajuriaguerra y Zubiri, durante la clandestinidad. «Lo dejé por disciplina de partido y servicio al país», suele decir.
Con frecuencia Arzalluz añora ese mundo universitario del que él ha sido parte y esa impronta culta, unida a su raigambre, se refleja en sus gustos culturales.
Así, a Arzalluz tanto le gusta el monte como la lectura de los clásicos griegos y latinos. «Esa es mi lectura preferida en materia literaria, aunque también me gusta la novela moderna de acción, de tipo americano, sin demasiadas disquisiciones personales del autor, con personajes vivos».
Respecto a la literatura actual en euskera, el presidente del EBB la considera, en general, aburrida y de poca altura. «Estoy con ganas de empezar a escribir en euskera», dice, y reconoce a la vez que lo que le ha retraído ha sido el no meterse en el mundo del euskera batua que «no me gusta demasiado por lo que encierra de artificialidad. Me gustaría escribir desde mi propia espontaneidad, en lo que yo hablo»... Suele recordar cómo en tiempos duros, unos cuantos, empezaron a escribir, a máquina simplemente, unos ensayos que llamaron EKIN.
El cine es otra de las aficiones de Arzalluz, pero no dispone de tiempo para ir. «Hace mucho tiempo que no voy», suele decir siempre que se le pregunta. Sus gustos cinéfilos se inclinan por el neorrealismo italiano de los años inmediatos de postguerra y el cine de contenido social directo que suelen hacer los americanos hoy día. «Es que reflejan problemas vivos. No me gusta el cine ideologizado», añade este hombre cuyo carácter activo se refleja también en los gustos.
ELOCUENCIA
Xabier Arzalluz es el plato fuerte de los mítines del PNV en los que su nombre aparece en las listas de oradores. El mero anuncio de su intervención, su mera presencia provoca ya un estado de ánimo diferente entre su gente... «Ahora, ahora viene lo bueno», suelen decir muchos por lo bajo cuando Arzalluz se acerca a hablar a los micrófonos.
El éxito de Arzalluz está en su estilo directo, en un lenguaje muy rico en expresiones populares, en la valentía de sus afirmaciones... Y todo el conjunto hace arder al auditorio nacionalista... «Cuando habla él habla el partido, habla la historia de este pueblo...», suelen decir sus incondicionales.
Algunos suelen decir que prepara muy bien los mítines. Pero él lo niega rotundamente. «Me suelo presentar a mis mítines a pelo. Soy incapaz de escribirlos
Jocosamente, comenta a veces: «Algunos creen que es porque he echado muchos sermones, pero siendo religioso no ejercí de sermoneador». De todos modos, cualidades naturales aparte, Arzalluz se ha dedicado a la enseñanza durante mucho tiempo, ha ejercido como abogado... y no cabe duda que son toda una escuela de oratoria. Pero también están «las convicciones profundas, las vivencias que se te presentan espontáneamente porque están ahí, y eso te comunica con la gente», tal y como suele decir.
En Madrid, en el Parlamento español, tuvo también intervenciones brillantes. La que se recuerda como más famosa es el discurso que pronunció con motivo de la amnistía. Arzalluz suele recordar cómo el difunto párroco de Azcoitia, Galarraga, que se había quedado entusiasmado con su intervención, le preguntó cómo lo había preparado: «Pues nada, en el camino, en Aranda del Duero, concretamente, tomé unas notas, y me limité a extenderme sobre ello. Es que las vivencias estaban en la memoria».
LAS FRASES
Que Arzallus no gusta al poder central no es ningún secreto. Es algo ya viejo. Cada vez que habla ante las multitudes de su partido el escándalo está garantizado, al menos, en la prensa vinculada al poder central. El piensa que la espontaneidad supone un riesgo, pero está convencido que las reacciones negativas que provoca son fruto de una campaña desatada desde sectores del poder contra él.
Sus frases atacadas, más conocidas son:
«Madrid, la bota que nos ha estado pisando durante más de un siglo».
«Tiene que quedar muy claro que ese currusco que nos van a soltar desde Madrid (la autonomía) no es ningún regalo. Que es un trozo de nuestro propio pan y de un pan hecho con el trigo de nuestros campos».
«Si realmente nos quieren hacer creer que se ha superado aquella época y que se han zanjado las diferencias surgidas de una guerra civil tienen que empezar por restaurar y reconocer lo que respetó la dictadura de Primo de Rivera, lo que respetó la República y nos quitó Franco con un decreto de guerra llamando a Vizcaya y Guipúzcoa provincias traidoras. Y conste que para nosotros eso de provincias traidoras es un timbre de gloria porque fuimos traidoras a la dictadura, traidores a la sublevación armada, fuimos traidores a la opresión.
CONTRAFRASES
«Voy a hundir a Arzalluz» dicen que dijo José Oneto, director de «Cambio 16», el conocer las declaraciones de X. Arzalluz en las campas de Olarizu allá por octubre de 1978. Y Oneto, aunque no ha conseguido su objetivo, mantiene en plena vigencia su campaña.
«Arzalluz que controla el PNV y está enfrentado a Carlos Garaicoechea ha movilizado a la plana mayor de su partido para intentar con huelgas de ayuntamientos que el éxito político de la visita de Suárez no se lo lleve ni el presidente del Gobierno español ni el del Gobierno vasco. El éxito político si se produce pues será para el señor Arzalluz...». Esto decía hace tan sólo quince días Oneto, al que puede considerársele junto con Pedro J. Ramírez, director de «Diario 16», los abanderados de las campañas contra el presidente del EBB desde los
Las palabras de Arzalluz en Icíar, hicieron hablar al secretario general de la UCD vasca, Jaime Mayor Oreja que señaló: «Sus manifestaciones generan un inmenso recelo, una gran desconfianza, sobre todo en las esferas de la Administración Central y el mundo político de Madrid». O una del PSOE, que comienza así: «Ese pensamiento que se esconde detrás es absolutamente reaccionario...» en respuesta al famoso «currusco de pan».
(Revista ERE, Diciembre 1981)
Irrepetible!!!
No hay ni habrá otro como él. Lo conocí personalmente aunque muy poco, pero su discurso a lo largo de su vida me ha marcado para siempre.
Gora Euzkadi askatuta!!!!
Goian bego Xabier!!!
Publicado por: Silber | 08/28/2020 en 11:06 a.m.