“A todos los que me han ofendido les perdono, a todos los que haya podido ofender pido perdón. Y si he de morir lo haré serenamente”. Lluis Companys a sus allegados poco antes de ser fusilado.
A Lluis Companys tanto la libertad personal y la política se le acabó traumáticamente un lejano día 13 de agosto de 1940, hace ya 80 largos años pues. En la Francia ocupada, en Arbaol, seis agentes de la temible Gestapo alemana coordinados por el muy siniestro policía fascista español franquista llamado Pedro Urraca lo detuvieron. Era la Francia ocupada, el fascismo campaba por Europa, malos tiempos para la democracia y para la lírica en cuestiones de libertades. Los alemanes habían ocupado Francia. Antes y de parecido modus operandi habían sido “cazados” entre otros muchos los socialistas Julián Zudazagoitia y Cruz Salido, Joan Peiro de la CNT y José Lecaroz del PNV. El 21 de agosto Lluis Companys fue interrogado por primera vez en la cárcel parisina de La Santé. El siniestro policía Pedro Urraca (agente 447 en la jerga represiva de la policía fascista española) recibió la taxativa orden de llevárselo a Madrid y todo ello mediante la ya siniestra gestión de la Embajada española de París. Y así el 29 de agosto llegó, lo llevaron en coche hasta la llamada Avenida de Irún, en Hendaya, frontera física entre la España fascista y la Francia ocupada. El contumaz fascista Serrano Súñer ministro a la sazón de Asuntos exteriores de Franco intervino gustosa y directamente cumpliendo estrictamente las órdenes y deseos del facineroso golpista Francisco franco. Lluis Companys fue trasladado a los calabozos de la Dirección de Seguridad de Madrid hasta el 3 de octubre. De ahí lo llevaron a Cataluña, a Montjui concretamente, luego el Consejo de Guerra de rigor y la correspondiente condena a muerte, sin apelación posible alguna.
Y así un año después de finalizada la guerra civil en España, el 15 de octubre de 1940, Lluis Companys Presidente de la Generalitat de Catalunya fue fusilado al amanecer en el foso del Castillo de Montjüic, no quiso que le vendaran los ojos y descalzo por voluntad propia al querer tocar con la planta de los pies directamente tierra catalana estalló en un ¡Per Catalunya! antes de recibir la descarga mortal. En el mismo sitio, 31 años antes caía también fusilado el profesor y pedagogo Ferrer i Guardia. Lluis Companys fue detenido poco antes por la Gestapo de Hitler en la Francia ocupada con la complicidad del gobierno francés colaboracionista de Vichy y entregado en la frontera a la policía de un Franco victorioso contra la legítima II República. Eran tiempos en los que la II. Guerra Mundial asolaba todo lo que encontraba por delante. Tiempos de totalitarismos y de oscuridad para los Derechos Humanos más elementales. Franco sometió a Companys a un trato denigrante, lo encarceló, torturó, lo condujo a una comedia de Consejo de Guerra y fusiló por lo que era y por lo que representaba.
Fusilaron a la persona pretendiendo borrar de Catalunya a la máxima representación que él encarnaba, la legalidad republicana y la Generalitat. De todas maneras, es cierto, la opinión sobre la gestión de Companys es tan discutible como la de cualquier otro dirigente que hubiera vivido tiempos de duras turbulencias sociales y políticas. Lluis Companys reposa en una tumba en el Fossar de la Pedrera junto a otras víctimas de la represión franquista. No fue la primera vez que conoció detención, cárcel ni persecución. Lluis Companys i Jover hijo de Josep Companys i Fontanet y de Maria Lluisa de Jover nació en Tarrós, Lleida, en 1882 en el seno de una familia de agricultores. Desde muy temprano mostró sus inquietudes favorables a la República militando desde joven en asociaciones y organizaciones republicanas y catalanistas. Estudió Derecho en Barcelona. Ciertamente hoy en día en Catalunya casi todos lo hacen suyo, algunos por nacionalista, otros por progresista en la defensa de las capas populares, y hay quien lo hace suyo por republicano o por independentista.
Lluis Companys recién acabada la carrera de Derecho destacó por su incondicional apoyo y defensa de los obreros y sindicalistas, fue Director de la “La lucha” en 1916 y un año más tarde elegido concejal del Ayuntamiento de Barcelona por el Partido Republicano Catalá. Lluis Companys era sensible con la problemática social que imperaba en Catalunya y actuó profesionalmente como abogado de obreros, cuestión por la que fue deportado a Mahón. El ambiente era duro y complicado, turbio y confuso. Es más a partir de 1919 se iniciaron las grandes movilizaciones obreras presididas por la CNT y apareció el pistolerismo con el consiguiente incremento de la represión gubernamental. Lluis Companys fue uno de los cofundadores de ERC y el 14 de abril de 1931 proclamó la República desde el balcón del Ayuntamiento de Barcelona. Diputado en las Cortes y también en el Parlamento de Catalunya que presidió, gobernador civil de Barcelona y brevemente ministro de Marina en tiempos de Azaña. En 1934 sucedió al fallecido Francesc Maciá como Presidente de la Generalitat. El 6 de octubre de 1.934 y como respuesta a la entrada de ministros antirrepublicanos de la CEDA en el gobierno de Lerroux, proclamó el Estado Federal Catalán en plena huelga general y durante la insurrección minera de Asturias sofocada a sangre y fuego. Lluis Companys fue detenido, juzgado y condenado a 30 años aunque rápidamente recuperó la presidencia de la Generalitat después de la amnistía consecuencia de las elecciones de febrero de 1936 con la victoria del Frente Popular. El 18 de julio de 1936 Companys consiguió abortar en Catalunya la sublevación militar, preservó las instituciones catalanas y logró integrar en el Gobierno de la Generalitat incluso a la propia CNT. A partir de 1937 abundaron sus enfrentamientos con el gobierno republicano de Negrín y ya en 1939 con los sublevados entrando en Catalunya y pisándole los talones huyó a Francia cruzando la frontera a pie acompañado del primer Lehendakari del Gobierno Vasco José Antonio Agirre que se encontraba en Catalunya. Un año más tarde Lluis Companys fue apresado por los nazis y entregado a la policía de Franco. El primer Lehendakari de Euskadi José Antonio Aguirre y Lekube, al contrario, tuvo muchísima más suerte y pudo escapar milagrosamente desde el propio Berlín camino de Sudamérica, a duras penas, y después de una muy rocambolesca huída. Muchos le dieron por desaparecido. Pero reapareció ante los suyos y ante la historia de los vascos, ahí su muy apasionante y muy recomendable libro titulado “De Guernica a Nueva York pasando por Berlín”. Toda una vivencia. Todo un relato. El testimonio de la tenacidad.
La guerra civil fue un auténtico fracaso colectivo, sí, un fracaso de la política y de la capacidad de diálogo del ser humano. Pero algunos, hay que decirlo, fueron muchísimo más culpables y muchísimo más responsables que otros. Muchísimo más. Ya en democracia y en justa aplicación de la Ley de la Memoria Histórica el Tribunal Supremo español proclamó nula de pleno derecho la sentencia que condenó a Lluis Companys a muerte basándose en el carácter ilegítimo de las instancias que lo juzgaron, manera de proceder equiparable a los planteamientos de la actual Alemania respecto a las sentencias de los tribunales nazis. Ojala que no lleguen a cortarse los hilos de la historia. Recordar es fundamental. No, nunca jamás.
La asociación y representantes de la Asociación “Kepa Ordoki Memoria Historikoa del Bidasoa” ha organizado una ofrenda floral el 29 de los presentes en la fronteriza Avenida Zubia de Irún con Hendaya, paso hoy tan sólo para viandantes, ante una gran foto del que fue Presidente de la Generalitat. Ochenta años más tarde se comprueba que la muerte física no conlleva la desaparición de las ideas y de los ideales. No es posible poner ni puertas ni ventanas ante la historia de las voluntades de los pueblos y de las naciones. Honor y gloria a los asesinados por el fascismo. Honor y gloria, recuerdo y reconocimiento, merecida justicia histórica a las víctimas de los imbéciles y esbirros de la historia. Sea.
Viva la libertad y la Democracia.
Vivan las naciones sin estado.
Gora !!
Por: José Manuel Bujanda Arizmendi
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