En 1976 abrimos en la calle Marqués del Puerto de Bilbao una oficina donde hacíamos de todo. Formación, reparto del Euzkadi, dossier de prensa, atención a las Juntas, Asociación de Gudaris y Mutilados, reuniones de todo tipo. Trabajar allí era como estar en una coctelera. Fueron años del inicio de todo y a aquel piso acudía mucha gente con documentación que había tenido guardada como oro en paño en su casa en lugares recónditos. Lo recibíamos todo y lo guardábamos. No teníamos un archivo como en la actualidad existe el de la Fundación Sabino Arana.
Estos días de confinamiento me he dedicado a sacar y sacar papeles y entre ellos me ha aparecido un acta de un valor increíble como fue la que se redactó con primoroso cuidado y ornamentación cuando se exhumaron los restos de Sabino Arana del pequeño cementerio de Sukarrieta donde murió en 1903. Se ve que el EBB percibió que la guerra se perdía y pensaron en abril de 1937 que lo primero que harían los sublevados sería ir al cementerio y profanar la tumba del fundador del nacionalismo vasco y, con buen criterio y mirada larga, decidieron en acto solemne con el EBB presente y diversas autoridades sacar sus restos y llevarlos al cementerio de La Herrera en Zalla, jugando con el despiste ya que se creyó habían sido llevados por mar a Iparralde. Fue por más de cincuenta años uno de los secretos mejor guardados.
Encontré el acta e invito a su lectura. Es un modelo de respeto y veneración por la figura de aquel hombre que fue quien creo el movimiento abertzale con el fin de lograr que un pueblo que se iba y desaparecía como tal ponerlo en pie. La ikurriña, el nombre, el himno, el grito de que Euzkadi era la Patria de los Vascos, el aprendizaje del euskera y su valoración, sus polémicas y encarcelamientos y su muerte a la joven edad de 38 años deberían hacer que su memoria estuviera más presente. Pero no lo está. Solo lo está para el ataque y la simplificación de su obra desconociendo un hecho indudable: cuando alguien crea un partido como el PNV y 125 años después este partido gobierna en todas las instituciones vascas, esa personalidad no es la de un cualquiera y un mínimo de reconocimiento se le debe. Y no se está haciendo.
La IA no lo traga. Lo primero que ha logrado gracias a ETB es que su gran creación que fue formular los derechos de la Nación Vasca y crear el neologismo Euzkadi como pueblo de los vascos que vienen del sol, en clave poética, sea sustituido por Euskal Herria nombre anterior lingüístico y geográfico pero no político. Sabino sabía perfectamente que los euskalerriacos eran unos tibios defensores “de la tierra” pero nada más y sacudió el arbolito. Conocía el Gernikako Arbola pero sabía también que era una preciosa canción foral y vinculada al carlismo perdedor y de ahí que innova y comienza su Himno con ¡¡Gora ta Gora Euzkadi!!. Y tantas y tantas cosas que innovó. Era un activista, un pionero, un propagandista y un hombre de gran personalidad. Mi propio nombre Iñaki es una novación suya. Por cierto el nombre Euskal Herria y el Gernikako Arbola fueron permitidos por el franquismo. Euzkadi y el himno fueron perseguidos.
El escritor Ramón Saizarbitoria escribió un libro con cinco relatos y uno de ellos era el de un gudari mutilado que estuvo presente en la exhumación reflejada en el acta. Escribe muy bien pero manipula la escena, como no puede ser menos en alguien vinculado a ese mundo. No valora el momento de guerra, la figura de Sabino, la importancia de los que estuvieron allí muchos posteriormente ejecutados o perseguidos y lo manipula todo con ese tono antisabiniano de la IA. Es una pena que acto de tanta trascendencia e impacto hecho en plena guerra quede en una manipulación. Lo malo es que el mundo sabiniano ha quedado reducido a algo casi invisible. Ya no hay Lauaxetas, Lizardis, Tellagorris, Ugalde, Sota, Gurrutxagas y Basalduas que glosen con respeto este tipo de historias. Por eso digo que habría que volver a desenterrar a Sabino Arana y poner a circular su contundente mensaje no vaya a ser que en breve los nuevos superabertzales nos traten de demostrar que el nacionalismo vasco nació con ETA.
La Fundación Sabino Arana, receptora del documento entregado el pasado miércoles emitió esta nota. Imagínense que un documento de esta importancia lo hubiera tenido alguien de la IA y entregado a su Fundación. Hubiera abierto informativos y estaría en la portada de todos los periódicos y comentarios. Y Saizarbitoria hubiera escrito un libro laudatorio. Es a eso a lo que me refiero tras haber vivido una celebración del 125 aniversario de la gran creación de Sabino Arana como si fuera un día más.
Una pena.
Dice así la nota:
“Hemos recibido en la sede de Sabino Arana Fundazioa una copia de un documento histórico con especial valor para el patriotismo vasco, de la mano de Iñaki Anasagasti. Acta 30 de abril de 1937 Se hizo en la sede del Partido Jeltzale de Euzko Alderdi Jeltzalea en Bilbao, donde participaron 19 burukides y personalidades.
El 27 de abril, 24 horas antes del bombardeo de Gernika, una junta de miembros de EBB de EAJ-PNV acudió al cementerio de Sukarrieta con Doroteo Ziaurritz. Juan Ajuriaguerra también era miembro de esa junta. El objetivo de estos hombres era sacar los restos de Sabino Arana de la fosa y llevarlos a otro lugar seguro y bueno. De hecho, mencionaron los restos de Sabino en ese cementerio en 1903, pero viendo la agresion de los franquistas temían que profanaran la tumba de Sabino.
Primero y uno, los restos de Arana fueron llevados a Sabin Etxea, y los metieron en una caja de zinc. Ese acto fue recogido en el acta que hablamos. Más tarde, esa caja de zinc se dejó en el panteón familiar de Manuel Sainz de Taramona en el cementerio de Herrera, en el municipio de Zalla.
Sin embargo, no todos los restos de Sabino fueron guardados en Zalla; algunos de los huesos fueron trasladados al lugar de nacimiento del don Michel Garikoitz, al Valle (País Vasco). Se propagó que todos los restos fueron trasladados a ese lugar para guardarlos en secreto en Zalla. En cualquier caso, a través de esta acción, si los franquistas descubrieron los restos de Zalla, se quiso evitar que todos los restos de Sabino Arana se pierdan para siempre.
El 1 de enero de 1989, todos los restos de Sabino Arana Goiri fueron trasladados de nuevo a la tumba original de Sukarrieta, donde actualmente está situada como antes de esta iniciativa reflejada en el acta.”
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