DE MIGUEL DE UNAMUNO
Ceñudo Pagasarri, viejo amigo de la tristeza de mis mocedades, tu soledad amparó mis soledades con su rasa verdura como abrigo.
Tu adusta faz de mi anhelar testigo, al verte hoy a mi recuerdo añades y con el aire de tu cumbre invades este pecho que hiciste tú conmigo.
Las pardas peñas de San Roque, enhiestas espaldas del jayán, frente a la villa se alzan llevando tu cabeza a cuestas y en el invierno allá en lo alto, orilla del cielo de mi cuna en breves puertas mi sol en la agonía al mundo brilla.
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