Fue la mujer más hermosa de Euskadi y, sin embargo, cuando la conocí comprendí que mi padre no me había dicho toda la verdad. Y es que no era fácil ni para un poeta como él describir todo el cielo de los ojos de Julene, el trigal de su cabello y su cuerpo que no conoce vejez y es grácil como una flor. Pero cuando Julene habla, su belleza fluye suave como una canción en el euskera de Azkoitia, en la magia de su sonrisa y en el gesto delicado y firme de sus manos. Es su otra belleza y fue así como la vieron las multitudes que la escuchaban en los mítines de Euskadi. Tuve la suerte de verla y oiría en Caracas junto a José Antonio de Aguirre y mi padre en una noche memorable. Parecía que todo el ardor, el entusiasmo y la esperanza que mantuvieron en sus corazones por la causa de Euskadi no había conocido derrota alguna. Aquella noche fue magnífica para los vascos del exilio y muchos lloraron. A mí, que no había conocido la apoteosis de Euskadi, se me clavó en el corazón como un dardo de fuego. Pero fue también Julene la mujer que tomando mi mano en gesto amable pero cansado, señaló la foto de sus padres colgada en la pared de su cuarto, diciendo con una tristeza que sólo el azul de sus ojos amansaba: estuvieron solos en su última hora porque todos sus hijos caminaron al exilio". Y la amargura del destierro, que significa soledad y significa estar sin.raíces, se volvió dura y grande entre nosotras como un tempano de hielo. Entonces comprendí qué alto y ajeno puede ser el cielo para la esperanza de un corazón que mira las estrellas, esperando marquen el rumbo de regreso a unt tierra de donde una vez hace catorce mil seiscientas noches, la incomprensión de unos hombres lo expulsaron.
Julene: ¿Cuándo hablaste por primera vez?
Fue en una presentación en Azkoitia, mi pueblo. Cuando la dictadura de Primo de Rivera todos los centros vascos se cerraron y en el de mi pueblo quemaron la ikurriña, que era de dos tapas. Al llegar la libertad de actuar se reinaguraron los centros vascos y en Azkoitia decidieron bendecir la parte de ikurriña que había quedado sin quemar y se organizó una fiesta. Presenté los oradores y así comenzó todo. Luego, me convencieron de que estaba obligada a hacer algo por Euskadi y que como oradora lo podía hacer. Estuve en contacto con muchos jesuitas de Loyola, que me ofrecieron la biblioteca y los archivos para mi información.
Hablabas en euskera o en erdera?
Siempre en euskera ¡si en erdera no sé hablar!
¿Cómo preparabas tus intervenciones, Julene?
En casa y al llamarme iba donde me solicitaban.
¿Quién te llamaba?
El Gipuzko Buru Batzar del PNV. En algunas ocasiones también de los mismos pueblos en donde organizaban algo. Pero, en general, era el PNV el que disponía dónde debíamos ir los oradores.
¿Cuándo surgió Emakume?
Al implantarse la República se anunciaron elecciones a Cortes Constituyentes y se lanzaron los partidos políticos a una frenética campaña electoral. Como la República reconoció el voto de la mujer, los nacionalistas vascos se apresuraron a resucitar Emakume, que podía responder en aquel momento a las aspiraciones de la mujer vasca.
¿Tenía fuerza Emakume Abertzale Batza?
¡Es tan difícil darse cuenta de todo el entusiasmo que estalló en Euskadi con la organización de Emakume! Llovían a Bilbao innumerables peticiones de reglamentos, orientaciones e instrucciones. En todas partes surgían mujeres de todas las edades y condición dispuestas a afiliarse en Emakume y multiplicábamos nuestros esfuerzos, organizando conferencias, mítines, actos de propaganda. Cuando hubo persecución a los nacionalistas, en un momento dado, las mujeres no nos arredramos. Creo que todo lo contrario... éramos la respuesta de un pueblo que no estaba dispuesto a morir.
¿En qué locales organizabais vuestros actos?
Teníamos domicilios en los edificios de los Batxokis, centros del PNV, que albergaban a todas las organizaciones abertzales.
¿Emakume Abertzale Batza pertenecía al PNV?
Éramos una asociación de mujeres abertzales. Desde luego que sus actividades se desarrollaban de acuerdo con las autoridades del PNV.
¿Cuál era el emblema de Emakume?
Creamos la insignia oficial de EAB, tomando como distintivo la ikurriña.
Julene, ¿recuerdas algún éxito concreto de actividad electoral de las emakumes?
Sí. En las elecciones del 25 de abril de 1933. Con ese motivo organizamos una activa propaganda de mítines, conferencias, hojas de propaganda, visitas personales a los electores... el triunfo fue tan rotundo que en Bizkaia y Gipuzkoa el número de concejales abertzales electos dobló el total alcanzado por todos los partidos de derecha e izquierda. Yo creo que el trabajo que realizamos las mujeres fue decisivo.
Julene, ¿cuál era tu mensaje al pueblo vasco?
Hablábamos de la ikurriña, del escudo... de todos los símbolos. Y como hasta ese momento habíamos estado perseguidos y reprimidos, también comenzamos a difundir el mensaje de Arana Goiri. También tratábamos de resucitar nuestro idioma de su desesperante agonía. Yo de chica conocí castigo por hablarlo y no quería que el pueblo vasco volviera a conocer jamás afrenta semejante. Dábamos ánimos a las gentes y tratábamos de sacudir a muchos de una modorra pesada como un mal sueño. Y lo movíamos a realizar acciones concretas.
¿Utilizabais micrófonos en los mítines?
Hablábamos a viva voz, pero a veces también usábamos micrófono.
¿Tienes recuerdo especial de algún mitin?
Sí. El del día de la Madre Vasca. Aquel acto lo organizó Emakume y lo patrocinó el Bizkaia Buru Batzar del PNV. El Frontón Euskalduna estaba lleno de bote en bote y aun en la calle había una multitud. Presidió el mitin Luis Arana Goiri y aquel día hablábamos Polixene, Haydee Aguirre, María Teresa Zabala y yo. Estaban presentes todas las agrupaciones de Emakume de Euskadi y, haciendo corte a la presidencia, había 56 banderas de otras tantas asociaciones de Emakume. Se leyeron infinidad de telegramas de otras tantas asociaciones de Emakume. Fue un día de gozo y de fiesta y en el que era jubiloso sentirse mujer vasca.
¿Tuvo problemas Emakume con la autoridad?
Continuamente. Recuerdo que Polixene y Haydee Aguirre fueron detenidas por negarse a pagar multas que consideraban injustas. También a la oradora M. Teresa Zabala le multaron por su conferencia "intervención de la mujer en el resurgimiento patrio". Bueno, es una larga historia de multas.
¿Tuviste algún problema?
Sí. Una vez en Pasajes en un mitin con Luciano Ocerin. Fue algo relativo a una frase del mitin. Fuimos denunciados y gracias a la intervención brillante de José Mari Lasarte no tuvimos castigo.
¿Trabajaste mucho en favor del Estatuto?
No paramos. La campaña electoral fue agitadísima, pero afortunada, enteramente triunfal. Emakume tomó parte activa en la campaña divulgativa de lo que era el Estatuto. Las emakumes no solamente hicimos una campaña oral y escrita, sino una entusiasta labor personal de captación de votos. Formamos parte de las Juntas de Propaganda y la Electoral y el día de la elección estuvimos en las mesas. Todo esto explica el resultado aplastante en pro del Estatuto, pues conseguimos un 84 % de todo el censo electoral.
Julene, ¿consideras, hoy en día, válido un mitin como medio de propaganda o crees que este tipo de contacto con el pueblo está desfasado?
Hace cuarenta años resultó válido en nuestro pueblo. Se hizo mucho mitin popular y el pueblo conocía a sus líderes de trato directo. Si hoy es válido o no, no sabría decírtelo, pero por lo que veo en todas las elecciones democráticas del mundo se sigue utilizando.
¿Qué gente acudía a los mítines? Venía mucha gente y hacíamos mítines, incluso los domingos. Era el pueblo el que quería escuchar lo que nosotros, que éramos pueblo, hablábamos para él y con él. En general, los mítines los dábamos en lugares abiertos, en campas y frontones... bueno, era un buen escenario para la cuestión vasca.
¿Tienes algún recuerdo especial de los oradores que estuvieron contigo en aquellos años de rayos y truenos?
Fueron tantos... José Antonio de Aguirre, que era fogoso, con garra y arrastre, con aquella voz sonora y el gesto decidido. Polixene, fuerte y vigorosa. Telesforo Monzón que sabía hablar hermosamente. Irujo, como un torrente... con él hablé una vez en la ribera Navarra, a la sombra de un árbol enorme. Y estaban Altzeta, Zabala, Basterra, Ocerin... ¡eran tantos!
¿Tenían los demás partidos una fuerza como Emakume?
Yo creo que no. Aunque Dolores Ibarruri se distinguió como oradora comunista, fue la única, al menos que recuerde. Yo pienso que se dio más en nosotros y en mayor proporción participamos en mítines y labor proselitista.
Julene, cuando llegó el año 36 ¿qué pasó contigo?
Fue terrible... pero continuamos trabajando, aunque nuestra actividad cambió porque entonces tuvimos que organizar puestos de urgencia en los frentes, en los hospitales. El PNV compró todas las existencias al Ropero Vasco y lo puso a disposición de las Emakumes en beneficio de los gudaris y refugiados. Las casas de Emakumes se convirtieron en talleres de preparación y confección de ropa para gudaris. Atendíamos a los Hospitales, Bancos de Sangre, comedores ¡hicimos tanto en tan poco tiempo y en tan adversas condiciones! Pero sólo cuando estuve en aquel horrible refugio de Gernika comprendí el espanto de la guerra, la injusticia atroz que quería acabar con nosotros, como pueblo, de la faz de la tierra.
Julene, ¿qué ha sido el exilio para ti?
Yo amé apasionadamente mi país y le serví en la forma en que pude serle útil. Jamás creí que iba a estar cuarenta años apartada de mi tierra y de mi pueblo y aunque en el exilio hemos reconstruido un mundo que responde en cierta manera a nuestras raíces, siempre hemos mantenido la esperanza de volver. Siempre hemos pensado que alguna vez el cielo de Euskadi protegería nuestros sueños.
¡Agur, Julene!»
En esta entrevista hemos tenido la colaboración de Iñaki Anasagasti.
(Revista GARAIA – Septiembre, 1976)
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