¿UNA ACADEMIA DEL EUSKERA BIZKAINO?
En la primera quincena del mes de noviembre pasado, si bien recuerdo, un benemérito religioso euskeldun vino a visitarme con una consulta.
—Reconocería usted la escritura de Sabino Arana?
—La escritura de Sabino Arana es demasiado característica para que la pueda confundir con otra escritura cualquiera.
—Dígame entonces si este escrito es de Sabino Arana, me dijo alargándome un folio escrito a mano.
—No cabe la menor duda. Tiene usted entre manos un escrito del mismo Sabino. Y para que se convenza por sí mismo, ahora mismo le traigo unas cuarenta cartas suyas autógrafas, para que pueda usted compararlas con la hoja que tiene entre manos.
El religioso se convenció plenamente de la autenticidad de su documento al cotejarlo con las cartas.
—Sí; es ciertamente la misma escritura. Debo decirle que esta hoja no es más que la primera página de unos doscientos folios que hemos encontrado y que constituyen el texto de una Gramática Vasca. Estaba entre los papeles del finado padre X., insigne escritor euskérico. Como la escritura no era de dicho padre, pensé que bien podía ser de Sabino Arana, pues ambos mantuvieron bastante contacto. He querido cerciorarme de ello».
Ahora bien, ¿cuándo escribió Sabino Arana dicha gramática que el religioso tiene en sus manos y que no consta en sus Obras Completas?
En una carta a Arriandiaga, escrita el 15 de agosto de 1901, Sabino Arana le explica sus desavenencias con el señor Unamuno, en sus años juveniles, por sus ideas anti-religiosas y anti-vascas. Y añade a continuación:
'Unamuno abandonó la euskeralogía y desistió o dejó por entonces de hablar de las cosas de nuestro pueblo, y se dedicó a la filosofía y a la literatura.
Antes de esto pretendió, a la vez que Azkue y yo, la cátedra de euskera. Yo presenté un programa completo de Gramática. Azkue presentó el título de ser hijo de un poeta euskeldun; en aquella fecha hablaba mal el euskera (según confesión propia), pues lo había olvidado en la carrera, y no lo conocía gramaticalmente. Unamuno no sé lo que presentó; era autor de un regular número de artículos sobre la lengua. Yo, al solicitar la plaza, renunciaba al sueldo, pues me sobraba el afán que tenía de hacer conocer la lengua patria a los compatriotas que lo ignoraban. La mayoría de los diputados se inclinaba (así me constaba) en mi favor: mis ideas nadie aún las conocía. Pero el diputado Larrazabal, amigo de Azkue y amigo de mi difunto padre, me escribió suplicándome retirara la solicitud, para que el nombramiento recayera en Azkue, joven clérigo despejado que tenía que sostener a su madre y hermanas y al efecto, y para desplegar sus facultades, deseaba establecerse en Bilbao. (Conservo la carta)”.
Sabino Arana se negó a retirar la solicitud. Entonces el diputado señor Larrazabal le jugó una mala pasada. Declaró a sus compañeros de corporación que Sabino había retirado su solicitud. Y Azkue fue nombrado profesor. («Muga», n.° 17).
No hay mal que por bien no venga. De haber logrado el señor Arana la cátedra de euskera, se hubiera visto desbordado por su actividad política, que iniciaba poco después con el discurso de Larrazabal, y no hubiera podido realizar el trabajo u obra que después nos ha legado don Resurrección María Azkue.
Ahora bien, nos podemos preguntar si esa Gramática Vasca hallada en los papeles del finado padre X., y escrita de puño y letra de Sabino Arana, no será en realidad «El programa completo de Gramática», del que nos habla Sabino Arana en su carta a su amigo Arriandiaga y que fue presentado para las oposiciones a la cátedra de euskera. Así parece a primera vista, pues la misma grafía del folio que me presentaron daba la sensación de escritura de un hombre más joven que el autor de otro documento que tengo entre manos en el que Sabino Arana redacta el «Proyecto de reglamento» de una «Academia del Euskera Bizkaino». Y éste data de 1896.
Este otro documento ha llegado a mis manos en un legajo de «papeles viejos» que me ha entregado un buen amigo para que los estudie.
El «Proyecto de reglamento» está totalmente elaborado. Consta de cuatro capítulos con un total de 20 artículos. Ha sido redactado a nombre de la «comisión de la Lengua».
«Academia del Euskera Bizkaino» será su nombre exótico. Constará de quince miembros numerarios y un número ilimitado de supernumerarios y correspondientes. Se señalan las condiciones que se exigen para formar parte de dicha academia, ora como numerario, ora como supernumerario o correspondiente.
La Junta Directiva se compondrá de un presidente, tres secretarios y tesorero, cada uno con sus incumbencias bien especificadas.
Habrá Junta Directiva ordinaria trimestralmente, el día que señale el presidente; Junta Directiva extraordinaria cuando lo juzgue oportuno el presidente, y Junta General de las tres clases de académicos una vez al año.
La Junta Directiva se renovará cada dos años por votación en que tomarán parte solamente los quince numerarios.
Los cargos de la Junta Directiva son todos reelegibles, pero no obligatorios.
Tarea de la Academia del Euskera Bizkaino
1.—La Junta Directiva será la que determine los trabajos que se han de llevar a cabo y señale los académicos a quienes han de ser encomendados».
2.—«Las obras de la Academia se publicarán con el nombre de la misma, incluyendo en lugar visible de la publicación los nombres de los individuos que componen aquélla, g en una advertencia o prólogo los de los académicos que especialmente hayan realizado el trabajo».
3.—«Los académicos batzarkides y los supernumerarios estarán obligados a llevar a cabo los trabajos que les encargue la Junta Directiva. Si se niegan a ello, le expondrán por escrito sus motivos, los cuales serán juzgados suficientes o no por la misma junta; en caso de no hallarlos suficientes, ésta podrá dictaminar la separación del académico».
4.—«Como primer trabajo se señala el coleccionar el léxico escrito y el no escrito, para la publicación de un vocabulario completo de voces usuales primeramente, y más tarde, de un diccionario completo del Euskera Bizkaino».
Este «Proyecto de reglamento» está escrito y firmado de puño y letra del mismo Sabino Arana y suscrito a continuación por Fabián de Izpizúa y Ciríaco de Llodio. Lleva la fecha de 30 de junio de 1896.
Después de estas firmas vienen unas líneas con escritura distinta que dicen:
«Orden. Para el 10 de los corrientes remítanse a BBB dos copias del reglamento presente: una de ellas le será devuelta signada a la academia, y la otra quedará en poder de BBB.
Archívese este documento. BBB.
Existen todavía muchos documentos de Sabino Arana guardados celosamente por familiares de quienes fueron amigos del fundador del nacionalismo vasco. Son documentos que recogen fragmentos de nuestra historia, de una historia apasionante que nunca se logrará aclarar definitivamente del todo, porque la historia nunca será un tratado de Matemáticas, sino un pedazo de vivencias humanas que se interfieren para ir logrando esa comunidad de pueblos a la que cada uno ha de aportar lo mejor de sí mismo. De todos modos, considero extraordinario, y una señal de fidelidad a la figura del maestro venerado, el hecho de que hayan podido salvarse en el período de nuestra guerra, a pesar del terror predominante, y en los casi cuarenta años de dictadura subsiguiente, tantos papeles amarillentos que aguardan todavía que alguien los recoja como reliquias de un pasado que no volveremos a revivir. Sería una lástima que con el tiempo llegaran a extraviarse. ¿No habrá llegado el momento de pensar en recopilarlos para esa historia que todos estamos escribiendo con retazos de nuestra vida y actuaciones?
Jóvenes universitarios nos vienen del extranjero a la búsqueda de documentos para escribir unas tesis sobre los comienzos del nacionalismo vasco, orientados muchas veces por las mismas universidades extranjeras, como ese joven Ludger Mees que, por cierto, ha comenzado por aprender el euskera y hg logrado hablarlo correctamente después de cinco meses de dedicación plena a este empeño. Sería prestarles un gran servicio, y a nuestro mismo pueblo, ayudarles en su tarea de investigación, pues creo que una vez más los vascos seguiremos siendo cortos en palabras y nuestra historia la escribirán los “extraños”.
Mauro Elizondo
(DEIA)
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