Cada navidad la cantaba pero, en realidad, la repetía todos los días, muy bajito en su corazón..." Ator, ator mutil etxera"».
Porque mi padre sólo le pedía al Señor la gracia del retorno. Quería regresar a Algorta para oír otra vez el toque de las campanas de su Iglesia, y al amparo de los viejos altares, recitar los Evangelios y los Salmos. Quería volver a sentir la caricia del viento noroeste y aspirar todos los aromas de tierra húmeda y fragante que él siempre trae consigo. Y suplicaba al Señor la gracia de poder caminar por las calles de Algorta con su nieto -un abuelo siente orgullo de que todos le admiren el nieto- y después de bajar los mil y uno escalones del querido Puerto Viejo, caminar por la arena dorada de Ereaga y recoger de las peñas oscuras el musgo verde para adornar el nacimiento, tal como en los días lejanos de su niñez lo hiciera. Y le rogaba también al Señor por la gracia de conservar intacta la energía para enseñarle al nieto a saltar de una orilla a otra del Gobelas. Porque aún desde el Exilio -donde las casas se vuelven más altas y las calles más anchas- recordaba que el Gobelas era un río pequeño. Aunque fuese el rio más fresco y alegre del mundo.
Mi padre imploraba al Señor la gracia de que sus últimos años pudieran ser como los primeros. Sentir el sol de Vizcaya en los hombros y la humedad toda del sirimiri en el rostro.
Porque, durante treinta años, mi padre caminó bajo otros cielos... y vio nacer sus hijos en nuevas patrias, y plantó los retoños del roble en otras tierras y publicó sus libros bajo otro sol. Pero siempre decía que para él no había rincón más amable que el de la Iglesia de Algorta, ni río más limpio que el Gobelas, ni lluvia más fina que el sirimiri, ni arena más tibia que la de la playa de Ereaga.
Y, es que mi padre amaba a Euzkadi con todo el corazón. Y como era hombre que sabía de Leyes, y sabía de Historia y sabía de Lenguas, había encontrado la verdad, la lúcida verdad de nuestro pasado...y en el amor que sentía por su patria latía el orgullo del hombre que se sabe descendiente de cosas muy nobles.
Mi padre era un hombre que llevaba a su patria dentro del corazón. Y cada uno de sus pasos marcaba el ritmo de la música vasca y cada una de sus palabras tenía acentos del idioma vasco, y cada uno de sus pensamientos tenía aromas de tierra vasca. Y a cada uno de sus hijos quiso llenarlo de tradición vasca
Y cuando la bendición del Señor descendió sobre él y vio su segunda generación mi padre extendió la mano sobre la frente del niño para imprimir en ella la huella del espíritu euskaldun.
Y nos pedía que cantásemos con él ..." Ator, ator mutil etxera"... porque sentía miedo de que sus hijos nos quedásemos sin raíces. El quería que participáramos de su lucha, de su amor y de su orgullo, y que a la marca del carbón encendido en nuestras frentes por ser hijos de su Exilio, uniéramos el halo sacrosanto de sabernos hijos de un hombre que arriesgó su vida y su fortuna y su destino, antes que rebajar su dignidad o renegar de su creencia.
Mi padre era un hombre que llevaba sobre su corazón la cruz del Exilio. Y no hubo una noche entre todas las noches de su destierro, en que al mirar las estrellas no se preguntara cuando le iban a marcar el rumbo de su regreso. Y no hubo un día, entre todos los días de su espera, en que al mirar el sol no se preguntara cuando iba a alumbrar la mañana de libertad de su pueblo.
Por eso, cada Navidad cantaba..."Ator, ator mutil etxera"...y lo decía muy bajito en su corazón, todos los días. Hasta que hubo una noche en que él vislumbró que el Señor le mostraba otra Patria, y de pronto mi padre cantó en voz alta la canción de su Exilio. Y nosotros oímos, por la última vez, aquella voz tan hermosa, y nos dimos cuenta que él nos dejaba. Y entonces, la cruz del Exilio se hizo nuestra, y comprendimos cuánto se puede sufrir cuando no se tiene cerca -al alcance de las manos, de los ojos, del corazón- lo que uno ama.
Y ahora sentimos todos los días la voz, que bajo, muy bajito, como un latido de corazón, nos va diciendo..."Ator, ator mutil etxera…”.
El Junko, Abril 1969
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