Miércoles 25 de noviembre de 2020
Recomiendo la lectura del libro de D. Manuel de Irujo, ”La Guerra Civil antes del estatuto”. Se lee de un tirón. Está muy bien escrito y cuenta cosas interesantísimas como lo que ocurrió la fecha del 18 de julio de 1936 en la capital gipuzkoana.
El libro comienza con la sublevación del cuartel de Loiola y de cómo Irujo con otros cuatro parlamentarios logra la rendición del cuartel. ”Irujo es el negociador, que, conocedor de que la munición de los que rodean el cuartel de Loiola está prácticamente agotada consigue la rendición de los cuarteles en una negociación en la que, como resume el teniente coronel faccioso sublevado José Vallespín, ”el ratón impone condiciones al gato”.
Esto me ha venido al recuerdo cuando este martes se hacía público que el solicitado Cuartel, o Cuarteles de Loiola, serán traspasados, previa negociación, al ayuntamiento donostiarra. Menuda pera en dulce para la propaganda de Bildu hubiera sido esta iniciativa. Algo así como el cumplimiento de la alternativa KAS o poner la bandera en Iwo Jima. Veremos que enmienda de las suyas logran se apruebe.
Los Cuarteles de Loiola, como el Valle de los Caídos, o devolución de la Delegación de la Av. Marceau en Paris, han sido objeto de enmiendas desde el inicio de la transición pero nunca hemos estado en una situación tan privilegiada como la actual para ir logrando, a cara de perro, que nudos históricos se vayan deshaciendo. Y esa es la clave. Si no te necesitan parlamentariamente, no te dan ni los buenos días pero cuando te necesitan es imprescindible estar, saber hasta donde puedes llegar y negociar con criterio de ganar la soka tira. La actual es una oportunidad de oro que hay que aprovecha al máximo. Aquí eso de la izquierda y la derecha no funciona. Tanto eres si tanto me vales. Es la ideología del poder madrileño.
Recuerdo a un ministro cuando le planteamos en su día este traspaso. El hombre enrojeció, se puso de pie y nos dijo con cara feroz: ”Mientras yo sea ministro, la bandera española ondeará sola en los Cuarteles. ¿Qué os habéis creído?”. No nos detuvo de milagro. Era una copia de aquel teniente coronel Vallespín que seguramente pensaría que a los ratones no se les puede dar a comer su queso. Solo le faltó decir lo de Fraga y su cadáver.
Algo así como el titular hoy de un periódicos madrileño que lo ha hecho de esta manera: “El SI del PNV a los Presupuestos tenía un precio: Sánchez echa a los militares de San Sebastián”. Me imagino los comentarios hoy en ciertos despachos de la Brunete.
Seguramente esto traerá cola. Ojalá la negociación se haga rápidamente y el proyecto urbanístico sea atractivo para la ciudad. Recuerdo la chapuza de Odón Elorza con una serie de casas horribles VPO al borde del Urumea. Se puede ser popular y además tener buen gusto y darle aire propio a la ciudad. Mi hermano que vive en Donosti me dice que él haría allí un Manhattan txiki y que seguramente el proyecto va a estar condicionado por los técnicos y no por los que apuestan y piensan en grande. Con este criterio no se hubiera hecho el Guggenheim. No lo sé.
El caso es que gracias al PNV, el ratón ha logrado vencer a un gato al que no había manera de mover desde siempre porque en Donosti, la bandera española debe ondear sola. ¡Buenos son los militares!.
¡Exitazo!
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