UN VASCO NOTABLE, IGNORADO COMO VASCO
Es muy probable que en Europa y en los EE.UU., lugares en los que están ubicados los otros difusores de la cultura universal más prestigiosos, no se conozca la contribución que el pueblo :o ha hecho para la formación ese acervo cultural.
En la República Argentina, país que sin caer en tentadores chauvinismos, podemos conceptuar cómo foco cultural importante en esta parte del continente, el pueblo vasco es conocido masivamente como poseedor de recias condiciones físicas y dueño de sólidas virtudes éticas, pero en general, tampoco se le perjudica participación alguna en la concreción de la cultura universal. Suponemos que fuera de aquí, el concepto equivocado puede haber sido provocado por razones de a geopolítico, que han incidido el desprestigio de todo lo vasco, con la finalidad de mantener empequeñecida la imagen y las pretensiones de Euskalherria.
Pero en esta latitud, pensamos, que las razones que han contribuido a generalizar la creencia de ese concepto falso, han obedecido a otras cosas. Posiblemente, la principal, haya originado en el desconocimiento que tenían del idioma castellano, los primitivos pobladores vascos llegados a estas tierras argentinas. La ignorancia justificada, los hizo parecer como brutos en su vida de ición en el nuevo país de residencia, porque "viniendo de España", era incomprensible que no supieran expresarse en su idioma original (?). Aquellos compatriotas —fundadores de la clase social argentina más alta, aún existente— no supieron explicar que no hablaban castellano porque el euskera fue el idioma enario que los arrulló en su niñez, creciendo en su sana e inconta-nada compañía, hasta llegar a América.
A pesar de esas opiniones negativas, nosotros sabemos que el pueblo co ha sido y es un contribuyente importante de la cultura universal, también sabemos y hora es de que practiquemos intensamente, que los propios vascos, como los má-
ya que según la tónica de los últimos tiempos, sucederá todo lo contrario, porque cualquier realización que contribuya a fortificar la imagen vasca, será minimizada o ignorada por los medios de difusión.
Con ese criterio, el de ocuparnos de nosotros mismos, hoy tenemos una oportunidad magnífica para recordar a una figura universal, que no es conocida como vasca mundialmente, e inclusive, es desconocida como tal por sus hermanos vascos.
El 28 de diciembre se cumplió el 50° aniversario de la muerte de José Mauricio Ravel Deluarte, fallecido en 1937 y considero que es una ocasión inmejorable, para ocuparnos de su personalidad, recordando su vasquismo y su amor por la tierra que lo vio nacer, un 7 de marzo de 1875 en Ziburu (Laburdi). Sus padres fueron un ingeniero suizo llamado Pierre Joseph Ravel y Marie Deluarte, originaria de la casa de Sorrondo de Ziburu, a quien todos sus connacionales conocían por el cariñoso nombre de "Mayi Ttiki".
A los tres meses del nacimiento de su hijo, motivos laborales obligaron al Ingeniero Ravel a fijar su residencia en París. El traslado lo realizaron acompañados por una tía de la flamante madre, a la que llamaban izeba "Gaxuxa". Esta mujer tuvo gran influencia en el futuro del músico vasco y él la llamaba cariñosamente "amaño" (abuela).
El hogar parisiense, en el que creció el pequeño Mauricio, al cuidado de su madre Mayi Ttiki y de Gaxuxa, que le hablaban y cantaban en el acariciante euskera de Laburdi, se convirtió por aquella época, en un centro de reunión de vascos, en el que, según el testimonio de uno de sus habituales participantes "eskuara baizik ez ginuen mintzatzen" (no hablábamos más que en euskera).
En ese ambiente vasco, rodeado de vascos, Ravel fue creciendo. Iba a la escuela y al conservatorio, alternaba con sus compañeros en francés, mas al regresar a su casa, tenía a su madre, a su "amaño" y a los amigos de su tierra vasca, hablándole en euskera.
De esa forma, viviendo materialmente en París, pero residiendo espiritualmente en Euskalherria, Mauricio Ravel fue educándose y formándose, hallando siempre refugio a sus congojas y solución segura para sus problemas, en el cariño y comprensión de Mayi Ttiki y Gaxuxa. Rodeado de ese clima, Ravel estuvo constantemente unido, y a la vez alimentado, por el fino espíritu de su Laburdi natal.
El vasco Ravel, cuando disponía del tiempo necesario, volvía a la tierra vasca y pasaba sus vacaciones en Donibane Lohitzun (San Juan de
la geografía vasca, empapándose con su contenido.
En uno de sus viajes, extasiado ante la contemplación de las Peñas de Haya, nació en él la intención de componer una obra dedicada a Euskadi, a la que titularía "Zazpiak bat". El proyecto, desgraciadamente, no se materializó, por no encontrar un motivo expresivo central. La obra iba a consistir en un concierto para piano y orquesta sobre temas vascos. La inspiración le surgió, durante un viaje que realizó de Iruña (Pamplona) a Lizarra (Estella), regresando por Roncesvalles y Mauleón. Más tarde en su Concierto en sol mayor para piano y orquesta, que data de 1931, y al que Cortot llamó "Concierto Vasco", Ravel utilizó materiales procedentes del Zazpiak Bat.
Según J.A. Arana Martija, "entre todos los músicos vascos de todos los tiempos destaca José Mauricio Ravel Deluarte", a quien además en su libro Música Vasca, lo bautiza como "El vasco universal Mauricio Ravel". La obra musical de Ravel es amplísima y no es el propósito de esta nota ocuparnos de ella. Lo que nos ha animado a escribirla, es nuestro interés en demostrar que Ravel fue un músico vasco, no solamente por su nacimiento, sino por sus caracteres físicos y fundamentalmente, por su amor a la patria y por el euskera que conservó y practicó durante toda su vida.
De sus sentimientos vasquistas dan certidumbre algunos detalles que han trascendido de su vida una de las cartas que escribió fechada por él en Donibane, señalaba a ese lugar los franceses lo llaman San Juan de Luz. Ravel hablaba y escribía el euskera con gran pu, idiomática, y consideraba a los cos del otro lado (Egoalde), xx sus compatriotas. Así lo in expresamente en otra carta, e que encarga al destinatario que entregue unos papeles a Emiliano Arriaga, pues se lo había prometido a ese compatriota y entre ellos la palabra era sagrada.
Ravel fue un hombre profundamente fiel a su familia, muy apegado a sus raíces tradicionales y enamorado de Euskalherria. A punto era de ese talante, que con ocasión de una gira por los Estados Unidos le preguntaron: "Maesxx ¿es usted de ascendencia judía y él respondió: "No; lo desconozco. Si la tuviera no la negaría yo, de ser algo, soy vasco".
Sabemos que en Iparralde se organizado una serie de actos en homenaje, en ocasión del 50º aniversario de su fallecimiento, e los que se destacan: un ciclo de conciertos organizados allí, una posición que se inauguró en el no de Bayona y un monumento se erigirá a su memoria en Zib . Nos agradaría muchísimo, que gún hecho similar se produjera otro lado de la muga, para que tambien Egoalde brindara a este notable de Euskalherria, el homenaje que se merece.
El vasco Ravel Deluarte, con tamente con sus compatrios Mi guel de Unamuno, Pío Baroja, Ignacio Zuloaga, Xabier de Zu , Eduardo Chillida y Jorge Oteyza, constituyen un argumento ixxxble de la calificada contribución que el pueblo vasco ha hecho cultura, durante el siglo XX que estamos finalizando. Ellos, entre tantos otros, representan el espí ven de un pueblo que vive en Europa, elaborando su propia c desd e hace muchos miles de años
Aitaren
(Euzko Deya – Diciembre, 1987)
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