Domingo 31 de enero de 2021
Todos los años recuerdo la historia de este árbol que creo es una magnolia, el caso es que había dos, preciosos, en el Campo de Volantín en la casa donde vivió Joaquín Almunia. Hoy es un edificio mazacote de oficinas. El anterior, lo tiraron sin el menor miramiento.
Uno de ellos, el de pétalos rosados, lo talaron y cuando iban a iniciar la tala del actual, de pétalos blancos, mi ama les montó tal bronca a los jardineros que salvó la vida del arbolito. Gracias a ello ahí está llamativo y precioso y ahí está todos los años siendo de los primeros en Bilbao que florece. Ya empezó a final de diciembre, superó los calores y las heladas y en esta semana estará en todo su esplendor. Jardinería de Bilbao debería restaurar aquel estropicio en años en los que la piqueta y la tala eran de una insensibilidad superlativa.
Y es un buen símbolo este arbolito.Tras el invierno viene la primavera. Tras la pandemia, vendrá la normalidad y con la normalidad la vida en la calle que es lo que nos gusta. Relacionarnos, interactuar, volver a vivir plenamente. Como el árbol amnistiado gracias a mi ama que tuvo el coraje de decirles a los taladores que estaban matando una vida en este Bilbao necesitado de vegetación hermosa y de gentes de buena voluntad. Siempre que llueve escampa. Afortunadamente.
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