Martes 17 de agosto de 2021
A mi sí. Me creí su discurso sobre los derechos humanos, la empatía, la compasión, la búsqueda del acuerdo, la planificación solidaria de las cosas y el sentido común y sin embargo su explicación ayer desde la Casa Blanca sobre el caos afgano era más propio de aquel Trump con su grito insolidaridario de "American First", que el de un hombre de principios cuya decisión ha sido un desastre y sin querer reconocer nada salvo la bravata de que responderá si atacan a los suyos, y, los suyos no son los afganos, las mujeres, los niños y los colaboradores de los que han echado mano en estos 20 años a los que han abandonado a su suerte. Por lo menos la canciller Merkel dijo que habían evaluado erróneamente la situación y que su sensación era muy amarga.
Es notorio que como dice el editorial del NYT el desencuentro entre el Pentágono, la CIA y la realidad es abismal. Una buena noticia sería destituir al jefe del Pentágono, de la CIA y de todos esos ridículos personajes que se las dan de enterados y son incapaces de asumir la tragedia que han provocado. Las imágenes que vimos ayer en el aeropuerto de Kabul es uno de los grandes baldones y de los más graves de una Norteamérica pagada de si misma y sin el menor estremecimiento hacia el dolor ajeno.
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