(TELLAGORRI Nº 112)
Hacen bien "los amigos de la calle Florida" en cuidar el rango, la elegancia y el recato de esta calle de Buenos Aires que es el más delicado y fino exponente de la ciudad en sus aspectos urbano, temperamental, comercial y artístico.
Tiene más sangre y más noche la calle Corrientes; más aroma de café y más barullo de conversaciones en voz alta la Avenida de Mayo; más aire cosmopolita la de Santa Fe, que a la luz de algunos atardeceres suele recordarme ciertas avenidas parisinas; más ruido la de Leandro Alem, conocida por "el bajo", llena de bares, boîtes y cabarets para marinos y gentes de rompe y rasga, dónde el vicio barato se regodea entre bebidas falsificadas, amores falsificados, broncas, botellazos y a veces tiros y puñaladas; más amplitudes y más sol la gran avenida del 9 de Julio, que es la calle más ancha del mundo; más Bancos la de Bartolomé Mitre; pero ninguna tiene el encanto de la calle Florida. Yo no pertenezco a esa extraña sociedad que se titula "Los amigos de la calle Florida", pero soy, desde luego, un íntimo amigo de ella y raro es el día que no la paseo despaciosamente de punta a punta, recorriendo todo su kilómetro de asfalto, viendo gentes y escaparates.