TELLAGORRI (Nº 150)
No nos entenderemos nunca si no empezamos por comprender una cosa bien sencilla: que es el zapato el que debe ajustarse al pie y no el pie al zapato; que es el sombrero el que debe amoldarse a la cabeza, y no la cabeza al sombrero; que es el traje el que debe conformarse con el cuerpo, y no el cuerpo con el traje. Una vez que hayamos comprendido esto comprenderemos fácilmente que es el Estado el que debe estar al servicio del pueblo, y no el pueblo al servicio del Estado, por muy comunista, fascista, nazi o falangista que sea. E inmediatamente comprenderemos que todas las teorías políticas que se asientan sobre una concepción rígida del Estado y en la primacía de éste sobre la nación, con la consiguiente deformación obligada del pueblo a ese molde autoritario, son teorías de políticos con mentalidad de zapateros, de sastres y de sombrereros que no saben hacer trabajo a medida.
El Estado, por muchas vueltas que se le dé a la cosa, no es más que une organización político-administrativa que tiene por objeto servir a los intereses generales de una comunidad nacional y a los intereses eternos de los hombres que la forman. Los totalitarios entienden que el Estado es algo diferente y superior a la nación, y que es ésta, que son los hombres quienes han de estar al servicio del Estado; pero a poco que se mire se le verán las patas a esta sota hegeliana. En efecto, el Estado, totalitario o no, no es una concepción abstracta, no es una idea que vive por encima de los hombres e independientemente de ellos, como una nube, que tiene su vida propia. Por ejemplo en la Luna no hay Estados, porque en ella no hay hombres. Son los pueblos los que hacen los Estados, como son los hombres los que hacen los trajes.
Pero a veces ocurre que la simplicidad de un hombre —en ocasiones algo mucho peor que la simplicidad— lo lleva a creer que las cosas marcharían mucho mejor si todos los pies, todos los cuerpos y todas las cabezas —éstas, por dentro—, también— fuesen iguales. Y se pone a la tarea de la uniformidad. Pero ésto es imposible, los hombres se sublevan contra el intento, y entonces es cuando vienen los argumentos de tipo forestal; es decir, la dictadura.
Pero lo probable es que un dictador no sea otra cosa que una consecuencia natural de los legisladores demócratas que creyeron que redactando una Constitución a base de conceptos ideales elaborados en un estudio con abstracción del cuerpo que iba a servirse de ella, habían hecho algo perfecto; y luego al advertir que esa Constitución no se amoldaba al pueblo a su modo de ser, creyeron que la culpa era del pueblo, de sus defectos, de su deformación y empezaron a apretarle el corsé por medio de guardias civiles, jueces, cárceles y todo el resto. De eso a un régimen de dictadura no mediaba más que un paso, y ese paso se dio en varias naciones con el resultado que todos conocemos.
Nosotros los vascos nunca sentimos gran entusiasmo por el Estado, muchísimo menos por una Constitución rígida: teníamos por ley lo que era “uso y costumbre” y chau. Uso y costumbre, esto es aquello cuya bondad y conveniencia estaba demostrada por el tiempo. En lo de las leyes fuimos partidarios, no de la dura bota, sino de la flexible abarca o albarca que se acomoda a cualquier pie; no del traje encorsetado sino del capusay o capisayo, prenda que por su holgura servía lo mismo para un gordo que para un flaco, para un giboso como para el que fuera tieso como un remo; no del sombrero rígido sino de la boina amable, que sirve para cualquier cabeza.
Desde siempre, los hombres que mejor han sabido mantener estos principios de holgura y de libertad personal, han sido precisamente les que habían renunciado a toda comodidad, a toda holgura y a toda libertad; los frailes No tanto los curas, porque éstos, que no hacen voto de pobreza, llevan, es verdad, un manteo que es un himno a la libertad de movimientos, pero sus sotanas son muy ajustadas, sus tejas son muy duras y sus zapatos muy pulidos, a veces con gran brillo y aun con hebillas de plata. El fraile lleva en la cabeza un solideo o nada, una capa de gran vuelo, un hábito muy holgado, que lo mismo sirve para el Padre Prior que para el Hermano portero, y unas sandalias en las cuates los dedos del pie se mueven a su gusto y toman libremente el aire y el sol.
Pues eso, lo que fueron para nuestros antecesores las abarcas, la boina y el capusay, y lo que todavía son para los frailes el solideo, el hábito y las sandalias, deben ser las Constituciones para los pueblos: algo amplio, holgado, flexible, que protegiéndonos de las crudezas de la vida, cubriendo nuestras naturales miserias, amparándonos en nuestro derecho, velando por el mutuo respeto sean de suerte que no coarten nuestra libertad de movimientos, y que de ningún modo nos obliguen a ajustar nuestro pie al zapato, nuestro cuerno al traje y nuestra cabeza al sombrero. En esto de que hay que amoldar la cabeza al bombín sólo creen aquellos cuya cabeza en efecto vale menos que un bombín. Y si una Constitución "perfecta” es algo inservible y molesto, un régimen dictatorial es un traje de hierro, una armadura, y dentro de ella el hombre no es más que un robot.
Supongo que los vascos, el día que seamos libres —y lo seremos si no cejamos, que no cejaremos- no tendremos Constitución; pero si la tenemos, será una Constitución vaga, imprecisa, holgada, sin contornos, suave, nada casuista. Una Constitución hecha de "usos y costumbres” sancionados por el tiempo. Así vivíamos al menos, hasta que unos hombres extraños que no nos conocían bien y que nos querían mal, nos impusieron una Constitución al gusto de ellos y al disgusto nuestro.
Euzko Deya de Buenos Aires (10 de Diciembre de 1949)
La justicia europea espeta a Llarena que Puigdemont, Comín y Ponsatí no pueden ser detenidos.
https://www.vilaweb.cat/noticies/tgue-puigdemont-immunitat-euroordre-llarena/
Publicado por: Sony | 11/27/2021 en 10:14 a.m.
Boye resume en siete pitos el revés judicial europeo en Llarena por las euroórdenes
https://www.vilaweb.cat/noticies/boye-tgue-euroordres-puigdemont-suspeses/
Publicado por: Sony | 11/27/2021 en 10:22 a.m.
EL PROBLEMA ES QUE MÁS QUE VIVIR EN ESPAÑA..., VIVIMOS EN "LA GRAN CASTILLA"..., AUNQUE LA CASTILLA HISTÓRICA ESTÉ PARTIDA EN MIL PEDAZOS Y DESPOBLADA (ALGO PARECIDO OCURRE CON ARAGÓN).
Publicado por: Sony | 11/27/2021 en 10:25 a.m.
Grata lectura brujo, algo acrata, como debe ser para llegar o mantener el ser. Salud!
Publicado por: dionixio | 11/27/2021 en 03:34 p.m.
Viendo catástrofes cómo la del volcán y recordando que hay que ayudar a esa gente, además de estar España arruinada, me pregunto cómo terminará España.
Publicado por: Sony | 11/28/2021 en 08:11 p.m.
Vamos a por la tercera vacuna, Felipe VI, "solo" se puso una..., y de espaldas (vamos que era él o no...), y del resto de la family, ni sabemos..., luego saldrá en Navidad diciéndole a los demás que se vacunen, un comportamiento 100% Borbón... .
Publicado por: Sony | 11/28/2021 en 09:26 p.m.