Sábado 30 de julio de 2022
El euskera en la Txalupa (Radio Euzkadi) se hacía presente con la emisión de artículos de las publicaciones vascas en euskera y con la colaboración de Andoni Urrestarazu (Azkon).
Tras el fallecimiento de Joseba en 1971 se agudizó la ausencia de euskera ya que él nos conseguía muchas colaboraciones y surgió la figura de Periko Arrizabalaga, un gipuzkoano de Soraluze, residenciado en Gasteiz por indicación de Ajuriaguerra, miembro del Araba Buru Batzar de la clandestinidad, refugiado, viviendo en Biarritz buena persona que comenzó a mandarnos su colaboración que son las entregadas en tres carpetas a la Fundación Sabino Arana.
Me mandaba los artículos dirigidos a mi seudónimo de Iñaki o Ignacio Romero y eran constantes. De 1971 a 1977 lo comentaba todo.
El sobrino de su mujer Iñaki Otxoa, tras el fallecimiento de Periko, se tomó el ingente trabajo de ordenarlas por fechas y pasar del papel cebolla a internet, recopilarlas y tratar de editarlas. Lo iba a hacer y tenía todo preparado para su edición por el Departamento de Justicia, Empleo y Seguridad Social en el 2009, pero la convocatoria electoral lo impidió. El Departamento estaba regentado por Joseba Azkarraga, Consejero sensible a los asuntos históricos. A mí me editó dos libros. El del intermediario de la Cruz Roja, Marcel Junod y el del funcionario de Justicia y Secretario de la delegación de México, Germán Iñurrategi. He de decir que de todos los Consejeros que he conocido nadie con la sensibilidad histórica de Joseba Azkarraga, sobrino nieto de Lur Gorri. Todos los demás, poco sensibles en emprender nada editorial y muy atados a una burocracia que no tenía en cuenta que había que recuperar una historia silenciada por la dictadura.
En su día le entregué al presidente de Euskaltzandia Andrés Urrutia un trabajo en euskera de un gudari que cría malvas en alguna estantería de la sede de la Academia. Y eso que hay pocos trabajos en euskera.
Estas cartas, deberían editarse, porque está en euskera, porque está todo preparado, porque reflejan una época hoy desconocida. No se hará pero por lo menos ahí están en la Fundación para su consulta, demostrando una realidad. La existencia de un equipo, de una radio clandestina y sobre todo de mucha gente anónima que trabajaron como hormigas sin recibir nada a cambio. Una de ellas, Periko Arrizabalaga.
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