Sábado 25 de marzo de 2023
Hoy he tenido dos experiencias callejeras. Una enfrente del Mercado de la Ribera. Esperaba el Metro el pintor georgiano Gugi Gotsiridze Machaveli. He pasado junto a él y me ha parado. Con el primer lienzo, creó su mundo artístico único. Lleva treinta años en Euzkadi, ha aprendido euskera y me ha obsequiado con un diccionario o más bien un pequeño libro que es una guía de conversación con un léxico que contiene palabras de uso cotidiano en castellano, euskera y georgiano. Xabier Kintana prologó en su día el librito.
Cuenta como conoció a David, padre de Gugi, en Tbilisi, la capital de Georgia, en las estancias que realizaba los veranos. Durante la guerra fueron muchos los niños quienes antes de caer Bilbao viajaron a la antigua Unión Soviética. Una de ellas fue Francisca Domingo, hija de un obrero de Sestao, que terminó viviendo en Tbilisi. Allí conoció y se casó con un ingeniero de aviación georgiano Giorgi Machaveli, con el que tuvo cinco hijos. Una de sus hijas, Esmeralda, es la esposa de David y madre del pintor Giorgi (Gugi). Todos ellos viven en la actualidad en Euzkadi. Y como consecuencia de este cambio en sus vidas surgió la obra que me ha regalado. En ella, padre e hijo, han tratado de reflejar las similitudes y contrastes observados entre la Georgia que dejaron en el Caucaso y el País Vasco que encontraron aquí. Nos hemos sacado esta foto y hemos podido comprobar la educación y simpatía de Gugi.
Yendo hacia casa, en la calle Esperanza me ha parado un señor que iba con su hijo. Le he preguntado de donde era. Me ha dicho era de Lima pero su hijo nació en Bilbao y yo le he hecho el clásico comentario troquelado de que podría jugar en el Athletic, pero el padre me ha dicho era del Barca.
Para equilibrar la cosa me ha dicho que su hijo sabe un perfecto euskera y que su padre está muy orgulloso de ello. Hemos hablado de Perú y de Euzkadi y se han ido a pasar un buen sábado, con una familia felizmente integradas.
Dos experiencias mañaneras gratificantes.
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