Jueves 21 de septiembre de 2023
El cartel llamando al Alderdi Eguna este año es el de una pareja de espaldas con dos niños. Es bonito y está bien aunque a esa pareja le faltan los aitites, sin los cuales esos niños no tendrían el ojo familiar encima durante la semana y son esos mismos aitites quienes han sido los grandes cimientos del Alderdi Eguna. Tras 46 años del primero, la inmensa mayoría ya no estará con nosotros el domingo pero estoy seguro que aquellos que estuvieron en aquel día tan emocionante, repetirían. Y es que seguramente las personas que más emoción sienten al acudir a una fiesta familiar de la envergadura de lo que celebraremos el domingo, son las personas de edad. Xabier Arzalluz en su artículo rescatado por Deia de 1990 lo destacaba con emoción porque es algo fundamental. Si el partido no se cansa de repetir que somos una cadena y que esta no se ha roto, no es cuestión de excluir a los aitonas.
Un ejemplo fue lo que se hizo y solía hacer en aquellos años, concretamente en 1986. El Lehendakari Leizaola había cumplido tres semanas antes del Alderdi, noventa años y el lema del Alderdi Eguna, con su pegatina, fue el de “90 años de lealtad”, lealtad de una persona a una sigla, a un país y lealtad de un partido a su pueblo.
Recuerdo la escena porque fue muy emocionante verle izar la ikurriña desde el minarete de sus noventa años al Lehendakari Leizaola culminando una vida donde había sido de todo y todo al servicio de una causa. Escritor, diputado, secretario de la Diputación de Gipuzkoa, Consejero, fundador de la Universidad Vasca, Lehendakari, gran erudito histórico con libros sobre economía, poesía, política. Solo verle con su sombrero, era recordar que aquel venerable señor representaba muchísimas cosas en Euzkadi.
Desgraciadamente esa costumbre de homenajear a una gran personalidad, o a una pareja de afiliados o simpatizantes, o de gente joven prometedora, ha sido sustituida por el izamiento de la ikurriña por todo el EBB. Me apena que el EBB no deje ese honor a la gente de la base que por un momento, ve la campa desde arriba y recibe el aplauso de todo un gran movimiento cultural y político. Ojalá se recupere aquella buena costumbre de honrar a los mayores y a las promesas. Honrar-honra. La cercanía empieza por casa.
Comentarios