Lunes 18 de septiembre de 2023
La víspera de los Alderdis solía organizarse una acampada, con música, fiesta, convivencia y charla. Aquí se le ve al presidente del EBB hablando con los jóvenes de EGI. Bonita y real foto. A ver si le encuentran a Josu Jon Imaz en la instantánea, que también fue joven. Eran tiempos de la negra actuación de ETA. La fotografía está sacada en Gasteiz (Salburua) en 1987. Arzalluz les repetía que la Goma 2 de un joven vasco normal, como eran ellos, era el euskera y la tecnología frente a las prédicas de la IA que eran manifestaciones todos los sábados, pancartadas puño en alto y mucho griterío con la consigna siniestra de “Iraultza ala Hil. Ya vemos quien ganó la partida. Conviene recordarlo.
No sé si se sigue haciendo esta concentración ni que seguimiento tiene. Yo este año hubiera organizado un concierto con grupos punteros. Ruido y juventud así como reivindicaciones claras y repetidas. Y es que se le oye muy poco a EGI decir lo que hacen o lo que denuncian y creo que deberían tener más protagonismo que la sola actuación en el mitin. Hay muchísimas banderas que no se recogen y que un joven las debe enarbolar. No todo son los temas de siempre. No hay que olvidar la Independentzia, pero todo no debe quedar resumido a ese grito poderoso de aplauso seguro. Un joven de hoy vive rodeado de mil motivaciones y ésta precisamente hay que despertarla con trabajo, emoción e inteligencia, no con el plato precocinado de siempre.
Que no se me diga que eran otros tiempos pues eso ya lo sabemos. La pregunta es si eran mejores o peores y yo creo que mejores. Más generosidad, más inquietud, mayor entrega, más debate, más curiosidad, más solidaridad. Esa consigna de que ahora es distinto todo, es solo una excusa para no trabajar.
Un joven de hoy tiene mucho trabajo por delante si tiene un mínimo de vocación política. En el Barómetro Global de Open Society dice: ”El 42% de los menores de 36 años en todo el mundo creen que el mejor régimen político es una dictadura militar”. Y no hablemos de la natalidad cero.
Y un apunte que cada vez chirría más. Hoy hay un mal que se extiende de manera implacable por los actos con cargos públicos presentes y es el cuadrillismo. Los chicos con los chicos, las chicas con las chicas. Los consejeros con los consejeros, las consejeras con las consejeras. Los concejales con los concejales, las concejalas con las concejalas. Los diputados y senadores y los parlamentarios con ellos mismos. La cuadrilla sublimada. El ombliguismo. Van hasta el baño juntos. Eso no ocurría antes. Arzalluz era un fustigador de este gregarismo absurdo, tan endogámico y tan poco político. ”Los cargos públicos -nos decía- tienen que estar con la gente que tiempo tienen para estar entre ellos”. Él tenía mucha gente que se le acercaba, le pedía fotos y autógrafos pero siempre iba con su familia. Y le sacaba de quicio el cuadrillismo. A muchísima gente también. El rebaño institucional, el gubernamental, el foral, están de más. Den ejemplo de cercanía y horizontalidad en este Alderdi Eguna.
¿A que tengo razón?.
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