Lunes 26 de febrero de 2026
Ya sabemos que el mundo de los jerarcas del fútbol profesional es opaco y obsceno. Luis Rubiales, la personificación de ese mundo antidemocrático y machista, concebía todos esos tejemanejes más con criterios de sociedad secreta que como un servicio a la comunidad deportiva.
Todo eso está pudiéndose ir desmontando a raíz de la manera en que Rubiales trató públicamente a la futbolista Jennifer Hermoso. Se vio públicamente tan solo la punta de un iceberg de comportamientos inaceptables. Pero es que Rubiales actuaba así porque creyó que la impunidad le protegía.
Pero Rubiales no estaba solo. Tenía sus peones en las distintas Federaciones, a los que pagaba y muy bien. Es algo que debe saberse porque todavía siguen apalancados.
De ahí que para ellos la limitación de mandatos fuera inconcebible. El poder lo da la permanencia, y para sostener semejante estructura se compraba el silencio, el servilismo y la continuidad, mandato tras mandato. Algo inaceptable que cualquier partido democrático no puede tolerar.
No es de recibo que el Sr. Iñaki Gómez Mardones, eterno presidente de la Federación Bizkaina de Fútbol, con semejante padrino e historial, y apoyándose en el silencio de los intereses cruzados, pretenda un mandato más, siempre uno más, cuando lo que se impone, como en las cuadras sucias es sacar los bueyes, limpiar el establo, y meter otros bueyes limpios, un símil habitual en estos casos, y con respeto siempre a las personas honradas.
Seguro que un jubilado, un profesional liberal, un funcionario, e incluso un Lehendakari no cobra estas astronómicas cantidades. Y hay que saberlo. Y sobre todo revisar este abuso de situación dominante. ¿Cuál es el aporte de este tipo de gente a la sociedad para que tengan semejantes emolumentos?.
Como directivo de la Real Federación Española de Fútbol, con su adhesión a Rubiales desde la llegada de éste al poder, ha venido cobrando 90.000 euros, cantidad que no ha sido aprobada por la Asamblea de la Federación Bizkaina, como correspondía desde un inicio. Si alguien denunciara aún hoy esta situación, superando el temor a hacerlo, Gómez Mardones debería devolver estos increíbles emolumentos. Podría llegar pronto ese momento.
Hay más. Al ser nombrado recientemente responsable de Mutualidades de Jugadores Españoles, esto le supone a Mardones 30.000 euros más, a añadir a los 90.000. Es decir que el Sr. Gómez Mardones gana nada menos que 120.000 euros de la Federación Española, que fue la bicoca que le puso Rubiales y le han mantenido sus sucesores.
Quizás por eso le defendió y dijo que Rubiales y su mandato habían sido “impecable”. Hasta el mismo momento en que el motrileño cayó finalmente en desgracia, claro.
Esa retribución tenía que haber sido previamente conocida con exactitud, con su concreto destino, y con las consecuencias en la postura, postrada, a mantener por su presidente en Madrid, por la Asamblea de la Federación Bizkaina, soberana pero nunca conocedora de este gran beneficio que es personal, y que condiciona los apoyos de Mardones respecto al fútbol bizkaino y vasco. Es algo obsceno cobrar semejantes cantidades para las reales responsabilidades asumidas, dineros que nada tiene que ver con un electo que se diga que está “para servir al fútbol”. Así cualquiera se desjubila. Un abuso al que ya toca poner fin.
Pero no solo esto.es el caso también de la designación de familiares en labores de la Federación, incluido su propio hermano al frente del Comité de competición de Bizkaia. Todo atado y bien atado para conseguir el favor de los clubes. Obsceno también, y contrario a los principios de buena gobernanza de nuestra flamante legislación, lo que también tocará considerar más pronto que tarde.
Cuando se habla de cambio de ciclo, también hay que cambiar este viejo ciclo. Ahora la pregunta clave es si se desea que esto continúe así, o si se acabará la omertá siciliana en el fútbol bizkaino y vasco.
Este dato nos dará la clave de si somos o no una sociedad con valores democráticos.
Confiamos en que nuestras Instituciones, y en concreto el Gobierno Vasco sea el que depure esta cloaca haciendo cumplir la ley, siquiera por la vía de la limitación de mandatos, que es a lo que le obliga la ley vasca del deporte. Otra manera de depuración sería más traumática, pero también posible.
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