Lunes 24 de junio de 2024
La fotografía, muy bonita, es de un mitin en La Casilla en 1998. El Lehendakari Ardanza, de forma simbólica, le entregaba a su Vicelehendakari Juan José Ibarretxe el testigo. Aquello estaba lleno a rebosar y la gente emocionada aplaudía a rabiar. Dos Lehendakaris que han marcado impronta. Uno lo fue catorce años y otro diez. Desgraciadamente cuando hay un cambio de las características de estos días se omite poner en perspectiva la historia. Creo se deberían hacer reportajes y menciones que pusieran la historia en un plano general. La pedagogía continua en política es imprescindible y desgraciadamente no se hace. ¿Se hará?. No estoy seguro. Fascina lo nuevo en esta sociedad carcomida por el adanismo más feroz.
La fotografía bajo el Árbol de Gernika este sábado con todos los Lehendakaris fue junto a la Jura, lo mejor de la jornada. Era la imagen de la continuidad y el respeto. Quizás faltó en esa imagen la hija del Lehendakari Ardanza que estuvo en el acto del sábado. Hubiera sido la foto de la cadena que no se rompe. Por eso saco esta foto hoy de Ardanza e Ibarretxe. No hay peor soledad que el olvido.
Recuerdo la toma de posesión del Lehendakari Carlos Garaikoetxea en abril de 1980. Eramos sesenta parlamentarios y no setenta y cinco como ahora por un aumento erróneo de quince que se hizo en su día, pero aquel acto de 1980 fue fulgurante. Veníamos del exilio y la represión, el Lehendakari Leizaola había vuelto del exilio en diciembre de 1979 y Garaikoetxea, navarro y euskaldunberri tenía 42 años, era presidente del EBB y del Consejo General Vasco, dos sombreros que le habían permitido negociar con el presidente Suárez el Estatuto de Gernika. Un Lehendakari de diseño, como así lo calificaron. Eran momentos de gran esperanza. Mucho más que ahora.
Le vi el sábado a Garaikoetxea, con 86 años, lógicamente disminuido en su movilidad por la edad, pero siendo tratado por todos con gran consideración, como es de bien nacidos. Pero seguramente a la gente joven, si alguno vio el acto, la persona y la foto nos les ha dicho nada. Y esa es un poco la tragedia de una sociedad a la que se le llena la boca hablando de identidad y para ella solo vale lo actual con esa consideración de que ante santo nuevo el viejo ya no hace milagros.
Todo es efímero y más en política, todo nace y muere en un instante. Confío que el Lehendakari Pradales lo tenga en cuenta y vea en esa imagen del sábado una realidad humana, que algún día él también vivirá, y trate de hacer pedagogía con el tracto de la historia.
No se puede vender un producto, sin conocer la marca.
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