Lunes 2 de septiembre de 2024
Bakio y otras localidades están llenas de pancartas parecidas. Si todos los Partidos y Asociaciones, con el mismo derecho, hicieran lo mismo, el pueblo sería estéticamente impresentable por descuidado y feo, aunque toda reivindicación sea legítima
Para eso hay normas municipales que regulan estas peticiones de lo contrario se fomenta la ley de la selva. En Bakio gobierna Bildu, pero no hace nada ante estas irregularidades, no vaya a ser que les achaquen que atentan contra la libertad de expresión. Son los mismos que no quieren aerogeneradores porque rompen el paisaje, mientras propician energías verdes. Lo de ellos es el caos, sin leyes, sin regulaciones, hasta que acceden al poder. Cuando lo hacen, no se mueve absolutamente nadie.
Si un partido no es capaz de entender que la convivencia hay que regularla y como decía Benito Juárez, en frase antológica, que el respeto al derecho ajeno, es la paz, apaga y vámonos.
En mi último post ha escrito Eretza una reflexión que pone el dedo en la llaga ante este mundo que cree que en sociedad pueden hacer todo, sin regulación alguna. Sus reivindicaciones entran en la sospecha, cuando no respetan otros derechos, entre ellos, el de mantener ordenado, limpio y estéticamente bonita la localidad donde vives.
He aquí lo que nos dice Eretza.
El pasado 11 de junio, el secretario general de Sortu, Arkaitz Rodríguez y el jefe del Departamento de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Cuba, Emilio Lozada García, firmaron en La Habana un acuerdo de cooperación, que tenía por objeto, según recoge la web de Sortu: «que nuestros respectivos pueblos continúen dibujando juntos la cartografía de un mundo libre de toda opresión, explotación y dominación».
El 29 de julio, en un tuit publicado, el secretario de Sortu, después de trasladar desde el País Vasco-Euskal Herria y en nombre de la izquierda patriótica vasca, la más calurosa enhorabuena a Maduro por tan importante victoria, decía que «Cuando la dignidad se hace costumbre, no hay reacción ni imperio que la detenga».
Efectivamente, la dignidad se ha hecho costumbre en Venezuela. Se ha hecho tan costumbre que aunque unos cuantos millones de venezolanos se hayan largado de ese paraíso de dignidad y se les pongan todas las trabas para participar en el proceso electoral y, aunque, de los que votaron, todo indica que la oposición salió netamente ganadora, el régimen, instalado en la dignidad, ni accede a publicar las actas de los resultados electorales ni tiene mayores problemas en amenazar con la cárcel a quienes fueron a los elecciones y reclaman que se respeten los resultados.
A esto se le debe conocer como ir dibujando la cartografía de un mundo libre de toda opresión, explotación y dominación. Y mientras tanto, las izquierdas democráticas de Chile, Brasil y Colombia sacando las vergüenzas de nuestros izquierdistas gourmet. Hamaika irakurtzeko jaio ginen.
Sinceramente, y salvo que la incomprensión sobre la postura de Bildu (o sea, Sortu) en relación con Maduro y lo que está pasando en Venezuela sea retórica, no comprendo la incomprensión.
La izquierda patriótica vasca es una organización de extrema izquierda que hace ya mucho que nos ha ilustrado sobre cuáles son sus modelos (nunca, nunca, nunca, los estados de derecho del mundo occidental). Como he dicho al principio ,el pasado junio, el secretario de Sortu suscribía en La Habana un acuerdo de cooperación con el Partido Comunista Cubano, que tiene por objeto que «nuestros respectivos pueblos continúen dibujando juntos la cartografía de un mundo libre de toda opresión, explotación y dominación».
Parece bastante claro que, para el régimen cubano (y para los que cooperan con él), un mundo libre de explotación y dominación no incluye un mundo con elecciones libres, derechos de asociación, manifestación… Las elecciones son una herramienta más del «pueblo trabajador» para alcanzar el poder, pero, alcanzado, se puede prescindir de ellas (o de sus resultados, si se tiene el descuido de perderlas).
¿Cuándo han sido las últimas elecciones libres en Cuba?… No hacen falta, tan simple como eso. No vaya a ser que el imperialismo acechante vaya a enturbiar las mentes del libre pueblo cubano.
En ese sentido, tampoco es novedosa la posición de Bildu respecto a la extrema izquierda del resto del estado. Miriam Vázquez nos dice en DEIA, que el 10 de agosto «Diputados de Sumar, EH Bildu, Podemos, BNG y las CUP firmaron un documento de apoyo al proceso electoral, que daba legitimidad al recuento oficial del régimen de Maduro. Entre las firmas se encontraba la de Marije Fullaondo, diputada de EH Bildu.»
Antes, el 29 de julio, el secretario de Sortu que había suscrito un mes antes el acuerdo de cooperación con el PCC, lanzaba un entusiasta mensaje de enhorabuena a la victoria de Maduro y decía que «Cuando la dignidad se hace costumbre, no hay reacción ni imperio que la detenga». Eso es, ni la reacción ni el imperio van a poder con la dignidad hecha costumbre en Venezuela, ni aunque los venezolanos que pudieron votar (después de que unos cuantos millones se hayan largado del paraíso de dignidad) digan otra cosa con su voto.
Puestos a exponer incomprensiones, más incomprensible resulta que esas posiciones tengan un respaldo de 27 parlamentarios en el Parlamento Vasco. Eso sí que es para varias tesis doctorales.
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