Lunes 11 de noviembre de 2024
Recibo en mi post estos tres comentarios:
Iñigo Mendia
Anasagasti recordó en su blog que Bildu felicitó a Trump en 2016 por su primer triunfo. Y lo cierto es que no desentona esa felicitación, porque lo que une a Bildu con Trump es precisamente el populismo. Hoy Bildu no dice nada porque Trump está alineado con «Sandiego» Abascal (Trump dixit), pero su triunfo es el éxito de ese populismo iliberal que, se vista de derecha, de izquierda o de nacionalismo, se impone a marchas forzadas en el mundo democrático. Trump hace diez años justos no era nada más que un payaso de TV que se dedicaba a vender crecepelos en la Teletienda y a hacer cameos en teleseries. Y hoy no es solo presidente de EEUU ni es solo el primer presidente en 125 años en tener dos mandatos no consecutivos.
un tipo disruptivo en la Historia porque no es un presidente conservador más. De hecho, podría haber ganado con el partido demócrata o como independiente. Inaugura un tiempo de política iliberal que pone a prueba las costuras de la separación de poderes, con la aprobación cómplice del pueblo. Y esto puede pasar aquí. Y nos puede costar muy cara. Quién lo iba a decir cuando presentó su primera campaña en 2015 y ni le dedicaron una pequeña columna en los periódicos. A veces se escribe así la Historia. Espero que el entramado democrático resista a este tiempo de regresión de valores progresistas.
Xabier Ollo
Tres frases del artículo que unidas (y aplicadas a nuestro país y a nuestra sociedad) pueden explicarnos muchas cosas
Los populismos siempre han existido y muchas veces el remedio es peor que la enfermedad, pero peor es negar la enfermedad (entendamos por “enfermedad” los problemas y las realidades que no nos gustan y que no queremos ver, aunque como las meigas “haberlos, haylos”
Este es el verdadero caldo de cultivo de los populismos de todas las cepas y de las propuestas antisistemas que se abren paso en todo Occidente.
Mientras que la “izquierda” (metámonos tambien nosotros en este grupo de “izquierda” –ya que como tal nos autopresentamos), en vez de hacérselo mirar, sigue enfrascada en hablar de bulos subestimando a los electores.
Tomemos nota; asumamos y reconozcamos que esos problemas y realidades que no nos gusta ver existen; analicémoslos en sus causas y efectos; expliquemos a la sociedad estas realidades y su dimensión real; abordemos propuestas de solución, pero que sean realistas y no “bien-quedas”; expliquemos también sus costes y dificultades; …
Es decir, hagamos política real
En caso contrario, no nos extrañemos de que asciendan los “populismos” (llamense vox, podemos o sus equivalentes en Euzkadi)
Hametiknabil
Pues sí, no va mal encaminado el artículo. Trump les ha hablado a los votantes de los problemas que realmente les importan: economía, seguridad, inmigración,… planteando soluciones que tal vez sean difíciles de implementar, pero al menos plasmando las preocupaciones de la gente. Kamala Harris, aparte de ser un producto de laboratorio, se ha perdido en la jungla inextricable del wokismo, segmentando interseccionalmente a la población, con polémicas estériles y sin sentido.
A todos esos que dicen que el electorado estadounidense se ha vuelto loco, que no saben lo que votan, etc. habría que hacerles ver lo que ha ocurrido con la polémica sobre el aborto. Los demócratas han hecho una montaña del tema, ha sido prácticamente el asunto estrella de su campaña. Los republicanos han pasado de puntillas, haciendo ver, como era en realidad, que ese no es un asunto federal y que se debería resolver, como a dictado la Corte Suprema, en cada estado según su legislación. Y a la vista está el resultado. Ha habido estados que se han decantado a favor de de Trump pero que, en referéndums simultáneos en los que se planteaba el tema en cuestión, se han decantado a favor legalizar dicha práctica. Los mismos votantes. Y claro, cuando se plantean temas como el de la inmigración y se supone que todos los hispanos, que no latinos, deben por esta causa posicionarse en contra de Trump, se obvia que los que los inmigrantes que votan, en primer lugar conocen el asunto de primera mano y saben que no es oro todo lo que reluce, segundo que obviamente son ciudadanos yankees con todos los derechos y votan como tales, por sus propios intereses y tercero que muchos de ellos provienen de países de los que han sido expulsados por el progresismo y el socialismo en sus diversas versiones (cubanos, venezolanos, nicaragüenses,…) y que el discurso woke y progresista de “risitas” Harris les causaba repelús.
Podemos seguir así, sin intentar comprender las razones profundas de los ciudadanos de diversas latitudes a la hora de tomar decisiones electorales. No entendimos las razones de los argentinos hace un año, de los franceses, holandeses, italianos, alemanes, austriacos, etc. satisfechos en nuestro hipócrita y fariseo wokismo: “¡oh Señor, te doy gracias porque no soy como esos, antifeminista, antiinmigración, fascista!” No sé por qué me da que aquí en Euskadi y en parte en España tenemos en este aspecto el síndrome del “conductor suicida”: todos van en sentido equivocado, excepto nosotros, claro. Atentos a las próximas elecciones federales alemanas: supongo que volveremos a hacernos cruces sobre lo equivocados y fascistas que se han vuelto los teutones.
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