Lunes 17 de febrero de 2025
Un día de 1982, siendo parlamentario en Gasteiz, me llamó el Lehendakari Garaikoetxea para que le ayudara en el inicio de un departamento de Acción Exterior. Con Gorka Agirre iba y venía a reuniones de la UEDC por toda Europa ya que tanto el PNV como el Gobierno Vasco en el exilio cuidaron mucho la Acción Exterior de un gobierno muy necesitado de ellas y al conocer yo la actividad de un Centro Vasco como el de Caracas, me propuso crear una Secretaría. Le dije que le ayudaría pero que prefería seguir en aquel primer Parlamento Vasco que en abril cumple 45 años y que podría ir simultaneando las cosas. Estuvo de acuerdo y me asignó un despacho en el primer piso de Ajuria Enea donde, con Begoña Ezpeleta, comenzamos a montar un tingladillo.
Lo más urgente era el ir contestando la continua correspondencia que iba llegando de todas partes del mundo, editando la revista mensual Euzko Deya, publicando un librote sobre la FEVA argentina, otro sobre la presencia vasca en Colombia promovido por Patxi Abrisketa, asi como recopilar los artículos de Jesús de Galíndez, editar un gran resumen con todo el Congreso Mundial Vasco de 1956 y un libro con su viaje a Panamá, Caracas y Bogotá en 1983. Hicimos muchas cosas en poco tiempo. Éramos el partido de un gobierno monocolor y se podía estar en misa y repicando.
La crisis que se produjo en el PNV en 1985 que generó su dimisión hizo que el Lehendakari Ardanza nombrara en su nuevo gobierno a Iñaki Goikotxeta para esta función ya que yo había sido elegido diputado en el Congreso. A Goikoetxeta le sucedió Andoni Ortuzar que dio paso a Iñaki Agirre y con Josu Legarreta ocupándose éste de los centros vascos en el exterior. Legarreta era una hormiga viajera y lo llevaba todo muy bien.
Patxi López tuvo su encargado para este menester y el Lehendakari Urkullu nombró a Marian Elorza que tuvo como encargado de la diáspora a Gorka Álvarez, a quien conocí como asistente en el Congreso, un jelkide de Irún que ha logrado en 8 años hacer muchas cosas entre otras y con anuencia del Lehendakari Urkullu dedicar un día de septiembre a recordar a los vascos del exterior, dar asistencia a todas sus necesidades e iniciar algo fundamental: recoger en un archivo todas esas vivencias, como tienen otros países y autonomías, así como ir promoviendo acciones de todo tipo. Su presencia en todas partes llevaban el aliento del gobierno vasco con bonhomía y cercanía algo, que añadido a su permanencia en el puesto, le habían hecho un referente aparentemente insustituible.
Sin embargo y la llegada de un nuevo equipo con el Lehendakari Pradales y tras mantener Gorka la dirección actual de relación con los Centros Vascos sin confirmarle en este tiempo, ocho meses, le anunciaron la semana pasada su cese. Lo pueden hacer y lo han hecho como yo opinar sobre el mismo porque creo se malgasta toda el acervo de conocimientos, contactos, relaciones, planes, la puesta en marcha del Convento de las Clarisas en Gernika. Punto, a la calle.
Afortunadamente ha tenido la oportunidad de encontrar un importante trabajo en el ayuntamiento de Irún como portavoz del PNV a tiempo completo, tras el reciente pacto con el PSE, pero su trabajo era el de la Diáspora, que lo podía haber simultaneado. Como hice yo en su día en lo mismo.
Una de las cualidades que tiene Gorka Álvarez es algo difícil de encontrar en la actual administración que es que te contesten las llamadas, que te pidan conocer experiencias anteriores porque al parecer nacieron sabiéndolo todo, que mantengan esa cercanía del igual, tan importante. Gorka era un todo terreno al que además le gustaba su trabajo.
La anterior responsable de Acción Exterior del gobierno del Lehendakari Urkullu, Marian Elorza con Gorka Álvarez nos reconocieron a Koldo San Sebastián y a mí en un acto en el incipiente archivo todas las cartas, publicaciones, informes, incluso objetos como el reloj de Marceau, maletas o libros que habíamos ido entregando. Y no digo que a los que nos preocupa que la historia no se pierda haya que reconocernos nada, pero si me preocupa y mucho, el trato, el silencio, no tener una administración cercana y mínimamente humana que efectivamente sea una cadena. Por haber tenido una estrecha relación con personas vascas en Panamá puse en contacto al actual gobierno con el actual ministro de Asuntos Exteriores, que estuvo en Vitoría-Gasteiz, y jamás me enteré sobre cómo había ido aquel encuentro. La buena educación no debe ser el fuerte de los actuales responsables.
Y finalmente lamento lo que pueda ocurrir, ya que no se nos ha informado de nada. En el Museo Histórico de María Díaz de Haro trabajaba una persona muy profesional a la que le entregábamos todo lo que habíamos ido recogiendo desde películas y cintas, a todo lo referente a la radio clandestina de Venezuela bajo el gobierno vasco del exilio, fotografías y referencias de los viajes de los Lehendakaris a América. Nadie nos ha informado si esta actividad va a continuar o no. Solo nos hemos vistos sorprendidos con el cese de Gorka Álvarez. No existimos. Eso no es “escucha activa” ni es nada. Solo prepotencia y ausencia de empatía.
Le deseo todo tipo de éxitos a Gorka en el ayuntamiento de Irún, le reconozco, como le reconocen en todas partes su magnífico trabajo de ocho años y me duele que se trate a la gente así, perdiéndose además toda una experiencia muy importante tras ocho meses sin decirle absolutamente nada. Así no creo se debe actuar. Y lo digo desde el respeto y la experiencia de haber sido el primero en este menester con el Lehendakari Garaikoetxea. Así, no.
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