Miércoles 7 de mayo de 2025
La República no fue precisamente un camino de rosas, y menos en el bienio negro, para el Grupo Vasco en el Congreso. A Leizaola le pegaron en el hemiciclo, además de retrasar cuatro años la tramitación del Estatuto, a José Antonio Agirre que era diputado le solicitaron los de la España eterna, levantarle su inmunidad con el fin de juzgarle en 1932.
La historia se las trae.
Resulta que la representación del Ministerio Público en la Audiencia de Bilbao, remitió el 16 de octubre de 1932 al Juez de Instrucción del Distrito Centro de esta Villa, un ejemplar del periódico del PNV, EUZKADI señalando que en la portada se insertaba una información bajo el título de “Una Conversación telefónica con el Sr. Aguirre” manifestando que en tal artículo se consignaban entre otras frases la de “Gora Euzkadi Azkatuta”, que se informaba fue pronunciada dentro del recinto de las Cortes y que, ”ante estas Cortes razonar es perfectamente inútil “.
Ante ello y por el contenido que pudieran ser constitutivas de delito se pedía abrir un sumario para la determinación de los hechos.
Al parecer la querella prosperó y llegó a la Sala segunda del Tribunal Supremo que abrió la correspondiente investigación sumarial y al ser José Antonio Aguirre, diputado a Cortes la remitió al Supremo. El Fiscal alegaba indicios racionales de criminalidad contra Aguirre por la publicación del artículo y por eso solicitaba el correspondiente suplicatorio siendo ponente el magistrado Joaquín Lacambra.
¿Y qué hicieron?.
Pues leerse el artículo de marras. Y se dieron cuenta que la frase “Gora Euzkadi Azkatuta” atribuida a José Antonio y que traducida al castellano significaba “Viva Euzkadi Independiente”, había sido pronunciada en el hemiciclo así como que había sido ya pronunciada por varios diputados anteriormente y que había que tener en cuenta la inviolabilidad por los votos y opiniones que los diputados profieren en el ejercicio de su cargo y que ese hecho impedía al Poder Judicial la intervención que pretendía la denuncia.
Sobre la frase “ante estas Cortes razonar es perfectamente inútil” se consideró que no ofrecía ningún carácter delictivo sino una opinión expresada “con más o menos vehemencia política, que juzgada con severidad no redunda en desprestigio de la alta Institución a la que alude, y que revela, a juicio de este Tribunal un episodio más de las condiciones, a veces apasionadas, en que se debaten los distintos sectores que integran el órgano constitutivo del Poder Legislativo del estado”.
Ante aquello, tan evidente, la sala Segunda del Tribunal Supremo de la República no vio ante el hecho denunciado delito alguno y por tanto no consideró elevar a las Cortes el suplicatorio interesado para proceder contra el entonces diputado José Antonio Aguirre.
También se dijo que había otro caso sobre el grito de “Gora Euzkadi Azkatuta”, expresado por un diputado del PNV en un mitin en el frontón Euskalduna y también se dictó acto de sobreseimiento por no ser delito.
Menos mal que aquella justicia también funcionaba y el Supremo paraba las denuncias de la caverna.
A mí me ocurrió en dos ocasiones. Una por denunciar la financiación de todo aquel montaje de los Foros antinacionalistas de Mayor Oreja y otra por decir en sesión parlamentaria que quizás lo que había que hacer con el Valle de los Caídos era volarlo, como en la película el Puente sobre el río Kwai. Las dos querellas, elevadas al Supremo fueron sobreseídas.
Lo que no conocía era esta vivencia del diputado Agirre por gritar ¡Gora Euzkadi Askatuta!. Ya ven. Grito subversivo.
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