Jueves 5 de junio de 2025
Hoy día mundal del Medio Ambiente he escuchado un comentario estremecedor, creo de un capuchino, sobre lo que está ocurriendo en la Amazonia, ante nuestras narices y sin que una autoridad mundial pare la destrucción del equilibrio mundial y de aquellas reservas. Pronto nos daremos cuenta. Lo ha explicado y contado fenomenalmente. Todavía hay gente en el mundo que se preocupa de los demás.
He estado varios días visitando la Feria del Libro en el Arenal. En la carpa de la Feria estuve en la presentación del libro de Fátima Díez sobre las “Memorias de un Silencio” centradas en la familia Aperribai, superviviente del bombardeo de Gernika y terminaré el viernes asistiendo bajo la Carpa de las presentaciones a la del libro de Almudena Otaola “El Legado que Seremos”, a las seis. Me parece muy bien que una política del EAJ-PNV escriba. No es lo usual.
Y ayer miércoles tuve ración doble. Buena ración. La del veterano historiador Ángel Viñas, a quien conocí en Bruselas, hablando de sus investigaciones en archivos varios y de como le encargaron trabajar sobre “El Oro de Moscú” y el rastreo que tuvo que hacer. Su libro de llama “La Forja de un Historiador”. A su lado, Xabier Irujo que tiene un pie en los Estados Unidos pero siempre que puede está por aquí, presenta un libro o anima una actividad. Fue impresionante lo que nos contó de como llegaban ya muertos los prisioneros a los campos nazis de exterminio, frente a lo que creemos. Allí los hacían desaparecer en los crematorios. No tenía ni idea y fue muy impresionante lo que contó llegando a emocionarse. No es para menos. Su libro “La Mecánica del exterminio” es un escalofriante y meticuloso análisis de los procedimientos para destruir vidas humanas en los campos de concentración nazis llegando incluso a abrirles en canal por si guardaban joyas en su estómago.
Salía del recinto cuando me invitaron a seguir escuchando la presentación del libro de Alberto Bargos Cucó, de Muskiz, sobre su libro en euskera que trata de los conocidos como “Niños de la Guerra”. Eligió tres biografías para narrar todas las vicisitudes que vivieron. Lógicamente el tema me interesó. Todavía vive la hermana de mi aita, Loli, quien con su hermana Paci estuvo en Bélgica. Asimismo en Bélgica fue acogida la hermana de mi ama Begoña Olabeaga y mi suegro Joseba Solabarrieta. En Inglaterra mi suegra Esther Aznar con su hermano Santi. He tenido pues muy cerca a nada menos que seis “niños de la guerra” narrando aquellas peripecias que vivieron. ¡Cómo tuvo que ser aquello tras el bombardeo de Gernika para que de un pueblo tan pequeño como el vasco, más de 4.500 niños tuvieron que huir pues sus padres veían que iban a desaparecer bajo las bombas!. Fue el terror.
A estos datos se le añadía una capacidad asombrosa de comunicación y empatía sobre las tres historias del escritor del libro Alberto Bargos Cucó que me hicieron asistir a un rato muy agradable. Él lo resumió en la necesidad de transmitir a las nuevas generaciones todo lo sucedido. Desde luego con la capacidad de comunicación de Alberto, eso sería fácil y negaría esa especie de que a la gente joven no le interesa lo ocurrido. Comprobé ayer que depende de quien se lo cuente. Su sencillez, gesticulación, y humor nos hicieron pasar un rato muy agradable a pesar de lo crudo e interesante de las historias que contaba.
Una buena tarde. Hoy, el columnista de El País Juan Cruz habla en la Biblioteca de Bidebarrieta de su libro “Secreto y Pasión de la literatura”. Es una buena cabeza. Tuve relación con él en los tiempos madrileños. Sabe mucho. Lo recomiendo. Y mañana, Almudena Otaola.
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