
Jueves 1 de abril de 2021
”El lenguaje condiciona el pensamiento”. Octavio Paz.
La primera derrota política y electoral que recibió Chávez en su ejercicio del poder se la proporcionaron los trabajadores venezolanos en el 2001, estando este en la cresta de la ola en popularidad, cuando tenía el país a sus pies; fue en el proceso electoral para la elección por primera y única vez, de la máxima central sindical que se tenga registro en nuestro país, la CTV; donde Carlos Ortega le ganó al chavismo con el 64% de los votos. El régimen nunca lo perdonó. Fueron los primeros resultados electorales desconocidos en el país, dando origen a una “central de trabajadores” oficialista, en paralelo a la legítima. Los prolegómenos de este agravio a la libertad sindical datan del manifiesto que se pretendía leer una vez ejecutado el golpe de estado frustrado el 4 de febrero de 1992, contra Carlos Andrés Pérez, ya entonces el felón tenía en su agenda golpista, anunciar la disolución de las fuerzas sindicales en Venezuela. Una vez en el poder incluyen en la constitución la potestad del poder electoral, CNE, de “organizar las elecciones de sindicatos, gremios profesionales y organizaciones con fines políticos”, esa arbitrariedad en un país donde el estado es el principal patrón, o sea, zamuro cuidando carne. Hipotecando constitucionalmente la libertad sindical y los convenios suscritos por la nación con la OIT y vigentes desde 1948 en adelante.