Domingo 5 de marzo de 2023

Tengo la impresión que importantes dirigentes de Sortu piensan que el resto de los vascos que no pensamos como ellos somos en realidad estúpidos perdidos y, en consecuencia pueden hacer y decir lo que les da la gana ya que las tragaderas de esta sociedad fuertemente anestesiada y que cada vez valora menos el mérito, la capacidad, la trayectoria, el auzolan banalizarán siempre sus decisiones y sus opiniones tan publicitadas. Igual lo hacen porque los demás les dejamos que actúen así. No deja de ser una sonora perogrullada engolar la voz y expresar que lo que hay que hacer con la guerra en Ucrania es negociar, cuando nadie está diciendo lo contrario, pero esa fatuidad les permite disfrazarse de progres sensibles, muy humanos y con una visión geopolítica que para si quisiera la Sra. Ursula von der Leyen. Para ellos, si de repente te encuentras con 200.00 soldados rusos disparando y bombardeando tu país lo que hay que hacer es ir a la plaza Maidán con unas banderitas blancas y cantando al unísono el Himno de la Alegría de Beethoven. Pensar que porque argumenten, lo que no argumentaban cuando ETA mataba, en relación a la inmensa tragedia que vive el pueblo ucraniano, autodeterminado en 1991, que esto lo arreglan los diplomáticos haciendo reverencias y sacándose una foto en un palacio y alrededor de una inmensa mesa con cuatro flores en la mitad, es insólito lo digan en serio. Omitir la legítima defensa ante semejante agresión denota una absoluta falta de ética, de conocimiento de la historia, de no atreverse a decir que están irrestrictamente con Putin y su corte de mudos mientras se aprovechan en todo de las ventajas del mundo occidental que les permite jugar con ese mentiroso y falso progresismo de apoyar dictaduras sanguinarias porque saben que nadie les dirá en serio nada, y esto, sinceramente clama al cielo. Por lo menos a mí me lo parece.