Domingo 12 de mayo de 2024
Estamos colonizados por la bronca madrileña de “moros y cristianos” y por el baile de escorpiones. No parece España un estado serio sino un patio de vecindad. No es que seamos el Oasis vasco, ni los Niños de San Ildefonso, pero todavía hay clases. Francia, país fronterizo con Iparralde engullida, desde el punto de vista informativo, no existe, porque toda la algarabía de la que nos informan hasta del mínimo detalle está centrada en el patio madrileño, en ese pudridero. Creo que habría que romper con este tufo y cloaca mediática a nada que tengamos un sentimiento nacional vasco por mucho que nos influyan sus peleas de barrio en momentos en los que nos dicen que todo empezó cuando el PP no reconoció la victoria de Rodríguez Zapatero en el 2004. Pues no señores, no es verdad, aunque crean que solo lo importante ocurre en Madrid. Viene de mucho antes. De muchísimo antes y no solo de aquella brutalidad cuando Josu Muguruza va a Madrid y lo matan, o de la campaña de Alfonso Guerra y el Rey contra Adolfo Suárez sino fundamentalmente de un tiempo brumoso cuando el Lehendakari presenta su propuesta de “Estatuto Político” más conocido como “Plan Ibarretxe”. Ardió Troya y valió todo. José María Aznar, como si fuera El Padrino, me lo dijo a la cara: ”Iñaki, el que la hace la paga”. Le faltó solo el gato. Eran los tiempos del Foro de Ermua y del insulto diario bien recogidos por Javier Vizcaino en “El Cocidito Madrileño”, o esta terrible portada de la Razón, dirigida por el Académico de la Lengua española, Luis M. Anson donde no sabemos que es peor, si la portada o el editorial o las noticias envenenadas recogidas un día si y otro también. Aquel grupo lo llamaron “el Sindicato del Crimen” y se le permitió absolutamente todo. Gráficamente lo dijo recientemente el comisario Villarejo: ”el estado y la unidad de España son un bien superior que debe estar garantizado de todos modos”. Ante eso les tildamos de pistoleros de “la Brunete Mediática”, pero claro, éramos y somos vascos y por esto conviene olvidarlo. Al político español le rascas el tocino y sale un jabalí. Arzalluz ante aquel linchamiento no volvió nunca más a Madrid. No sé cómo olvidamos todo esto y nos conformamos con la anestesia madrileña sin poner los puntos sobre las ies. Está faltando romper esa colonización. Y la tenemos a mano. Nos está faltando marcar bien el terreno.
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