En el rally París-Dakar, los componentes de un equipo español estuvieron 100 horas perdidos en el desierto de Tombuctú. La prensa ha reflejado ampliamente la angustia de estos hombres. Hasta que, una vez localizados, pudieron seguir la ruta segura hacia la meta.
Somos muchos quienes en estos momentos presenciamos, entre la esperanza, el escepticismo y la impotencia, otro rally nada deportivo. El rally Madrid-Argel. En el que sólo corren dos vehículos, el del Gobierno de Madrid y el de ETA/HB. Los demás estamos en el desierto de Tombuctú, siguiendo la carrera más por «radio macuto» que por emisoras oficiales. Estamos haciendo política con la brújula en la mano.